Padrinos
PACO MARISCAL Mojama y salm¨®n, carne con salsa y langosta con jam¨®n degustan un d¨ªa el presidente del gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y un millar muy largo de afiliados de su partido; otro d¨ªa es pan con tomate con tomate y pescadilla o suquet de peix a bordo de un pesquero de arrastre junto a los marineros y junto a Carlos Fabra, el omnipresente y provincial presidente de la Diputaci¨®n castellonense. Luego est¨¢n los campeonatos de p¨¢del ad hoc y las noches festivas de la ni?a y el novio, que se divierten como se divierte la gente joven. El presidente Aznar y su familia tienen todo el derecho del mundo a disfrutar del descanso y las vacaciones como cualquier hijo o hija de vecino, que las vacaciones son al cabo un logro de la sociedad del bienestar, del euro y de una inflaci¨®n contenida. En Les Platgetes de Bellver, en Oropesa, encuentra el actual Presidente del Gobierno un ambiente acogedor: amigos, militantes y simpatizantes del PP le ofrecen una estancia agradable. El poder es un im¨¢n, y en la corte dom¨¦stica y veraniega de Oropesa se suceden las cenas, las ofrendas, los regalos, las flores de bienvenida. El poder, ahora y siempre, es tambi¨¦n pleitesia. Con todo es harto dif¨ªcil averiguar si el ajetreo veraniego y las cenas con muchos comensales no acaban por atosigar al ilustre veraneante de la costa castellonense y a su familia que, como los dem¨¢s mortales, necesitan del descanso que impone el calor. "Benvingut siga qui a sa casa arriba", dec¨ªan los viejos de por estas tierras, y no otra cosa deseamos los valencianos del norte al presidente Aznar y a los miles de veraneantes que se convierten durante unas semanas o meses en nuestros vecinos y conciudadanos. Una consideraci¨®n diferente merecen otras realidades p¨²blica y pol¨ªticas que rodean la estancia del presidente Aznar entre nosotros. Por ejemplo, el uso publicitario preelectoral, electoral o postelectoral que el PP provincial de Castell¨®n que dirige el no menos provincial presidente de la Diputaci¨®n, Carlos Fabra, realiza aprovechando que el Mijares desemboca en Almassora y la familia Aznar se ba?a en Oropesa. El agudo presidente de la Diputaci¨®n se descolg¨® ese otro d¨ªa, y hablando de las infraestructuras que por aqu¨ª se necesitan, con una perla cultivada: "... S¨¦ que tengo un buen padrino en Madrid con Aznar y en Valencia con Zaplana y si yo los tengo, Castell¨®n los tiene". As¨ª que aqu¨ª no s¨®lo desayunamos caf¨¦ con leche y con los pasos y paseos del d¨ªa anterior, realizados por el presidente Aznar acompa?ado de Carlos Fabra, sino que adem¨¢s resulta que los padrinos de Fabra son padrinos de Castell¨®n. El silogismo no tiene desperdicio: yo tengo padrinos, yo y los intereses o las infraestructuras de la provincia de Castell¨®n somos lo mismo, Castell¨®n tiene padrinos. Pero en Castell¨®n no todos los votantes est¨¢n interesados en tener un aeropuerto como propugna Fabra, ni todos los votantes est¨¢n de acuerdo con que la Diputaci¨®n financie escuelas taurinas o campeonatos de p¨¢del. La sociedad castellonense es mucho m¨¢s plural afortunadamente. Ni tan siquiera los votantes del PP aceptar¨ªan de grado hoy en d¨ªa a unos dirigentes identificados patrimonialmente con las instituciones: el poder cambia y se alterna en democracia, y los tiempos en que Luis XIV se identificaba con el Estado quedan un poco lejanos, son un anacronismo. Porque ser¨ªa un anacronismo que, en Castell¨®n, a quien no tenga padrinos, a quien no vote el partido de Carlos Fabra o a quien no sea Carlos Fabra, lo deba partir un rayo de esos que se prodigan durante las tormentas secas del est¨ªo.
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