"Si no hubiera subido yo, lo habr¨ªa hecho otro"
"Si no hubiera subido yo a rescatar al ni?o, estoy convencido de que lo habr¨ªa hecho otra persona". Jorge Garc¨ªa Mateo, de 28 a?os, resta importancia con estas palabras a su hero¨ªsmo, el que le llev¨® a salvar al ni?o chino de dos a?os que result¨® herido muy grave en el incendio de la calle de Mes¨®n de Paredes (Embajadores). Pasadas ya 24 horas de su haza?a, reconoce que en ese momento no pens¨® en el riesgo que corr¨ªa y que, llegada la necesidad, repetir¨ªa su escalada al balc¨®n del primer piso del edificio incendiado para rescatar al chiquillo.La jornada del lunes hab¨ªa empezado para Jorge a las diez de la ma?ana. Hab¨ªa quedado con Andr¨¦s, su hermano mayor, para ayudarle a arreglar un trastero de su casa de Alcobendas. Cogi¨® el coche junto con ?scar, su cuarto hermano (¨¦l es el tercero). El veh¨ªculo estaba aparcado en la calle del Amparo, paralela al lugar del incendio. Salieron por la calle de Mes¨®n de Paredes y all¨ª se encontraron con toda la tragedia. La gente estaba corriendo y gritando de un lado para otro, afirma. "Cuando llegamos a la altura del incendio, le dije a mi hermano que parara. Baj¨¦ y vi el fuego, y en el balc¨®n, al ni?o, que estaba solo. Sin pensarlo, comenc¨¦ a subir por la verja de la farmacia", explic¨® ayer.
Se agarr¨® al cartel de la botica y, una vez que alcanz¨® los barrotes, pudo encaramarse al balc¨®n. Se encontr¨® con el ni?o de dos a?os agarrado a la verja sin moverse: "Estaba aturdido, quemado y hecho polvo". Lo primero que hizo fue apagar unas llamas de la camiseta del cr¨ªo, a¨²n un beb¨¦. Le estaban abrasando el brazo.
Le rode¨® entonces y lo levant¨® lo suficiente para salvar la barandilla. Despu¨¦s lo sujet¨® por los brazos. Se dobl¨® todo lo que pudo para dejarlo caer lo m¨¢s cerca posible de las cinco personas que le esperaban abajo. "Desde el balc¨®n era imposible entrar en la casa. El humo era muy negro y comenzaban a salir grandes llamaradas", se?ala Jorge; "entonces no sab¨ªa que la ni?a estaba dentro. De todos modos, desde este lugar no se pod¨ªa acceder. Las llamas lo imped¨ªan".
Despu¨¦s se descolg¨® de nuevo desde el balc¨®n hasta la calle. Le cogi¨® su hermano ?scar. Nada m¨¢s bajar, se quit¨® la camiseta para comprobar si se hab¨ªa quemado. En ese momento, no se percat¨® de ninguna herida.
Los vecinos del piso incendiado comenzaron a tirar entonces sus ropas y pertenencias a la calle para recogerlas despu¨¦s. Jorge, al igual que los testigos de las llamas, les chillaron para que dejaran sus posesiones y salieran a la calle. Algunos incluso se tiraron desde el balc¨®n: "Yo pude ver a un hombre de mediana edad que sigui¨® los consejos que le d¨¢bamos desde abajo". Jorge reconoce que casi toda la gente de la zona estaba preocupada s¨®lo por el ni?o.
A los pocos minutos comenzaron a llegar agentes de paisano de la Polic¨ªa Municipal y los servicios de urgencia: bomberos, Samur y m¨¢s polic¨ªas. Cortaron la calle y empezaron a subir a la casa. Crey¨® que ya no le necesitaban y se march¨®.
Jorge no se dio cuenta de su herida de primer grado en el dedo ¨ªndice de la mano derecha hasta que lleg¨® al bar de la novia de su hermano. Entonces le curaron una peque?a ampolla. Tambi¨¦n percibi¨® que ten¨ªa el pelo chamuscado. En ning¨²n caso le dio importancia. Se fue, como ten¨ªa previsto, a ayudar a su hermano en Alcobendas.
Jorge vive en la calle de Valencia con sus padres y trabaja en el departamento de internacional de una empresa de mensajer¨ªa urgente. Ahora pasar¨¢ el resto de sus vacaciones (hasta finales de agosto) en el chal¨¦ de su novia, Noelia, en Moralzarzal. "He pasado la noche intranquilo, pensando si se recuperar¨¢ este ni?o. Mi hermano Andr¨¦s, en caliente, lleg¨® a decir que, si no ten¨ªa gente que le cuidara, ¨¦l se lo quedar¨ªa", reconoce el protagonista de esta historia; "ahora pienso que igual arriesgu¨¦ mi vida, pero estoy seguro de que lo volver¨ªa a hacer".
Su modestia y el querer pasar inadvertido le llevaron a intentar no revelar su haza?a ni a su novia. ?sta, cuando se enter¨®, se puso muy nerviosa. De hecho, fue Noelia quien le oblig¨® a que fuera por la noche al m¨¦dico para que le curase la herida. Ahora tiene que pasar todo los d¨ªas por la sala de cura. "Creo que a los ni?os les conoc¨ªa de vista. Vivimos en un barrio en el que se aparca muy mal y es frecuente dar varias vueltas hasta encontrar sitio. De eso me suenan, aunque nunca he tenido trato con ellos", comenta Jorge. Hasta ayer, ni el Ayuntamiento de Madrid ni la familia del ni?o se hab¨ªan puesto en contacto con ¨¦l para agradecerle su valent¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.