Hola a todo esto
Ayer empez¨® solemnemente la fiesta mayor de Gr¨¤cia. Un personaje de la tele hizo el discurso inaugural, de lo que se deduce que, sea lo que sea un barrio, tambi¨¦n es una regi¨®n de la tele. Como todo. La vida en la Era Pop es un l¨ªo. Bueno. En todo caso, el se?or de la tele inaugur¨® por 188? vez una fiesta extra?a que, hagan cuentas, nace con la industrializaci¨®n del pa¨ªs y que ha acompa?ado e ilustrado su evoluci¨®n sentimental, en el caso de que este pa¨ªs haya evolucionado sentimentalmente, algo que he llegado a dudar esta ma?ana, cuando en la cola del pan se me han colado tres viejas y una, encima, se me ha rebotado. La cosa empez¨®, por lo visto, en 1817. Ese a?o los franciscanos expulsados del convento de Jes¨²s, en Gr¨¤cia, organizan un Aplec de la Mare de D¨¦u d"Agost. La gente se queda con la copla y, se supone, en poco tiempo le quitan la fiesta a los franciscanos y a la mism¨ªsima Mare de D¨¦u, que encaj¨® el desplante con abnegaci¨®n de madre. La fiesta del 15 de agosto desplaza a la fiesta del patr¨®n de Gr¨¤cia -Sant Roc, el 16 de agosto; de nada-, a la Anunciaci¨®n y a la fiesta de Sant Isidre, patr¨®n de los agricultores, que a lo largo del siglo pasado van desapareciendo en Barcelona, zas, como ninjas, aunque alguna formaci¨®n pol¨ªtica de final del siglo XX a¨²n no se haya enterado. La fiesta gana convocatoria. En 1850, cuando Gr¨¤cia D. F. se independiza, el consistorio de Barcelona decide dejar abierta una puerta de la muralla para que los barceloneses puedan ir a liarla por aqu¨ª arriba en horario after hours. El ¨²ltimo en volver, digo yo, cerraba la puerta. Por esas fechas los vecinos barceloneses que se desplazan a Gr¨¤cia a bailar el boogie-woogie eran alrededor de, guau, 200.000. Las fiestas s¨®lo se dejaban de practicar por fuerzas mayores, como una epidemia -a elegir, fiebre amarilla en 1821 y 1870, c¨®lera en 1834, 1854, y 1865; gripe en 1847- o invasi¨®n de un ej¨¦rcito extranjero de m¨¢s de 100.000 soldados -por cierto, Gr¨¤cia, cuartel general franc¨¦s en 1823, debi¨® de ser el primer laboratorio en el que se aisl¨® al primer charnego, es decir, hijo de catalana y de franc¨¦s de los Cien Mil Hijos-. M¨¢s imponderables que pod¨ªan hacer suspender una fiesta: fusilamiento a go-go de milicianos -1856, 18 bravos milicianos 18-, quema indiscriminada de conventos y, si se tercia, de sus usuarios -1907-, huelga general -1917 y 1918-, o bombardeos italianos y alemanes sobre Barcelona, como en los a?os 1936-1939, en los que el Comit¨¦ de Fires i Festes decide suspender las fiestas y utilizar el dinero para construir refugios, mucho m¨¢s divertidos en caso de bombardeo de f¨®sforo. Hubo momentos en los que Gr¨¤cia opt¨® por una fiesta de medio pelo, una fiesta entre el velatorio y la despedida de soltero de se?or que se casa de penalti, como en los a?os 1872-1874, cuando algunos ciudadanos de Gr¨¤cia hab¨ªan organizado una partida anticarlista y estaban por la monta?a comprobando ampliamente el concepto de fet diferencial. O como en el a?o 1939, cuando s¨®lo se engalan¨® una calle -para m¨¢s risa, la calle de Progr¨¦s-. Los vecinos la decoraron con diarios. Esos papeles de diario patentaban la voluntad de vivir por encima de las dificultades, algo que s¨®lo consiguen hacer las flores y los h¨¦roes. Las fiestas a lo largo del siglo pasado, en todo caso, consist¨ªan en juegos de sortija que, por lo visto, eran los llenapistas del momento -ya saben, uno va montado sobre un caballo o sobre un amigote e intenta insertar un palo en una anilla-; bailes, fuegos artificiales y canciones con los amigos. En ese sentido hay que recordar que Clav¨¦ fund¨® en Gr¨¤cia su primer coro en 1843. Ese coro es importante porque introduce Wagner en Barcelona, una de las ciudades m¨¢s wagnerianas del mundo, s¨®lo superada por Bayreuth y Eurodisney. Clav¨¦, un republicanazo, tambi¨¦n compuso un himno a Prim, que se le cant¨® cuando sali¨® de chirona, en 1860. Esa canci¨®n -Els rigodons d"?frica- por lo visto se convirti¨® en la m¨¢s convocada en fiestas durante mucho tiempo -como una tonadilla de, glups, M¨®nica Naranjo este a?o-. Se supone que el himno se dej¨® de cantar en cuanto Prim bombarde¨® Gr¨¤cia. Tambi¨¦n estaba la cosa religiosa. En la zona de Verdi (antes, Monges), por lo visto se instalaba alg¨²n altar a la Virgen. Por la zona de Llibertat, alguno a Sant Roc -en Llibertat eran m¨¢s roc-queros-. En esos altares se rezaba el rosario y -es cierto, es cierto- se cantaban canciones republicanas. La cosa adquir¨ªa dimensiones de esas fiestas italianas en las que te encuentras a don Camilo y don Pepone con todas las viejas del pueblo lanzando letan¨ªas el d¨ªa del santo patr¨®n. En todo caso, la convivencia entre las diferentes opciones era palpable en Gr¨¤cia. Por lo visto, s¨®lo ha habido enfrentamientos en las fiestas de 1911, cuando en un baile republicano se empez¨® a cantar La Marsellesa y a unos vecinos carlistas les dio por acuchillar a un individuo, sin duda para romper el hielo e iniciar una relaci¨®n amistosa. O durante el franquismo hardcore, cuando un grupo de falangistas que no comprend¨ªa la aportaci¨®n al arte y al mundo del reciclaje de T¨¤pies, quem¨® la decoraci¨®n de una calle, en la que bajo el cartel de Trastos viejos, pocos y lejos, pusieron unas cuantas camisas azules. Por supuesto, la gran cosa de las fiestas eran las calles engalanadas. Ma?ana se lo explico, si consigo superar el posible kata de una dulce abuelita de Gr¨¤cia en la cola del pan.
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