Medallas para otros
Los Cejalvo, orfebres dedicados a las condecoraciones desde hace siglo y medio, quieren abrir un museo
"?Co?o, co?o, co?o!". El general Varela no acert¨® a decir otra cosa al contemplar el bast¨®n de mando de Franco, de 41 cent¨ªmetros de largo, que el orfebre madrile?o Mariano Cejalvo le acababa de entregar y que el general se encarg¨® de supervisar. Sucedi¨® en 1940. La mujer del dictador, Carmen Polo, se hab¨ªa acercado personalmente, nada m¨¢s terminar la Guerra Civil, a la antigua tienda de condecoraciones de la familia Cejalvo, ubicada en la c¨¦ntrica calle de la Cruz, para encargar la joya. "?sta era una de las an¨¦cdotas que m¨¢s le gustaba contar a mi padre", dice Fernando Cejalvo, de 58 a?os, el actual patriarca de la saga y gerente de esta empresa de condecoraciones que fund¨® su bisabuelo en 1860. Conserva una r¨¦plica de aquel bast¨®n, cuyo original fue realizado en metales preciosos, diamantes y esmaltes finos a fuego, y que fue costeado descontando de la cartilla de cada soldado espa?ol una peseta. Los Cejalvo no saben qu¨¦ ha sido de aquella valiosa pieza pero creen que est¨¢ en poder de la familia Franco.En las paredes de la tienda de la calle de la Cruz cuelga el t¨ªtulo de Proveedor Oficial de la Casa Real que el rey Alfonso XII concedi¨® a Mariano Cejalvo en 1884. Fernando comenta con satisfacci¨®n que ¨¦l y sus cuatro hermanos constituyen la cuarta generaci¨®n dedicada a la condecoraci¨®n, y ya hay una quinta, sus hijos, preparados para el relevo.
Presume de regentar la casa m¨¢s antigua de Espa?a en su especialidad y de codearse con las mejores de Europa, como la londinense Spin and son o la francesa Arthur Beltr¨¢n. Su bisabuelo, el fundador, naci¨® en Villar del Humo, un pueblo de Cuenca. "Vino a Madrid con 20 a?os y no sabemos por qu¨¦ se dedic¨® a este negocio, ya que su padre era alba?il", cuenta el bisnieto. Entonces se especializ¨® en los esmaltes finos a fuego y el pintado a mano de miniaturas.
En 1912 la familia construy¨® un edificio de tres plantas en la calle de Lope de Rueda (Salamanca) que hasta hace unos meses alberg¨® el taller y las oficinas. Cuando se decidi¨® el traslado al pol¨ªgono industrial de Algete, Fernando hizo planes para convertir el antiguo chal¨¦ en un museo de condecoraciones. "Los honores y distinciones reflejan una parte importante de la historia de Espa?a y merecer¨ªa la pena reunirlas en un museo. Nosotros conservamos todos los troqueles desde 1860 y podr¨ªamos reproducir las piezas. Pero se necesita tiempo y dinero, y sin ayuda no podemos hacerlo".
Ha recurrido al Ministerio de Asuntos Exteriores, uno de sus principales clientes, y a algunas fundaciones, pero por el momento s¨®lo ha encontrado en ellas "mucho entusiasmo y poco dinero".
Se?ala que en los 138 a?os que lleva funcionando la casa el volumen de negocio se ha mantenido m¨¢s o menos estable. "La condecoraci¨®n se apoya en la vanidad humana y ¨¦sta no conoce ¨¦pocas ni ideolog¨ªas ni fronteras. Aunque es cierto que hay quien disimula m¨¢s. Pero a todo el mundo le gusta que le reconozcan como gente importante y le condecoren por ello, y cuanto m¨¢s brille la medalla, m¨¢s satisfacciones produce".
Reconoce no obstante que hay matices. La resaca de la victoria tras la guerra civil trajo consigo un subid¨®n medall¨ªstico. "A nosotros nos ha ido bien con todos los gobiernos. Incluso durante la guerra civil trabajamos para los dos bandos. Pero seg¨²n contaba mi padre, al acabarse la contienda se produjo un esplendor por las miles de condecoraciones que reparti¨® Franco".
En tan s¨®lo una ocasi¨®n los Cejalvo tuvieron dudas acerca de si aceptar o no el encargo. Fue hace un par de d¨¦cadas. Unos extra?os individuos se presentaron en la tienda y encargaron un bast¨®n de mando parecido al del dictador espa?ol. Pidieron a los orfebres que lo mantuvieran en secreto. Era para el ex dictador chileno Augusto Pinochet. "Hemos comprobado por las fotos de los peri¨®dicos que a¨²n lo luce cuando se viste de gala", asegura Fernando.
No exigen ning¨²n t¨ªtulo, diploma o nombramiento que respalde el encargo de una condecoraci¨®n. "Si alguien quiere autocondecorarse, es su problema. La responsabilidad de lucir indebidamente una medalla no es asunto nuestro", aclara. Entre las personas m¨¢s condecoradas en los ¨²ltimos 150 a?os en Espa?a est¨¢n Franco y el rey Juan Carlos.
Limpieza de medallas
Adem¨¢s de fabricar medallas tambi¨¦n las limpian. "La gente les da mucha importancia a sus condecoraciones y las cuida con esmero. Las traen a limpiar y a cambiar las cintas. Hace poco, el empresario Ruiz Mateos nos ha tra¨ªdo un ba¨²l lleno para que se las pongamos a punto". El taller de los Cejalvo tiene 19 trabajadores, 13 de ellos orfebres. "Cada vez tenemos m¨¢s problemas para encontrar artesanos de esta especialidad. La soluci¨®n es contratar aprendices j¨®venes y formarlos. Los chavales que salen de la Escuela de Joyer¨ªa tambi¨¦n nos sirven porque en definitiva nuestras piezas son joyas".Salvo excepciones, ninguna de las condecoraciones que concede la Administraci¨®n espa?ola es realmente de oro. "Las medallas llevan un ba?o dorado pero en realidad casi todas son de plata. Eso s¨ª, si quien la recibe tiene el capricho, nosotros se la hacemos en oro, pero se la tiene que pagar de su bolsillo", aclara.
Uno de los trabajos de los que m¨¢s orgullosa se siente la familia es el collar de Alcalde de Madrid, que estren¨® el primer edil de la democracia, Enrique Tierno Galv¨¢n, y que lo han lucido sus tres sucesores.
En estos momentos est¨¢n trabajando en las distinciones conmemorativas del XX Aniversario de la Constituci¨®n. "Le hemos llevado al presidente del Congreso, Federico Trillo, montones de bocetos, pero a¨²n no se ha decidido".
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