Huellas

Luisillo tiene un enorme tes¨®n y es as¨ª que cada tanto se presenta con su conjunto, siempre le ha interesado el ballet de argumento (rec¨²erdese su Don Quijote, de 1981, y La Malquerida, en 1994). Luisillo ha hecho una versi¨®n del Capricho... con buenos dise?os de Cortezo, a veces cercano al Picasso de Le Tricorne y con conocimiento del folclore astur. Capricho... ocupa un lugar fundamental entre los pilares del ballet espa?ol. Se estren¨® en Montecarlo en 1939, con la intervenci¨®n de Alexandra Danilova, Encarnaci¨®n L¨®pez, La Argentinita, y de su hermana Pilar L¨®pez (que estaba anteanoche en la grada del Conde Duque como ¨²nica y gran testigo de esta hermosa historia de creaci¨®n).Poco despu¨¦s, en 1943, Massine estren¨® la pieza en San Francisco y el mismo a?o la llev¨® al American Ballet neoyorquino, con los dise?os del catal¨¢n Mari¨¢ Andreu, que lo que hizo fue recomponer los cartones que ya hab¨ªa dibujado para la Jota aragonesa, de 1937 de Fokin. En Nueva York bailaron las L¨®pez y Nora Kaye hizo la gitana. La verdad es que sin La Argentinita, Massine no habr¨ªa podido dar en la diana, y as¨ª debe ser reconocido para siempre, pues las L¨®pez perfumaron de autenticidad aquel montaje. Luisillo arma un ballet coral al que le falta calidad en la plantilla masculina.

La segunda oferta fue Carmen, bailada por una Mar¨ªa Viv¨® a la que hemos visto antes en mejor forma. Ella siempre domina el personaje, pues lo lleva asumiendo ya desde hace a?os. Luisillo usa recortes de varias versiones orquestales que no se empastan con solidez. La historia se cuenta con af¨¢n did¨¢ctico, y est¨¢ bien que el torero aparezca de corto primero, pero no es acertado que Carmen luzca peines de brillantes. Tambi¨¦n en lo coreogr¨¢fico se alternan una de cal y otra de albero, con una tendencia al impacto coral para los cambios de decorado fue ingeniosa, teniendo en cuenta las dificultades del aire libre.