Una palacio para el pueblo
Los turistas dan vueltas y vueltas en vano en busca de una entrada al palacio del Marqu¨¦s de Dos Aguas de Valencia, cerrado al p¨²blico hace ocho a?os. Su portada barroca de piedra alabastrina de las canteras de Ni?erola-Picassent es sin duda un reclamo de indudable atractivo. Pero hasta finales de este a?o o principio del pr¨®ximo, seg¨²n las ¨²ltimas previsiones, ni los turistas ni los ciudadanos, podr¨¢n franquear esa puerta principal, vigilada por dos gigantes calvos y coronada por la figura de la virgen del Rosario. Para entonces deber¨¢ presentar su aspecto m¨¢s suntuoso: la imagen fiel de lo que fue en el siglo pasado. De hecho, las obras de restauraci¨®n de la sede del Museo de Cer¨¢mica Gonz¨¢lez Mart¨ª pretenden acentuar su car¨¢cter de palacio, adem¨¢s de reordenar la colecci¨®n muse¨ªstica, modernizar sus instalaciones y, sobre todo, afianzar la estructura del edificio, objeto de una intervenci¨®n de urgencia por su grave deterioro. As¨ª lo explica el director del museo, el mallorqu¨ªn Jaume Coll, quien, sin embargo, destaca la proyecci¨®n ciudadana de la nueva etapa del palacio. La planta baja, con sus dos patios cubiertos y sus arcos g¨®ticos recuperados, ser¨¢ de acceso libre. En ella se ubicar¨¢, como anta?o, la carroza de las Ninfas, dise?ada por Hip¨®lito Rovira y ejecutada por el escultor Ignacio Vergara, autores tambi¨¦n de la portada del siglo XVIII. Pero es la primera planta, la parte noble, el coraz¨®n del palacio. Su restauraci¨®n arquitect¨®nica y ornamental ya ha finalizado. Falta el mobiliario de la ¨¦poca, pero las estancias ya desprenden el lujo aristocr¨¢tico -y desde luego muy recargado- del gusto de sus moradores. Las l¨¢mparas de ara?a se multiplican por el reflejo de los numerosos espejos enfrentados -m¨¢s grandes que los de cuerpo entero-. Se han recuperado telas con motivos decorativos, cuadros y frescos. Predomina el color dorado. Toda la ornamentaci¨®n procede de la reforma que se efectu¨® en el palacio a mediados del siglo pasado. Son numerosos los artistas que participaron en ella. En esa ¨¦poca, el Marqu¨¦s Vicente Das¨ª, a su vuelta de Roma, decidi¨® invertir sus bienes heredados de forma indirecta en la total renovaci¨®n de la antigua casa solariega de los Rabassa de Perell¨®s, a quienes el monarca Carlos II les concedi¨® el marquesado de Dos Aguas en 1699. La nueva restauraci¨®n, con un presupuesto de 900 millones de pesetas, han durado cuatro a?os. Ahora falta s¨®lo por licitar la empresa que se encargar¨¢ de colocar la valiosa colecci¨®n de cer¨¢mica, la mayor parte donada por el valenciano Gonz¨¢lez Mart¨ª. M¨¢s tarde se emprender¨¢ la reconstrucci¨®n del edificio anexo, que alberga diversos servicios muse¨ªsticos, dado que el actual, de construcci¨®n moderna, no resulta operativo y presenta serias insuficiencias. El director del museo, de titularidad estatal, pretende ofrecer conciertos de m¨²sica de c¨¢mara los domingos en la gran sala de baile, que guarda todo su esplendor. Es, sin duda, una buena oportunidad para que el pueblo pueda disfrutar de lo que era el palacio de un marqu¨¦s. Un palacio que, durante la guerra civil, fue tambi¨¦n sede del Ministerio de Finanzas y del Consejo de Estado de la Rep¨²blica.
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