Las moderadas temperaturas del mes de agosto han disminuido la hospitalizaci¨®n de ancianos
La demanda en las residencias para la tercera edad aumenta durante la ¨¦poca estival
Aunque este verano est¨¦ haciendo bastante calor, el ingreso de personas mayores por urgencias en los hospitales no est¨¢ siendo muy alto. Lo mismo ha sucedido en los dos ¨²ltimos a?os. La raz¨®n fundamental es que ha habido d¨ªas con temperaturas muy altas, pero no de manera continuada. Y ese es el verdadero riesgo para las personas mayores: las olas de calor que duran cuatro o cinco d¨ªas. El descenso de la temperatura durante la noche de los dos ¨²ltimos meses ha provocado que el riesgo para la tercera edad haya sido menor. Normalmente, las personas de avanzada edad son m¨¢s proclives en estas fechas a sufrir el denominado golpe de calor, la enfermedad m¨¢s grave relacionada con las altas temperaturas. Esta dolencia se caracteriza porque el enfermo sufre un aumento de la temperatura corporal de hasta 42 grados que no disminuye con ning¨²n tipo de tratamiento m¨¦dico. Asimismo, la persona suele sufrir p¨¦rdidas ocasionales de consciencia y se produce una destrucci¨®n del tejido muscular que influye, junto con la deshidrataci¨®n, en una aguda insuficiencia renal. 20 muertos en 1992 Ha habido veranos de verdadero calor en los que durante cuatro o cinco d¨ªas las temperaturas han sido de m¨¢s de 35 grados, y durante la noche no han descendido de los 25. Es a partir del cuarto d¨ªa caluroso cuando las personas de m¨¢s edad comienzan a acudir a los hospitales con dolencias de m¨¢s o menos gravedad relacionadas con esta ola de calor. En el a?o 1992, por ejemplo, 20 personas fallecieron en el hospital Virgen del Roc¨ªo de Sevilla. El parte m¨¦dico coincid¨ªa: golpe de calor. Al margen de la gravedad que reviste esta dolencia, las personas mayores aquejadas de patolog¨ªas cr¨®nicas corren el riesgo de que con las altas temperaturas sufran una descompensaci¨®n que puede resultar fatal. Estas personas deben evitar tanto las altas como las bajas temperaturas. Y es que el mes de mayor mortalidad para la tercera edad es el de julio, sobre todo para las personas que, en su senectud, est¨¢n aquejadas de patolog¨ªas cardiovasculares. En las ¨²ltimas semanas los hospitales andaluceshan notado el aumento de ingresos por urgencias, a medida que han aumentado las temperaturas. No son pocas las ocasiones en que los propios ancianos se niegan a ir de vacaciones a lugares con sol y playa. Las altas temperaturas que asolan el pa¨ªs durante los meses de julio y agosto hacen que m¨¢s de uno prefiera quedarse en una residencia con aire acondicionado. Durante la ¨¦poca estival aumenta en gran medida la demanda en las m¨¢s de 400 residencias, p¨²blicas y privadas, que existen en la comunidad andaluza; y las plazas ¨²tiles -20.676 seg¨²n un estudio del Instituto Andaluz de Servicios Sociales- no son suficientes, con el consiguiente aumento de listas de espera en los centros p¨²blicos. Mucha gente no puede permitirse pagar las alrededor de 90.000 pesetas al mes que cuesta una residencia privada. Huir a los pueblos Otras veces, los ancianos prefieren refugiarse en sus pueblos de origen, como alternativa a las residencias. Seg¨²n la Federaci¨®n de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM), en las ciudades, cuando llega el calor, las asociaciones notan una disminuci¨®n de afluencia en torno al 50% de sus afiliados. Trasladarse a un pueblo, sin embargo, tiene un riesgo a?adido: la falta de hospitales cercanos. "Los mayores del medio rural se preocupan m¨¢s por su salud y tienen m¨¢s miedo a caer enfermos", explica Antonio S¨¢iz y L¨®pez, presidente de FOAM. Hay pueblos peque?os a los que el m¨¦dico va una vez por semana y donde las emergencias pueden ser m¨¢s peligrosas que en las ciudades, dado que una ambulancia debe trasladarse kil¨®metros antes de poder llegar a un centro m¨¦dico en condiciones. Las residencias privadas, como La Paz, en pleno centro de Sevilla, son lugares privilegiados. ?sta en particular no tiene aire acondicionado, pero tampoco parece muy necesario. Sus gruesos muros otorgan una temperatura m¨¢s que aceptable para esta ¨¦poca del a?o. De sus 18 internos, s¨®lo Josefa, la m¨¢s veterana, parece sentirse inc¨®moda. "Lo paso muy mal con el calor", se lamenta sobre su silla de ruedas. Pero ella ha encontrado una soluci¨®n: meterse en la habitaci¨®n. Mar¨ªa y Rosal¨ªa, dos hermanas solteras que se han agenciado un ventilador y han conseguido convertirse en la envidia de toda la residencia. "Nosotras s¨ª que estamos estupendamente", comentan a coro.
