El 'pichichi' caprichoso
![Diego Torres](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F905d2291-3bc7-4951-9b10-14c4000df79f.png?auth=71540af241da7b2d45e7ccd8aac79de09feb0b15263f9f39b72b24c67ae654b5&width=100&height=100&smart=true)
No tard¨® Christian Vieri en convertirse, como coreaba el Calder¨®n, en capo cannoniere. 24 goles -a pesar de media temporada lesionado- lo consagraron en Espa?a y en el planeta de los goleadores. Fue pichichi. Por sus privilegios, un pichichi caprichoso.Desde su llegada al Atl¨¦tico, el 15 de julio de 1997, estuvo imbuido de un mutismo enigm¨¢tico que atravesaba una mirada inestable. Ya desde Italia cuando supo de su fichaje, intent¨® negar con palabras lo que desmentir¨ªan los hechos: "No ser¨¢ traum¨¢tico irme a Madrid". Y fue un trauma. No tard¨® en comenzar la Liga y el chico segu¨ªa inescrutable. En septiembre se filtraron los primeros rumores de su incomodidad, y comenz¨® la exhibici¨®n: lesiones extra?as, a?oranza por su tierra, por su fisioterapetua el doctor Ventrone de Tur¨ªn, adaptaci¨®n embarazosa a un Madrid en el que no terminaba de sentirse a gusto, y una oferta del Mil¨¢n: 4.000 millones y Kluivert, o un trueque por Weah...El club lo desminti¨® una y otra vez y ¨¦l hizo lo posible por no ocultar su desarraigo: "Al final de la temporada veremos si sigo".
Los Gil hicieron todo lo posible por retenerlo. Facilitaron la llegada y adaptaci¨®n de sus amigos a Madrid, le cubrieron de regalos, y llegaron a humillar en su presencia al entrenador, Radomir Antic, para que se amoldara a sus peticiones en los entrenamientos. Goz¨® de unas prerrogartivas desconocidas para el resto de los jugadores. "Es el consejero de Jes¨²s Gil", comentaba la prensa italiana. Mientras tanto, Vieri se distanciaba de sus compa?eros -s¨®lo Juninho y Kiko mantienen alguna relaci¨®n con ¨¦l- y de su t¨¦cnico -al que acus¨® de ser "poco inteligente y mala persona", y hasta agredi¨® f¨ªsicamente-. Con un "est¨¢s loco, hijo de puta", ante las c¨¢maras, en un partido, hizo p¨²blico su desprecio por Antic. El serbio fue destituido a las pocas semanas. Consentir al goleador era la pauta. Para ello se anunci¨® en junio el fichaje de Arrigo Sacchi, que preced¨ªa a la correspondiente italianizaci¨®n.
No fue suficiente. Vieri sigui¨® a?orante y caprichoso. Y Sacchi, que lleg¨® para familiarizarlo con el entorno, puede ser su l¨ªmite: tiene m¨¢s poder que Antic, ensalza el sacrificio, y asegura detestar el ego¨ªsmo.
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