Matar para vivir
As¨ª es la vida. Los cazadores le pusieron puertas y vallas al campo, los furtivos se han visto cada vez m¨¢s cercados y entre unos y otros han dejado a gamos, ciervos, muflones y cabras monteses sin enemigos naturales, rodeados de mimos y alimentos en los cotos de caza. La selecci¨®n natural al garete. Y tanto folgar y comer ha disparado de tal manera la poblaci¨®n de estos c¨¦rvidos que ahora hay que liarse a tiros con ellos para preservar las cuatro especies citadas y proteger los campos. La Junta acaba de autorizar en 76 cotos de C¨¢diz, la mayor¨ªa privados, la caza de casi 5.500 cr¨ªas y hembras de estos rumiantes y anuncia una medida similar en los pr¨®ximos meses para Ja¨¦n. Es una matanza excepcional, se dice, pero se ha convertido en habitual. Eso quiere decir que algo falla, dicen los ecologistas. Las 250.000 hect¨¢reas del parque de los Alcornocales, un refugio de caza mayor inigualable de la provincia de C¨¢diz, dan para mucho ciervo. El progresivo incremento de la poblaci¨®n se ha traducido en lo que se llama "efectos no deseados", como son la degradaci¨®n de la vegetaci¨®n y la dificultada para la regeneraci¨®n del arbolado (se lo comen), la disminuci¨®n de las poblaciones de corzo (el m¨¢s peque?o de los c¨¦rvidos europeos, con la que cabra, gamo, mufl¨®n y ciervo compiten) y la degradaci¨®n de la propia especie. "El exceso de efectivos y el desequilibrio entre sexos ha llevado a un peor desarrollo de los individuos, con menor calidad de los trofeos y mayor vulnerabilidad de los trofeos", se dice en la resoluci¨®n de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, publicada el s¨¢bado en el Bolet¨ªn Oficial de la Junta de Andaluc¨ªa (BOJA). "Se les mata para defender la naturaleza, para asegurar su supervivencia, porque en los ¨²ltimos a?os, con el buen r¨¦gimen de lluvias, ha habido una alta natalidad y hay que compensarla con la caza", argumenta Fernando Carrasco, asesor t¨¦cnico del Servicio de Ordenaci¨®n de Recursos Cineg¨¦ticos y Pisc¨ªcolas. La resoluci¨®n detalla el n¨²mero de animales que se podr¨¢n abatir entre el pr¨®ximo 12 de octubre, comienzo de la temporada de caza mayor, y hasta el 15 de abril del a?o que viene, dos meses despu¨¦s del final oficial de la temporada cineg¨¦tica. En total tendr¨¢n que caer en rececho, aguardo o batida 3.213 hembras y 1.129 cr¨ªas de ciervo (cervus elaphus); 225 hembras y 94 beb¨¦s de mufl¨®n (ovis ammon); 554 gamas (dama dama) y 145 de sus v¨¢stagos, y 49 hembras y 37 ventregadas de cabra mont¨¦s (capra pyrenaica). La medida cineg¨¦tica se enuncia de "car¨¢cter excepcional", pero se ha convertido en sistem¨¢tica. "Hace ya varios a?os que se viene haciendo, y se ha pasado de las 2.982 piezas de la temporada 95-96 a las casi 5.500 de este a?o. Si lo que se considera excepcional se ha convertido en sistem¨¢tico es que algo falla", afirma ?scar Morgado, representante de Agaden en la Consejo Provincial de Caza de C¨¢diz, un organismo que dio su visto bueno a esta medida el pasado 20 de julio. Lo excepcional se ha traducido en que entre 1995 y este a?o se ha permitido abatir a m¨¢s de 15.000 ejemplares para "equilibrar la densidad y la proporci¨®n de sexos". Y hay un problema a?adido: ?qui¨¦n ha contado las poblaciones de estos animales para saber que hay demasiados? "No conocemos la densidad, ni tenemos un censo: lo ¨²nico que se conocen son los datos de los propios cazadores sobre caza en monter¨ªas. Es decir, a ojo de buen cubero", argumenta Morgado. Y la caza se autoriza en cotos tipo B, sin cercar, por lo que los animales se traslada de uno a otro. "Bueno, se asignan cupos a los 76 cotos", explica Carrasco. La muerte por cupos. Selecci¨®n artificial.
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