Suiza vive "un d¨ªa lleno de una gran pena"
El vuelo SR111, que une Nueva York con Ginebra, concluy¨® abruptamente a las 3.48 (hora peninsular espa?ola) de ayer frente a las costas canadienses y, de acuerdo con la compa?¨ªa Swissair, las 229 personas que iban a bordo perdieron la vida. El Gobierno federal helv¨¦tico se reuni¨® urgentemente en Berna y despu¨¦s el presidente, Flavio Cotti, anunci¨® oficialmente la tragedia a todo el pa¨ªs. Cotti dijo que las autoridades del pa¨ªs se sent¨ªan "consternadas" por el m¨¢s tr¨¢gico accidente de la historia de la l¨ªnea a¨¦rea nacional y calific¨® como "un d¨ªa lleno de una gran pena" la jornada de ayer.
En nombre del Gobierno, Cotti tambi¨¦n expres¨® sus condolencias a las familias de las v¨ªctimas y anunci¨® que en toda Suiza la bandera ondear¨ªa a media asta.En Z¨²rich, los directivos de la compa?¨ªa tambi¨¦n expresaron su consternaci¨®n. Philippe Bruggisser, presidente del consejo de direcci¨®n del grupo SAir, al que pertenece Swissair, confirm¨® que no se hab¨ªa encontrado con vida a ning¨²n pasajero y justific¨® el que la compa?¨ªa no cancelara los vuelos programadas con el aparato MD-11, similar al accidentado, "porque es un avi¨®n muy fiable que nunca ha dado problemas".
"Lo que ha pasado es lo m¨¢s terrible que puede ocurrirle a una compa?¨ªa a¨¦rea", agreg¨® Hannes Goetz, presidente del consejo de administraci¨®n de la l¨ªnea a¨¦rea.
Los ejecutivos de la compa?¨ªa, con voz entrecortada, no quisieron hacer conjeturas sobre el motivo del siniestro, aunque se?alaron que el piloto inform¨® de que "sal¨ªa humo del aparato". Seg¨²n ellos, el comandante hizo todo lo posible, incluida la suelta de combustible para aligerar el peso, para llegar al aeropuerto de Halifax (Canad¨¢) y realizar all¨ª un aterrizaje de emergencia, pero ese esfuerzo fue insuficiente para evitar que el aparato se estrellara a 50 kil¨®metros de ese destino.
Familias en el aeropuerto
Desde primera hora, familiares y amigos de quienes viajaban en el avi¨®n acudieron al aeropuerto de Cointrin en busca de noticias. All¨ª, enfermeras, religiosos y psic¨®logos trataban de atender a quienes necesitaban m¨¢s ayuda."No esperamos supervivientes. Compartimos su dolor. Deben ser fuertes", les comunic¨® luego el jefe de la polic¨ªa del aeropuerto antes de leer lentamente la lista de pasajeros, incluidos dos ni?os de meses.Una mexicana explicaba, entre llantos, que su hermana era una de las v¨ªctimas: "Yo la invit¨¦ y le pagu¨¦ el billete. Y ahora est¨¢ muerta".
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