Ilie rescata el f¨²tbol
El Valencia vence al Atl¨¦tico de Madrid en un partido muy italiano
Si hay un pu?ado de futbolistas capaces de evitar que el f¨²tbol se vaya por los sumideros t¨¢cticos, Adrian Ilie es uno de ellos. De los poqu¨ªsimos. Ayer le bast¨® un golpe de cintura para desatascar un partido muy espeso. Un choque pastoso en el que los protagonistas actuaron irrespetuosamente con el respetable, pero sobre todo con el bal¨®n que hubo en juego. Ranieri, por fin, pudo vencer a su admirado Sacchi, con toda la repercusi¨®n que ello pueda tener en Italia. Claro que, al final, el Valencia result¨® m¨¢s italiano que su rival: aprovech¨® una de sus escasas ocasiones y evidenci¨® estar m¨¢s rodado que el Atl¨¦tico, que se supone en larga fase de acomplamiento.Dir¨¢n que la primera parte fue seria, t¨¢ctica o presionante, pero en realidad result¨® un gran tost¨®n. Pelotazo va, pelotazo viene, fue un primer acto infame. Cual si hubiese una consigna secreta, el bal¨®n siempre anduvo en el tejado. Lo trataron como a un saco. ¡§Qui¨¦n era el t¨¦cnico innovador y qui¨¦n el de la vieja escuela? M¨¢s bien parec¨ªan ambos de la misma escuela, la de neandertal. Para empezar, Ranieri desnaturaliz¨® a su equipo. O sea: conden¨® a las bandas a dos de sus jugadores m¨¢s importantes -Mendieta y Schwarz- y all¨ª perdieron toda su eficacia. ?Y eso? Porque Ranieri, seg¨²n afirma, juega siempre en funci¨®n del rival y esos dos cambios deb¨ªan servir para algo. No se sabe muy bien para qu¨¦. ?Para tapar las bandas quiz¨¢s? Pues bien, Njegus -que descoll¨® m¨¢s que Jugovic- se fue a menudo de Schwarz y Bejbl no se fue de Mendieta porque el checo no se va ni de su sombra.
Sacchi, en cambio, s¨ª respet¨° el esquema de pretemporada, aunque en su versi¨®n m¨¢s t¨¦trica. El Atl¨¦tico, es cierto, quer¨ªa imponer su ritmo. El problema es que su ritmo a estas alturas es asm¨¢tico. Juega varado y con gran proliferaci¨®n de hombres alrededor de Molina. Por su acaso. El equipo madrile?o s¨®lo intimid¨® a Ca?izares a bal¨®n parado, y ah¨ª Jugovic fue el que m¨¢s se acerc¨® al gol. Y tampoco mucho.
El p¨²blico, que se aburr¨ªa, aprovech¨® los pl¨¢sticos que les entregaron para formar un tifo, y los sacudi¨® con sa?a en se?al de protesta contra el ¨¢rbitro, que ten¨ªa un silbato muy sensible: dio un recital de pito.
Buenas noticias tras el descanso. Entraba Kiko en el Atl¨¦tico, que ya es algo, y Ranieri resituaba a Mendieta y a Schwarz en su h¨¢bitat natural: el eje del centro del campo. Pero tambi¨¦n malas noticias: segu¨ªan en el campo Farin¨®s y Lucarelli, en una noche desastrosa para ambos. El delantero italiano, muy atropellado, apunt¨® unas carencias considerables para deambular por la Liga espa?ola.
Con todo, los cambios permitieron cierta entrada de aire. Por parte rojiblanca, Lard¨ªn aprovech¨® un corriente que entraba en por el extremo derecho, donde Bjorklund penaba la marcha de Angloma, lesionado, y el extremo rojiblanco serv¨ªa franco a Jos¨¦ Mari, quien, lanzado, continu¨® con la querencia por trasladar el cuero a las nubes. Por el lado local, apareci¨® Ilie. Es decir, el se?or Ilie. Se escabull¨® tras un pase largo de Bjorklund, encar¨® a Molina pero, exhausto, coloc¨® mal el esf¨¦rico. M¨¢s tarde no ser¨ªa tan indulgente. Amans¨® el cuero en el pico izquierdo del ¨¢rea grande, quebr¨® por aqu¨ª y por all¨¢ y sirvi¨® para que Angulo s¨®lo tuviese que embocar. Acab¨® as¨ª el rumano con la tortura italianizante.
El Valencia ten¨ªa el partido donde quer¨ªa y Sacchi s¨®lo balbuce¨® un par de cambios (Roberto y Valer¨®n) que ya no sirvieron para nada. Se volc¨® el Atl¨¦tico sin apenas resuello y el grupo de Ranieri defendi¨® como sabe: bastante bien, por cierto.
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