Plaza, fuente y mercado
El persuasivo San Vicente Ferrer recorri¨® sus tierras en busca de adeptos
La plaza principal de Llucena tiene unos soportales con amplias arcadas para celebrar el mercado semanal haga fr¨ªo o calor, llueva o caiga el sol plomizo de agosto. En el centro una fuente con seis ca?os y otros tantos faroles de bronce ofrece el otro s¨ªmbolo de esta villa. Agua y comercio han caracterizado la vida urbana en este enclave de la comarca de L"Alcalat¨¦n, ya que en la ¨¦poca m¨¢s din¨¢mica de su historia congregaba el domingo a todos los agricultores de las mas¨ªas, los masoveros, para cumplir con las obligaciones de la iglesia y realizar el mercadeo necesario para pasar la semana. Al aproximarse el viajero recibe el testimonio de un persuasivo predicador que anduvo por estas tierras en el siglo XV buscando adeptos a la buena causa de la fe cristiana. La ermita de San Vicente Ferrer se encuentra en un paraje id¨ªlico, sobre la pe?a del Amor, con su propio manantial rodeada de abundante arbolado. All¨¢ por el mes de octubre de 1412 el ilustre dominico lleg¨® a la poblaci¨®n aconsejando que se penalizara la visita a la taberna. La villa se sit¨²a en un espacio casi imposible de ocupar, un saliente rocoso que forma una hoz entre el r¨ªo y el barranco de la Pedre?era. Esta orograf¨ªa define la espectacularidad de su perfil urbano y la posibilidad de encontrar en el paseo por sus calles lugares desde donde contemplar el llano con una sugestiva amplitud. La caracter¨ªstica plaza de pueblo de interior, que incita al encuentro y al intercambio, posee en un lado el templo parroquial de Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n, construida en el siglo XVIII. Dispone de fachada neocl¨¢sica y planta de tres naves. El altar mayor est¨¢ adornado por un antiguo retablo del pintor Miguel Esteve, y en el centro de la nave principal se encuentra una cripta subterr¨¢nea a la que se desciende por una escalera de 38 escalones. Este es el escenario en Semana Santa de la representaci¨®n del entierro de un Cristo yacente. El museo parroquial guarda importantes piezas de plata de los siglos XV y XVI, como una cruz procesional de estilo g¨®tico, un lignum crucis y un gran c¨¢liz de plata. El otro edificio notable de la plaza es el Ayuntamiento, donde se coloc¨® en 1817 una placa alusiva a las predicaciones de San Vicente Ferrer el 2 de octubre de 1412. El panel de azulejos fue restaurado por el consistorio y la voluntad popular en 1949. La cota m¨¢s espectacular del casco urbano lo ocupa el palacio fortaleza del duque de H¨ªjar, casa nobiliaria que se hizo con el dominio de estos parajes cuando quedaron libres por problemas de sucesi¨®n. Llucena posee otra ermita, la de San Antonio, que merece una visita por su espectacular situaci¨®n sobre un pe?asco situado en el barranco de la Pedre?era. El edificio blanco de planta poligonal posee una t¨ªpica c¨²pula de tejas, y una hospeder¨ªa anexa. El t¨¦rmino municipal dispone de otro ermitorio m¨¢s lejano, a doce kil¨®metros, motivo de una popular romer¨ªa. Se llama de Sant Miquel de les Torrocelles y debi¨® formar parte de una fortaleza dispuesta en este punto estrat¨¦gico por la casa Urrea, los primeros nobles que administraron estos parajes. Es una de las paradas que realizan los peregrinos de Les Useres en su ascenso a San Juan de Penyagolosa.
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