Paisaje labrado en piedra El primitivo emplazamiento de la villa fue en el r¨ªo de las Truchas
El viajero que llega a los alrededores de Vilafranca, poblaci¨®n situada en los l¨ªmites de L"Alt Maestrat con tierras turolenses, recibe un gran impacto visual por la generosa presencia de la piedra en la ordenaci¨®n tradicional del campo. Abancalamientos para poder cultivar en la monta?a, caminos reales y senderos, muros que separan propiedades y ganados, refugios de pastores y animales est¨¢n hechos y organizados con infinidad de piedras extra¨ªdas del terreno, que intercalan su gama de colores grises con los verdes variados de los cultivos. Pese a su alejamiento del litoral y a encontrarse en una v¨ªa de comunicaciones de irregular trazado, esta poblaci¨®n se ha convertido en el centro econ¨®mico e industrial m¨¢s importante de la comarca y a lo largo de los tiempos ha conseguido hilvanar una historia textil muy intensa. Su asentamiento actual sobre un alargado pe?asco (1.125 metros) procede del siglo XIII, cuando los repobladores cristianos abandonaron el antiguo emplazamiento a orillas del r¨ªo de las Truchas en el lugar llamado Sant Miquel de la Pobla o Pobla de Ballestar. Amurallaron el recinto urbano y dotaron a la villa de unas medidas de seguridad que no ten¨ªa. Hoy en d¨ªa s¨®lo queda el portal de Sant Roc para evocar la vieja muralla y la disposici¨®n sobre la pe?a del n¨²cleo urbano m¨¢s hist¨®rico, mientras la ciudad moderna se extiende en el llano. El edificio religioso emblem¨¢tico es el templo parroquial dedicado a Santa Mar¨ªa Magdalena, de estilo renacentista con influencias g¨®ticas en la cubierta. Su espacio interior se encuentra distribuido en una nave central con siete altares, la capilla de la Comuni¨®n y un peque?o coro. El museo de la iglesia conserva un interesante retablo de 1429, pintado para la iglesia de la Pobleta, antiguo emplazamiento de la villa, dedicado a San Miguel, obra del pintor Bernat Serra. El Ayuntamiento representa el edificio civil por excelencia, que habla de un ilustre pasado medieval. Su marca g¨®tica se descubre en las puertas de medio punto y ventanales geminados. El sal¨®n de plenos luce un espl¨¦ndido retablo de Valent¨ªn Montoliu del siglo XV, que representa a la Virgen del Llosar, en cuyo ermitorio estuvo anteriormente. Muy pr¨®ximo al Ayuntamiento se sit¨²a la casa donde vivi¨® Joan Bautista Pe?arroja, notario municipal que logr¨® la independencia de Morella en 1691, durante el reinado de Carlos II. Esta separaci¨®n hab¨ªa sido reclamada por el pueblo c¨ªclicamente desde que en 1303 los monarcas decidieron unir sus destinos a los de la capital de Els Ports pese a la oposici¨®n de gentes y notables. Cerca del portal de San Roc, ¨²nico vestigio de la tradicional fortaleza, se encuentra el barrio m¨¢s medieval de Vilafranca, que reclama un paseo atento del visitante. Las calles de En Pons, Baja Plaza y Font de Benassal, as¨ª como la plaza de Don Blasco de Alag¨®n, personaje que comparte episodios hist¨®ricos con el pasado de Morella, y tambi¨¦n las casas se?oriales con sus escudos sobre las puertas permiten reconstruir la vida social del Medioevo en estas tierras extremadas.
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