Un viaje de Primera

Hace apenas unos a?os, algunos aficionados del Villarreal acompa?aban al equipo por las ciudades y pueblos vecinos. El equipo militaba en categor¨ªas regionales. Ayer, algunos de estos mismos hinchas acud¨ªan con el pecho hinchado a Madrid. Era un d¨ªa en rojo en el calendario de un pueblo de 40.000 habitantes: Vila-real. Su equipo debutaba en la ¨¦lite. Qu¨¦ mejor maestro de ceremonias que el Madrid y qu¨¦ mejor escenario que el Bernab¨¦u. Motivo suficiente para fletar una diligencia al ritmo de los Beatles, el grupo asociado al club castellonense a trav¨¦s de la canci¨®n Yellow Submarine, convertida durante a?os en el himno oficioso del equipo.Un millar de aficionados parti¨® ayer de la estaci¨®n de ferrocarril de Vilareal. Una representaci¨®n heterog¨¦nea formada por gente de todas las edades, familias enteras con ni?os que apenas balbucean palabra y grupos mixtos de j¨®venes. A uno de ellos, de m¨¢s de sesenta a?os, no le fue propicio el viaje: sufri¨® un infarto a poco de empezar el partido, y su estado era muy grave en la madrugada de hoy.

El viaje result¨® una fiesta ambientada por el toque de dulzaina y, sobre todo, por los himnos. A dos bandas. Los m¨¢s atrevidos cantaban el nuevo, el oficial y m¨¢s casero: una canci¨®n que descubre la idiosincrasia del pueblo. No obstante, la mayor¨ªa todav¨ªa tararea el Submarino Amarillo.Ya en el estadio, el resultado final casi era lo de menos. Lo importante era haber estado all¨ª. En un momento hist¨®rico, en un viaje de Primera.