Felicitemos al se?or Valor

Hoy, justamente 23 de agosto de 1998, hace 87 a?os que Enric Valor i Vives naci¨® a la vida en el pueblo de Castalla. Felicit¨¦monos y felicitemos sus a?os de creaci¨®n y de coherencia, su envejecer dignamente sin ir abandonando convicciones en cada encrucijada del camino. Felicit¨¦mosle por seguir amando la lengua, la patria y el pueblo que la habita y enaltece entre mil dificultades, con la misma tenacidad que le convoc¨® un d¨ªa a la militancia c¨ªvica, en la que a¨²n continua participando. A los 87 a?os le ha llegado por fin su tiempo de cosecha, el justo reconocimiento por su obra en todos los niveles, desde el universitario hasta el escolar, de municipios y asociaciones; el agradecimiento de los usuarios del valenciano por su trabajo gramatical, gu¨ªa de navegantes en la morfolog¨ªa verbal que a¨²n a veces nos hace zozobrar. Por su fruct¨ªfera aplicaci¨®n de unas normas que ¨¦l no firm¨® el a?o 32 por ser demasiado joven y porque ya eran las que usaba m¨¢s o menos heredadas de sus padres. Y ¨¦l las fue desarrollando, entre estudios, rastreos etimol¨®gicos y debates profundos con otros maestros y amigos como Josep Giner, Carles Salvador, Sanchis Guarner... As¨ª felicitamos tambi¨¦n el esplendor de un vocabulario heredado de los cl¨¢sicos que ¨¦l escuch¨® de pastores, de notarios, de artesanos y labriegos porque hay palabras de la vida y del entorno que a todos unifican. Palabras que encontr¨® al mismo tiempo en libros editados m¨¢s arriba del Ebro, reconoci¨¦ndolas como propias. Propias de la comarca cerrada, autosuficiente y bell¨ªsima, impermeable a pr¨¦stamos y contaminaciones. Sabemos que le alegra como a cualquier ser humano contar con el reconocimientos de los suyos. Intuimos que como todo escritor ha escrito para ser le¨ªdo. Reconocemos que ha levantado acta notarial de paisajes, episodios y palabras para salvarnos de la desmemoria. Y que sus infancias de jugosos descubrimientos y su adolescencia de compromisos irreversibles flotan con la firmeza de la verdad en todas sus p¨¢ginas, narrativas o gramaticales. En todas sus conversaciones de las que, aunque a veces lo parezca, a¨²n no pierde el hilo jam¨¢s. S¨ª. Deber¨ªa ser ¨¦ste su tiempo de cosecha y casi casi lo era. Sin embargo, a finales de julio, en el inicio para muchos de la dispersi¨®n y la pereza, le acaban de arrebatar un galard¨®n ya consolidado. Y, parad¨®jicamente, en el pueblo que le vio nacer. S¨ª. El pueblo de Silla tiene y tendr¨¢ para los a?os venideros un instituto con el nombre del gran escritor de Castalla y Castalla acaba de cambiar el nombre del suyo rebautiz¨¢ndolo -ese es el pretexto- con el de la comarca. ?Qu¨¦ golpe m¨¢s bajo! ?Qu¨¦ sospechosa cobard¨ªa! Ya de peque?a, en mi infancia obligadamente castellana, repet¨ªamos aquello de "Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita". El alcalde, el Consejero (eso de utilizar la lengua s¨®lo para los t¨ªtulos, no me va) y las otras "autoridades" responsables ignoran que para buena parte del pueblo valenciano leer Enric Valor es leer Castalla. Aun m¨¢s, leer el topon¨ªmico de toda la comarca: Foia de Castalla. Leer Enric Valor es alimentar la necesidad de referentes de nuestros j¨®venes. Es entender un gesto habitual y necesario de gratitud con un hijo ilustre de la localidad. Tambi¨¦n la cultura popular une el agradecimiento con la condici¨®n de bien nacidos. Es una asociaci¨®n fuerte como el pueblo mismo que acu?a el lenguaje y la filosof¨ªa -no siempre justa, tambi¨¦n es cierto- de sus expresiones. Cuando al volver de Francia de unas jornadas convertidas en banquete de libros, en las que un grupo de fil¨®sofos, hombres y mujeres, hablaban sobre la verdad, he conocido la maniobra por la prensa. Y he sentido una l¨¢stima profunda y avergonzada por nuestros pol¨ªticos. Por los que han intervenido en esta chapuza, concretamente. Por la sangre cain¨ªtica que circula por algunas venas. Por la miseria cultural que impide superar diferencias, que no puede consentir honores para los que dicen la verdad, siempre la misma y en todos lados. Perfectible tambi¨¦n. Y que sobre la verdad construyen coherencia y obra. Eso justifica la autoridad que les reconocemos y la adhesi¨®n y afectos que concitan. Este es el caso del se?or Valor. Menos mal que la categor¨ªa intelectual y humana del gran escritor de Castalla est¨¢ por encima de tanta mezquindad partidista. Menos mal que ¨¦l sabe de los frutos de su trabajo: de los cientos de ni?os y ni?as que descubren maravillados sus personajes maravillosos. Del eficaz colectivo de ense?antes que se alimentan de las narraciones en las que palpita la vida de un pueblo y la belleza de unos paisajes -?mira por donde, la Foia de Castalla!- y que las presentan a su alumnado como un bocado exquisito. De los valencianistas que beben de sus convicciones nacionales. De un buen grupo de Consellers y Conselleres del CVC que, aun en la incongruente situaci¨®n en la que han aceptado responsablemente participar, le han tenido siempre presente como maestro, como punto de referencia, como est¨ªmulo, como ejemplo de firmeza y lealtad ling¨¹¨ªstica y cultural. De dignidad c¨ªvica. El fruto del consenso ha sido el que ha podido ser, con girones de la piel y la conciencia salpicando las comas y los sin¨®nimos o par¨¢frasis. Pero ha sido. Y son tambi¨¦n un poco obra del se?or Valor. De sus 87 a?os, que desde estas p¨¢ginas hoy felicitamos y agradecemos.