Abandono en hospitales
El lado m¨¢s triste de la tercera edad gira en torno a los hospitales. Si el abandono de ancianos en gasolineras es un hecho conocido, pero poco frecuente, lo que s¨ª es algo m¨¢s com¨²n es el fen¨®meno de familias que ingresan a sus mayores en los hospitales, pese a que su estado de salud no lo requiere, y tratan de que los centros de salud se ocupen de ellos. La raz¨®n es sencilla: las residencias p¨²blicas tienen listas de espera y las privadas son demasiado caras. "Estas personas tratan de que el Estado se ocupe de sus mayores sea como sea", explica Ovidio Mu?iz, m¨¦dico del Hospital Virgen del Roc¨ªo de Sevilla. Muchos hospitales deben hablar con los familiares para convencerles de que la suya no es una tarea social. "En ocasiones nos encontramos en la frontera entre la medicina y la asistencia", explica el doctor Mu?iz. En ocasiones, los familiares dejan a sus ancianos en el hospital, porque deben ser ingresados por alguna enfermedad, pero luego se niegan a recogerlos. "Nos han llegado a amenazar con no abrir la puerta de su casa si damos de alta a sus familiares y los mandamos en ambulancia", se?ala el doctor. Este fen¨®meno se multiplica normalmente a partir de la segunda quincena de agosto.
La familia alternativa
Beatriz tiene 88 a?os y lleva un mes en la residencia La Paz de Sevilla. Ha sufrido un peque?o accidente que le obliga a guardar cama, pero eso a ella no parece importarle demasiado. "Aqu¨ª estoy muy a gusto porque me tratan muy bien", sonr¨ªe mirando a Carmen Portales, una de las tres personas que dirigen esta residencia, en la que actualmente conviven 18 ancianos. Beatriz y Teresa -una mujer menuda y algo dura de o¨ªdo- son internas temporales que van a pasar el verano en la residencia. Teresa tiene 94 a?os es soltera y lleva cinco d¨ªas en el centro. "Estoy en la gloria", asegura. "Mis compa?eros son muy buenos y la atenci¨®n es estupenda". Su sobrino est¨¢ con ella haci¨¦ndole una visita. "He venido a incordiarla un poco" bromea. "El otro d¨ªa vine por primera vez a visitarla y lo primero que me pidi¨® fueron caramelos". Teresa matiza: "No me quedan dientes, pero comer, como mucho". Permanecer¨¢ interna "si dios quiere" hasta el 17 de septiembre. Antiguamente eran las familias las que se ocupaban de sus mayores. Es lo que recuerda Antonio S¨¢iz y L¨®pez, presidente de la Federaci¨®n de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM), que cuenta con 650.000 afiliados. "Los mayores deber¨ªan estar en sus casas, con su familia", dice. "Pero las familias son cada vez m¨¢s peque?as y mayor la cantidad de miembros que trabajan". Antonio Rodr¨ªguez es miembro de una de las 56 asociaciones que integran la FOAM. Su hermana Manuela tiene 86 a?os y padece demencia senil. Antonio ha decidido ingresarla este verano en una de las residencias que gestiona la federaci¨®n en la localidad sevillana de Osuna, por una raz¨®n de peso: "Tengo cinco hijos en Barcelona y llevo tres a?os sin verlos", explica. Y es que cuidar de una persona mayor implica un trabajo enorme y una dedicaci¨®n absoluta. Descanso Muchas residencias, entre sus plazas disponibles, cuentan con algunas de car¨¢cter temporal, pensadas como un servicio para atender emergencias. Los casos m¨¢s comunes son la falta de familiares; la incapacidad de ¨¦stos para atender a sus mayores; la invalidez temporal del familiar por razones m¨¦dicas; y la necesidad que tienen muchas familias de disfrutar de un periodo de descanso. "Hay que evitar la soledad, la tristeza y el miedo", se?ala Antonio S¨¢iz. El presidente de FOAM reconoce que muchas veces es necesario ingresar a los mayores, aunque no cree que el mejor lugar para ellos sean las macrorresidencias. "All¨ª nadie conoce a nadie", explica, "aunque es m¨¢s correcto ingresar a los ancianos en residencias durante el verano, que abandonarlos en una gasolinera".
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