La joven tigresa del golf
La surcoreana Se Ri Pak, de 20 a?os, arrolla en el circuito profesional con una preparaci¨®n forjada a trav¨¦s de los exigentes m¨¦todos de su padre, un personaje turbulento
Primero fue la Tigerman¨ªa (por Tiger Woods, que ha vuelto al alza en el actual torneo de la PGA), y ahora llega la Pakman¨ªa. El mundo del golf est¨¢ convulsionado. Aunque en este deporte los hombres tambi¨¦n acaparan la m¨¢xima atenci¨®n, el circuito estadounidense femenino mueve millones de d¨®lares igualmente. No hay tantas diferencias en la exquisitez, en la emoci¨®n e incluso en lo f¨ªsico, a diferencia de otras modalidades. Y si de repente aparece una figura que logra los mayores ¨¦xitos desde hace dos d¨¦cadas, con una potencia digna de los hombres, labrada con una preparaci¨®n ins¨®lita, planificada por su padre a base de pesas, entrenamientos bajo la nieve y fuerza psicol¨®gica adquirida con visitas a cementerios, la expectaci¨®n est¨¢ servida. Adem¨¢s, porque ni siquiera es norteamericana. Tiene el misterio asi¨¢tico. Se Ri Pak es la estrella, surcoreana y de s¨®lo 20 a?os. Desde mayo, ha ganado cuatro torneos, dos de ellos de los grandes, el de la PGA femenina y el Open de Estados Unidos, con r¨¦cords de juventud y n¨²mero de golpes. Su drive, a m¨¢s de 100 millas por hora (160 kil¨®metros), supera por cinco a cualquiera de las mejores jugadoras del circuito.
El mundo del deporte ha vivivido ya casos de j¨®venes que han saltado a la fama de la mano de unos padres muy especiales. Los ejemplos en el tenis de Steffi Graf (encarcelado) o Monica Seles (apartado de su lado) han sido muy significativos. La historia se repite. Joon Chul Pak se propuso que alguna de sus hijas le solucionara la vida y parece haberlo conseguido. Para ello ha utilizado su car¨¢cter y las posibilidades que un pa¨ªs como Corea del Sur y una cultura tan especial puede permitir con entrenamientos esclavistas.
Pak tiene en el cuerpo las se?ales de 17 pu?aladas tras un ajuste de cuentas mafioso en 1986, poco despu¨¦s de volver de Hawaii, adonde hab¨ªa hu¨ªdo tras dejar m¨²ltiples enemigos en uno de sus negocios. Sus principios fueron como mat¨®n de night club, pero tambi¨¦n entren¨® perros de pelea, por ejemplo. Pak, al que en Estados Unidos se ha calificado de gangster, cambi¨® de vida al meter a su hija en el club Kumsung, el m¨¢s elitista de Corea, en 1992, y convertirse en su entrenador oficial. El negocio estaba en camino. Se Ri gan¨® varios torneos y en 1995 consigui¨® un contrato con Samsung de m¨¢s de 500 millones de pesetas, por 10 a?os, que ahora ha subido a m¨¢s de 2.000, por s¨®lo tres. El a?o pasado, ya con su padre en la n¨®mina de Samsung como mentor, y su madre de tesorera tras haber sido cocinera, Se Ri fue a Orlando, en Florida, y no a Disney, sino a la famosa escuela de David Leadbetter. Se trataba de dar los ¨²ltimos toques. La joya se termin¨® de pulir. Se Ri es ya la mayor deportista individual de la historia surcoreana y la confirmaci¨®n de los m¨¦todos ultraprusianos de este pa¨ªs, que sin haber ganado apenas media docena de medallas en toda su historia ol¨ªmpica, explot¨® con motivo de sus Juegos de Se¨²l 88. Con una preparaci¨®n tremenda sac¨® ya 19 medallas en Los Angeles 84 y en su casa fue el cuarto clasificado, con 33, incluso por delante de la entonces RFA. El nivel en ciertos deportes subi¨® de la nada al infinito, como en balonmano o en hockey.
Se Ri ha generado una expectaci¨®n extraordinaria en el circuito profesional del golf femenino.Su papel es equivalente al del Tigre Woods. Cada una de sus apariciones es un acontecimiento. Se Ri empez¨® mal estos d¨ªas el Open brit¨¢nico a causa del viento, pero se rifan ya las camisetas con el lema Pak"s Pack (los hinchas de Pak). Y ya ha sido felicitada en la Casa Blanca por Bill Clinton, que no pierde oportunidad para compensar la Lewinskyman¨ªa. Se Ri demuestra que no todo es crisis en Asia. Al menos, en golf.
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