Marijaia no visita a "Puppy"
El Museo Guggenheim sigue su propia rutina ajeno a las fiestas de su primer verano
Los planos de Bilbao y las gu¨ªas tur¨ªsticas vuelan de la oficina de informaci¨®n de Abandoibarra, situada justo en el paso hacia el acceso al Museo Guggenheim. Desde el inicio del verano, una media que supera las 300 personas al d¨ªa, se acerca hasta all¨ª para que les ayuden a situarse en el entramado de calles que rodean el museo. En los d¨ªas de mayor afluencia, el n¨²mero de visitantes que requiere informaci¨®n llega a doblarse, pero s¨®lo una minor¨ªa se ha interesado desde el inicio de la Aste Nagusia por lo que le ofrecen las fiestas de Bilbao. El territorio festivo se extiende cada a?o por el Ensanche e Indautxu, pero no ha llegado a integrar el entorno del Guggenheim. El programa ha ignorado al museo en el primer verano de su vida. Ni una sola cita entre m¨¢s de 300. Lo primero que piden los turistas que llegan a Bilbao atra¨ªdos por el Guggenheim y su exposici¨®n China:5.000 a?os es un plano de la ciudad, aseguran los responsables de Bilbao Iniciativas Tur¨ªsticas (BIT). "?Qu¨¦ m¨¢s podemos ver?", es la segunda pregunta. La Aste Nagusia no tiene fuerza suficiente para competir con los pueblos costeros, el destino m¨¢s deseado por los turistas dispuestos a quedarse varios d¨ªas. Quieren conocer los encantos de Urdaibai o Lekeitio, pero no saben nada de unas fiestas que a la inmensa mayor¨ªa le pilla por sorpresa. "La gente se ve sorprendida por el ambiente de la Aste Nagusia. No es lo que el visitante medio del Guggenheim viene buscando, pero si deciden quedarse, enseguida encuentran su sitio en la fiesta", creen en el BIT. La venta de entradas en los ¨²ltimos d¨ªas demuestra que la Aste Nagusia no repercute en un mayor n¨²mero de visitantes en el museo. El pasado s¨¢bado, d¨ªa inaugural de las fiestas, entraron al Guggenheim 5.205 personas y el domingo recibi¨® 5.400 visitantes. Tras el descanso del lunes, el martes se registr¨® la afluencia de 8.837 personas, por debajo del r¨¦cord de 9.433 que se alcanz¨® el martes de la semana anterior. El Museo de Bellas Artes, en cambio, ha visto subir espectacularmente el n¨²mero de visitantes en los d¨ªas transcurridos, aunque se sigue moviendo entre unas cifras modestas, incomparables a las del Guggenheim. Para lograrlo rompi¨® la tradici¨®n de cerrar por las tardes en la semana festiva. A la espera de contar con las estad¨ªsticas definitivas, la taquilla del Museo de Bellas Artes ha llegado a registrar la visita de m¨¢s de 450 personas en un d¨ªa de Aste Nagusia, lo que supone un crecimiento de 40 %, respecto al p¨²blico que ha recibido el resto del verano. Los visitantes del Guggenheim, sobre todo los que acuden por la ma?ana, no se libran de sufrir la cola. Bajo el sol de agosto, centenares de personas aguardaban ayer estoicamente su turno para pasar por taquilla. El ¨²nico refresco posible era escuchar el Vals de las olas que interpretaba un m¨²sico callejero al clarinete. El final de la pieza fue recompensado por la audiencia con buenas propinas y un sonoro aplauso. Paula G¨®mez Zubizarreta, de 20 a?os, lleg¨® a Bilbao desde Santander con su amiga sevillana Anabel Ortiz. A pesar de que les quedaba m¨¢s de una hora de cola, no perd¨ªan el buen humor. "?Fiestas?; igual vuelvo otro d¨ªa. Hoy nos interesa sobre todo el Guggenheim, pero iremos donde est¨¦ la marcha". Entre los turistas que empezaron el recorrido por el museo visitando el bar estaba el canario Manuel Rodr¨ªguez. Sab¨ªa que su paso por Bilbao coincid¨ªa con las fiestas, pero su respuesta no lleg¨® a templada. "Quiz¨¢...", dec¨ªa. "S¨ª, quiz¨¢ me acerque a ver c¨®mo son las fiestas". Protegidos por la sombra de Puppy, el italiano Maurizio, y su anfitri¨®n, Antonio, estaban de acuerdo en que las fiestas no cautivan a los turistas atra¨ªdos por el Guggenheim. "Yo he vuelto a Bilbao por el Guggenheim. Esta semana de locura total les da igual", explicaba Maurizio mirando la cola de visitantes. "Si hay movida despu¨¦s del museo, el paisaje y la cocina, mucho mejor, pero no creo que las fiestas y el Guggenheim gusten a la misma gente", puntualiz¨® Antonio. "Las fiestas de Bilbao son para gente de 17 a 30 a?os". Una vez que traspasan la taquilla del Guggenheim los visitantes se vuelcan sobre el objeto de la visita. Es el momento de prestar atenci¨®n a las 500 piezas de arte chino que ocupan la mayor parte de las salas, y a las muestras de menores dimensiones que conviven con la invasi¨®n china. "Nadie habla de las fiestas", coincid¨ªan dos gu¨ªas, justo despu¨¦s de despedir a los grupos que hab¨ªan llevado por todo el edificio.
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