Starr interroga de nuevo a Lewinsky en busca de contradicciones con Clinton
Una dolida Monica Lewinsky compareci¨® ayer por segunda vez ante el gran jurado que investiga sus relaciones con su antiguo jefe, William Jefferson Clinton, mientras los problemas del presidente aumentan a medida que pasan las horas. Entretanto, el fiscal Kenneth Starr ha pedido que Clinton se someta a una prueba de ADN, en medio del convencimiento general de que el vestido entregado por Lewinsky contiene restos de semen presidencial. El fiscal intenta probar que el presidente cometi¨® perjurio y obstruy¨® la justicia.
Aunque podr¨ªa parecer que el vestido carece ya de importancia como prueba, dada la admisi¨®n por parte de Clinton de "una relaci¨®n impropia" con Lewinsky, Starr y su equipo lo consideran como parte importante de la investigaci¨®n en un intento de probar que el presidente mantuvo algo m¨¢s que "juegos er¨®ticos" con Lewinsky, como pretendi¨® Clinton en su testimonio del lunes ante el gran jurado. Los abogados de Clinton no se han opuesto a la prueba del ADN, que, probablemente, ser¨¢ realizada con las muestras de sangre, saliva o piel del presidente archivadas en el hospital Naval de Bethesda, centro que realiza los chequeos anuales m¨¦dicos al primer mandatario.
El fiscal persist¨ªa ayer en su intento de probar los posibles delitos federales de perjurio, instigaci¨®n al perjurio y obstrucci¨®n a la justicia por parte de Clinton. Y para ello necesitaba demostrar que el presidente minti¨®, no s¨®lo en su declaraci¨®n del pasado enero en la causa civil por acoso sexual a Paula Jones, sino tambi¨¦n en su hist¨®rico testimonio del lunes ante el gran jurado. Para ello, precisa ahondar en los aspectos m¨¢s escabrosos de los intercambios sexuales entre Clinton y Lewinsky y exponer las contradicciones entre las declaraciones de los dos protagonistas del esc¨¢ndalo que ha sacudido los cimientos de la presidencia norteamericana. En su declaraci¨®n ante el gran jurado, Clinton insisti¨®, despu¨¦s de admitir "una relaci¨®n impropia" con Lewinsky, en que se hab¨ªa atenido y se aten¨ªa a la definici¨®n de "relaciones sexuales" acordada en enero en el caso Paula Jones, en la que no se inclu¨ªa el sexo oral.
Starr est¨¢ decidido a probar que los intercambios er¨®ticos de la pareja inclu¨ªan no s¨®lo felaciones por parte de Lewinsky, sino tambi¨¦n otros juegos que podr¨ªan estar incluidos en la definici¨®n de "relaciones sexuales" acordada en enero. Si as¨ª fuera, quedar¨ªa probado el posible perjurio de Clinton no en un caso civil de acoso sexual promovido por la ex funcionaria de Arkansas, Paula Jones, sino en una causa criminal como la actual.
La comparecencia de Lewinsky ayer ante el gran jurado -que la ex becar¨ªa espera sea la ¨²ltima, seg¨²n declar¨® una portavoz a la salida- hay que enmarcarla en ese contexto. El equipo de Starr no s¨®lo ten¨ªa intenci¨®n de pedir m¨¢s detalles sobre las intimidades de la ex becaria con el presidente, sino tambi¨¦n de recabar m¨¢s informaci¨®n de Lewinsky sobre el destino de los regalos que la pareja hab¨ªa intercambiado.
El tema de los regalos se ha revelado de capital importancia en relaci¨®n con un posible intento de obstrucci¨®n a la justicia por parte de Clinton. Los regalos fueron objeto de confiscaci¨®n judicial en el caso Paula Jones, pero nunca fueron entregados al no ser encontrados.
Los cuatro minutos que Clinton emple¨® para admitir ante las c¨¢maras su relaci¨®n con Monica Lewinsky consiguieron una audiencia hist¨®rica en la televisi¨®n de EEUU: 70 millones de espectadores. Si se establecen comparaciones con hechos hist¨®ricos, el discurso que Bill Clinton pronunci¨® el lunes a las 10 de la noche, hora de Washington, reuni¨® a m¨¢s espectadores que la llegada del hombre a la Luna.
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