Los pescadores liberados denuncian chantajes y malos tratos de las autoridades de Gambia
, Tres de los cinco tripulantes espa?oles del pesquero onubense Briz III pudieron ayer volver a casa para contar a sus familias lo que durante m¨¢s de 70 d¨ªas les ocultaron en las escasas y fugaces llamadas telef¨®nicas: que lo han pasado mal, que la detenci¨®n del barco fue en realidad "un abordaje", que sufrieron culatazos de las ametralladoras y las amenazas de las armas cargadas. Los militares de Gambia, el pa¨ªs donde han pasado m¨¢s de dos meses a base de arroz y chantajes, "s¨®lo buscan dinero", por eso, dicen, "el capit¨¢n y el jefe de m¨¢quinas siguen hoy retenidos all¨ª". El armador a?ade que a¨²n no hay una acusaci¨®n formal contra el pesquero sino "simplemente" que tienen que "pagar para salir de all¨ª".
El Briz III, un marisquero congelador de 36 metros de eslora, 300 toneladas de peso y bandera senegalesa, fue apresado el 2 de junio, hace 73 d¨ªas, en aguas de Gambia cuando se dirig¨ªa a Senegal. En ¨¦l faenaban cinco marineros de Huelva y 16 senegaleses como tripulaci¨®n y llevaba una carga de entre 10 y 12 toneladas de marisco. Les acusaron de pesca ilegal aunque ellos mantienen que en el momento del abordaje no estaban pescando sino que se dirig¨ªan hacia Senegal.El desconcierto de entonces tiene hoy para estos pescadores onubenses algunas certezas: "S¨®lo buscan el dinero. Eso es una mafia. A los compa?eros que estaban en tierra -el capit¨¢n y el jefe de m¨¢quinas- les sobornaban en la comisar¨ªa", recuerda Manuel Cruz, uno de los marineros liberados el jueves y que ayer lleg¨® a Sevilla. "Hoy no pod¨¦is salir", les dec¨ªan, pero dejaban a uno que fuera a la calle para buscar dinero.
"Golpes por todos lados"
M¨¢s de setenta d¨ªas. Tantos, que los familiares de los marinos onubenses perdieron la cuenta pendientes de las escasas y fugaces llamadas telef¨®nicas pre?adas de medias verdades. "?C¨®mo le iba yo a contar a mi mujer que me hab¨ªan puesto una metralleta cargada?". Manuel Cruz tiene grabado el primer d¨ªa en que el barco fue detenido por los militares africanos de Gambia. "Ca¨ªan golpes por todos lados, cada vez que nos cog¨ªan era un golpe", recuerda. Jos¨¦ Antonio Tenorio, de 51 a?os y natural de Lepe, se levanta la camiseta para mostrar a su mujer las secuelas de lo que nunca le cont¨® por tel¨¦fono. "Fue un abordaje, subieron al barco y se liaron a pegar hostias con las culatas", le cuenta.Tenorio es el veterano del grupo que ayer aterriz¨® en Sevilla, segunda escala en territorio nacional antes de regresar a Huelva. ?C¨®mo han sido estos d¨ªas? El pescador baja la cabeza y levanta la mirada llorosa: "Ayer fue el d¨ªa m¨¢s grande y el m¨¢s triste". Dos compa?eros siguen all¨ª y por eso ayer la alegr¨ªa no era completa. "Se han quedado muy tristes y eso que ellos, que estaban en tierra, lo llevaban mejor".
Los dem¨¢s, tres espa?oles y 16 senegaleses no pudieron abandonar un barco vigilado d¨ªa y noche y la convivencia, en las ¨²ltimas semanas, se iba haciendo insoportable. "Hemos pasado los 73 d¨ªas casi a base de arroz en un barco fondeado en la bah¨ªa, sin aire acondicionado".
Pero c¨®mo decir a la familia que "no hab¨ªa esperanza ninguna", "que s¨®lo buscan el dinero" y que, por eso, dos compa?eros est¨¢n todav¨ªa all¨ª, negociando si son 15 u 80 los millones de pesetas de multa que han de pagar por algo que no se explican.
?ngel Fern¨¢ndez, uno de los propietarios del barco afirma: "Nosotros no estamos acusados de nada, hemos estado retenidos ilegalmente y, por lo tanto, no podemos defendernos". Fern¨¢ndez a?ade que a principios de junio llegaron a un acuerdo con las autoridades de Gambia para abonar 15 millones de pesetas a cambio de la liberaci¨®n y la recuperaci¨®n de la carga, "y luego dijeron que no, que era poco, y desde ese momento estamos esperando". Ahora piden 85 millones.
A Senegal, donde se dirig¨ªa el marisquero, han llegado 10 de los marineros de ese pa¨ªs que viajaban con ellos. Los otros seis se han quedado en Gambia al cuidado del barco.
Los familiares de los tres tripulantes de Huelva esperaban ayer en el aeropuerto de Sevilla con una alegr¨ªa enrarecida por la angustia del que no sabe a qui¨¦n va a encontrarse. Juana Reyes lleva 30 a?os casada con Jos¨¦ Antonio Tenorio, que el d¨ªa de su boda ya era marinero. Nunca hab¨ªa pasado por una pesadilla como ¨¦sta en tierras africanas, de la que han salido, en parte por la mediaci¨®n de Biri Biri, el ex jugador del Sevilla que ahora es alcalde de Banjul.
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