Sue?o de una cartuja medieval
El municipio trabaja en la recuperaci¨®n parcial del cenobio
El amplio t¨¦rmino municipal de Altura se extiende desde el centro densamente poblado del Valle del r¨ªo Palancia a las cotas altas y solitarias de la Sierra Calderona. Su marcado estiramiento hacia la monta?a permite contar en distancias relativamente cortas con paisajes complementarios de urbanismo y arquitectura medieval, y parajes naturales en los que el agua y la vegetaci¨®n han dejado su atractiva huella. El camino viejo de Segorbe y tambi¨¦n el camino de Arag¨®n convergen en el portalico, una puerta de acceso de la antigua muralla medieval. Es un rinc¨®n para recorrer a pie, al igual que la plaza de la Torre y la antigua iglesia medieval transformada en sala de exposiciones. Su estilo g¨®tico valenciano, los materiales que la levantaron, probablemente surgieron de transformar la antigua mezquita musulmana que existi¨® en el lugar. Fuera de la antigua muralla hay que visitar la plaza Mayor, con un sector porticado, espacio habitual en esta comarca, y el templo parroquial, edificio neocl¨¢sico que luce un excelente retablo de los pintores primitivos valencianos del siglo XV procedente de la cartuja de Vall de Crist, atribuido al llamado maestro de Altura, y la singular imagen de la Virgen de Gracia perteneciente al siglo XIV. El viajero que se acerque a la vieja cartuja, por un camino rural que sale a la izquierda a la entrada de la villa, se sorprender¨¢ por encontrarse ante un conjunto monumental ruinoso cuyo antiguo esplendor es dif¨ªcil de suponer, pese a los esfuerzos rehabilitadores de los ¨²ltimos a?os. Todo empez¨® en un sue?o. Dice la leyenda que este valle fue lo m¨¢s parecido que encontr¨® el Infante Mart¨ªn el Humano al Valle de Josafat aparecido en sus sue?os como lugar perfecto para fundar un monasterio cartujo. Despu¨¦s de recorrer tierras de la Corona de Arag¨®n eligi¨® esta y la bautiz¨® con el nombre de Vall de Crist. En su calidad de hijo de Pedro IV, rey de Arag¨®n, Don Manuel consigui¨® del papa Clemente VII el permiso para fundar la cartuja. Los primeros monjes llegaron el 8 de junio de 1385 y la primera piedra de su iglesia se coloc¨® al a?o siguiente. Cuando el infante sucede a su padre, amplia la cartuja, su iglesia, su claustro, y hace donaci¨®n a los cartujos de las villas de Altura y Alcublas con todos sus derechos y pertenencias. De ese modo la cartuja se transform¨® en un importante centro de poder con un patrimonio estimable. Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente Ferrer y art¨ªfice del Compromiso de Caspe, Luis Mercader, confesor de Fernando el Cat¨®lico, y el Padre Alfaura, son algunos de los influyentes priores y valedores que tuvo Vall de Crist. El monasterio mantuvo durante cuatro siglos una hegemon¨ªa absoluta entre los cartujos espa?oles. Pero a principios del XIX, con la inestabilidad pol¨ªtica y la posterior desamortizaci¨®n de los bienes eclesi¨¢sticos, el monacato y su red de influencias se vinieron abajo. Y as¨ª hasta nuestros d¨ªas. Sus bienes se dividen entre manos privadas y el paraje se fracciona. Una de las pretensiones de la nueva conciencia municipal es declarar el entorno como bien p¨²blico y continuar la restauraci¨®n parcial. Porque Altura ha descubierto que el sue?o del infante fue la p¨¢gina m¨¢s brillante de su historia.
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