Retrato vivo de la pasi¨®n por un torero
Curro Romero es pasi¨®n. Defensores ac¨¦rrimos y detractores radicales se disputan la figura del matador de Camas con similar denuedo. Y lo hacen desde que en la d¨¦cada de los cincuenta el diestro fuera elevado a la incontestable categor¨ªa de torero de Sevilla. El documental Curro Romero, la leyenda del tiempo, que hoy emite Canal+ (19.37), se propone desvelar las razones y sinrazones, fobias y filias de una pasi¨®n: Francisco Romero L¨®pez.
La labor se antoja dif¨ªcil. Para ello es necesario comprender conceptos como el propio tiempo, el arte, la pasi¨®n y, en definitiva, el acab¨®se. Curro (Micurro como dicen los entusiastas) es eso y, por lo que se escucha, algo m¨¢s: "La conjunci¨®n de las cosas bien hechas". La ¨²ltima frase corresponde a la cantaora Anselma. De alguna manera, la sentencia resume los intentos de un documental volcado a descubrir no un torero, sino un fen¨®meno. Apenas hay entrevistas. El propio matador interviene lo justo. S¨®lo unas frases sueltas, m¨¢s expresivas que descriptivas. Su biograf¨ªa queda levemente apuntada. Esta producci¨®n, realizada por Emilio Maill¨¦ sobre un texto de Jacques Durand, se detiene, sobre todo, en el gesto de una afici¨®n subyugada.
?Por qu¨¦ un tranquilo padre de familia es capaz de olvidarse de todos y todo para saltar al ruedo y agredir a su torero? Hecho que ocurri¨® en Madrid en 1987. ?Qu¨¦ tiene que pasar para que un hombre sea recibido a la voz de "Curro, te odio" para instantes despu¨¦s hacer temblar hasta las tejas de la plaza de Sevilla de puro entusiasmo? ?Por qu¨¦ un hombre de 64 a?os, que ya ha superado todas las fronteras y glorias, sigue en activo? Y la m¨¢s complicada e irracional de las preguntas: ?por qu¨¦ tanta pasi¨®n?
El arte y la gracia
Para responder a estas cuestiones, la cinta, con voluntad detectivesca, bucea en Sevilla, sus gentes, sus decires y sus sentires. La c¨¢mara, como si de un marciano sorprendido se tratara, se clava ante los individuos para escucharles declamar. "El arte es la gracia, el salero... el saber ser, y Curro lo tiene todo". "Al toro, lo mece. Lo lleva como en una cunita". "Cuando Curro torea, se para el tiempo". Entretanto, el diestro, que tom¨® la alternativa en 1959, contesta parco: "No me gusta la mediocridad. No soy mediocre. Espero la grandeza del arte. No me traiciono a m¨ª mismo. Creo que soy puro". Desde hace d¨¦cadas, cada Domingo de Resurrecci¨®n, Curro acude puntual a su cita con el albero de la Maestranza. Sevilla entera se colapsa para ver su arte. Quiz¨¢ acontezca, quiz¨¢ no. "?sa es mi tragedia", responde. Este a?o, el matador m¨¢s esperado fue anunciado en cuatro tardes sevillanas. En la ¨²ltima de ellas vio al toro Guardamonte. Lo vio como s¨®lo ¨¦l sabe hacerlo. Seis ver¨®nicas y la plaza boca abajo. ?Qu¨¦ ocurri¨®? Curro tore¨®. Mientras, contin¨²a la pelea contra el tiempo. Esta tarde, merced a este documental, los espectadores disponen de una oportunidad para pulir su perplejidad.
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