Demostraci¨®n de fuerza de Kohl

(...) Al inicio de las ¨²ltimas y decisivas semanas de la campa?a electoral, Kohl se presenta animado por un leve repunte demosc¨®pico y econ¨®mico, y sorprendentemente objetivo para tratarse de una ¨¦poca electoral: Kohl expone buenas razones para explicar por qu¨¦ deben ser los democristianos quienes gobiernen el pa¨ªs durante cuatro a?os m¨¢s, es decir, para mantenerse en el poder dos decenios ininterrumpidos. Sin embargo, el que ahora Kohl se implique a fondo y haga propaganda de ideas m¨¢s s¨®lidas no puede hacer olvidar dos hechos. El primero es que el canciller no puede explicar de forma convincente por qu¨¦ una coalici¨®n que en los ¨²ltimos a?os no ha sido capaz de hacer una demostraci¨®n de fuerza repentinamente va a poner manos a la obra en todo aquello que ha sido notoriamente incapaz de realizar... y no s¨®lo por el bloqueo del socialdem¨®crata Oskar Lafontaine en el Bundesrat. El segundo es que el problema de Helmut Kohl se llama Helmut Kohl. El canciller ignora que el hartazgo que provoca su persona es el elemento que cristaliza las cr¨ªticas a su Gobierno. "Les voy a dar nueve buenas razones para votar al SPD" escribi¨® el candidato social dem¨®crata, Gerhard Schr?der, en un papel no mayor que una tarjeta de cr¨¦dito; "la d¨¦cima se llama Kohl, " concluy¨®. El canciller puede ignorar sin problemas las otras nueve, que no son m¨¢s que vagas promesas y vaporosa ret¨®rica. La d¨¦cima raz¨®n, sin embargo, puede ser decisiva en las elecciones. Y ya no hay tiempo para cambiarlo.

13 de agosto