Valle cerrado entre valles El paisaje ofrece cultivos y frutales t¨ªpicamente mediterr¨¢neos
El interior de la comarca de La Marina Alta, relativamente cerca de la costa, ofrece la oportunidad de viajar por valles de dif¨ªcil acceso, cerrados, rec¨®nditos, casi perdidos en los mapas, que poseen una historia com¨²n de colonizaci¨®n y defensa del territorio por parte del caudillo ¨¢rabe Al-Azraq y de sus seguidores moriscos. Su rostro debi¨® ser como el jeque inmortalizado en una de las fuentes de la zona. Por la boca brota permanentemente agua fresca. Entre sus sucesores tal vez se encontraba un pr¨ªncipe del Islam que sigui¨® los gestos emotivos de Boabdil al derramar l¨¢grimas cuando se vio obligado a abandonar Granada. Este pr¨ªncipe de La Marina escondida, al partir rumbo al puerto de D¨¦nia para ser expulsado del pa¨ªs en los comienzos del siglo XVII, mir¨® por ¨²ltima vez la Vall de Gallinera y dijo a sus s¨²bditos con el coraz¨®n perdido: "La p¨¦rdida de batallas contra nobles enemigos no humilla ni entristece a un pr¨ªncipe del Islam, pero la infamia de esta perversa expulsi¨®n, s¨ª justifica sus l¨¢grimas y explica mi quebranto", seg¨²n relata la escritora Fernanda Zabala. Mucho de para¨ªso perdido tiene esta tierra. Para llegar a La Vall de Gallinera desde la capital provincial hay que circular por la autopista del Mediterr¨¢neo o por la nacional 322 hasta Oliva-Pego, y posteriormente por la carretera auton¨®mica CV-700 se realiza el recorrido por el conjunto de n¨²cleos urbanos que integran el t¨¦rmino municipal. Los moriscos tomaron como suyos estos montes y valles porque era un medio f¨ªsico id¨®neo para mantener vivas sus costumbres y sus h¨¢bitos culturales, sin la presi¨®n y la presencia constante de las huestes del rey aragon¨¦s y de los reci¨¦n llegados repobladores cristianos. Al mismo tiempo prosiguieron sus cultivos agr¨ªcolas de seis siglos aprovechando la abundante agua que suministra el subsuelo de este pedazo de relieve alicantino. El nombre del valle no hace referencia a la simp¨¢tica ave de corral, sino m¨¢s bien a los enormes cantos rodados, conocidos por el nombre de galgas, que cayeron desde las cimas de las monta?as hasta el fondo del valle para reposar definitivamente anclados entre sus tierras. Los ocho n¨²cleos urbanos del valle integran un ¨²nico municipio, que tiene centralizados sus servicios administrativos en Benial¨ª. Este es el para¨ªso de la cereza cultivada en bancales de piedra. Otros ¨¢rboles t¨ªpicamente mediterr¨¢neos (naranjos, limoneros, almendros, olivos) transforman el valle en un vergel ensimismado con su pasado. Pero la vida no debi¨® ser f¨¢cil en estos parajes. Su condici¨®n de lugar de paso entre el interior y el litoral oblig¨® a disponer de numerosas fortificaciones que permitieran resistir las agresiones y los ataques de los habituales intrusos. Nada m¨¢s salir de Pego ya se encuentra el camino del castillo de Forna, con episodios heroicos en su haber. A continuaci¨®n los castillos de Almisera y de Benirrama o Gallinera establecen una defensa a ultranza contra los invasores procedentes de la costa. Unos kil¨®metros m¨¢s arriba las torres de vigilancia de la Foradada y Patr¨® controlan el camino de los que consiguieron franquear la primera l¨ªnea de vigilancia. Finalmente el espectacular castillo de Benissili, cierra el valle por su parte occidental antes de salir rumbo a Planes y Muro de Alcoy.
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