Un robot con gu¨ªa
Experimentos con un aut¨®mata amigable en el Museo Smithsonian
Un robot sumamente educado llamado Minerva empez¨® esta semana a hacer de gu¨ªa para los visitantes del Museo Nacional de Historia, del complejo Smithsonian, en Washington. A diferencia del famoso y a veces malhumorado R2-D2 de la Guerra de las Galaxias, a su vez recordado en otro museo del Smithsonian, el robot resulta agradable para el usuario."Encuentra a la gente, se les acerca y les pregunta si est¨¢n interesados en hacer una visita", explica Sebastian Thrun, el director del equipo de las universidades Carnegie Mellon (EE UU) y de Bonn (Alemania) que puso a punto este prototipo. El robot puede aprender con la experiencia y adaptarse a ciertas situaciones nuevas, explica Thrun. Dispone de un ordenador y sensores de infrarrojos para medir las distancias y saber d¨®nde se encuentra en cada momento. Tiene sensores de sonido para evitar las colisiones, similares a los de los murci¨¦lagos. Empieza a explorar el lugar y se aprende el plano, lo que le permite encontrar a los visitantes.
El trabajo de Minerva es guiar a los visitantes de la exposici¨®n Mundo Material, que re¨²ne objetos que ilustran c¨®mo los materiales han influido en la vida cotidiana. El robot explica su relaci¨®n con la exposici¨®n y los objetos que se exponen. Adem¨¢s, lleva c¨¢maras que permitir¨¢n a visitantes virtuales ver la exposici¨®n a trav¨¦s de sus ojos en Internet cuando el museo ya est¨¦ cerrado.
La apariencia de Minerva es la de un peque?o tanque con una pantalla t¨¢ctil y algo parecido a una cabeza con una boca roja y ojos azules. Sonr¨ªe y habla, diciendo frases como "Me gusta tu camiseta". Tambi¨¦n pide permiso para pasar cuando encuentra el camino bloqueado, se muestra disgustado cuando la gente se aglomera a su alrededor y hace sonar una bocina para avisar de que necesita paso. Sin embargo, los investigadores no quieren que los visitantes le tengan miedo. Est¨¢n m¨¢s interesados en ver qu¨¦ pasa si se aglomeran alrededor de Minerva. Su nuevo ambiente permitir¨¢ a los investigadores ver c¨®mo la gente interact¨²a con los robots y c¨®mo responde este robot en concreto cuando es molestado por los visitantes.
El coste de Minerva ha sido de 30.000 d¨®lares (5,5 millones de pesetas) pero los futuros robots de este estilo costar¨¢n mucho menos, asegura su creador. El experimento terminar¨¢ el 5 de septiembre.
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