El meloncillo
Este diestro carn¨ªvoro tiene en su excepcional olfato su mejor baza para seguir a sus presas
Con la climatolog¨ªa tan suave y h¨²meda que nos ha acompa?ado estos ¨²ltimos meses, los montes del sur han mostrado un aspecto florido y vital que favorecen, y de qu¨¦ forma, a un personaje escurridizo y poco conocido que probablemente se incorpor¨® a nuestra fauna de la mano de los ¨¢rabes en su llegada a la pen¨ªnsula. Bajo las jaras, las retamas, los jaguarzos y lentiscos, entre otros vive nuestro protagonista de hoy, el meloncillo. Desde el mech¨®n de pelo negro con que termina su cola, todo est¨¢ dise?ado en este animal para vivir entre el denso y tupido matorral del monte mediterr¨¢neo. Su pelo denso, las patas cortas y una cola que le permite utilizarla como un tercer punto de apoyo sobre el que se incorpora para otear a su alrededor.Gu¨ªa maternal Cuando la madre se desplaza con sus cr¨ªas, lo hace formando una curiosa hilera donde las colas se ponen por encima de la cabeza dando la sensaci¨®n de una gran "serpiente peluda", tal y como describen las vivencias de algunos pueblos. Dieta variada Para este carn¨ªvoro su dieta tiene como uno de los soportes fundamentales al conejo, al igual que le sucede al lince o al ¨¢guila imperial, pero parece que la disminuci¨®n de la poblaci¨®n de conejos no ha afectado tanto al meloncillo, que tiene una dieta m¨¢s amplia y variada como son insectos, anfibios, reptiles, aves y algunas frutas.Escena de caza Ni siquiera las peligrosas v¨ªboras pueden deshacerse de este ¨¢gil y r¨¢pido carn¨ªvoro, que act¨²a con la suficiente cautela y destreza para capturar a su presa.Ojos para la oscuridad Los ojos delatan que tambi¨¦n la noche es un buen momento para moverse y cazar entre la maleza. Desde su puntiagudo hocico, el olfato se convierte en un elemento imprescindible para apreciar lo que sucede a su alrededor.
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