Horas extra

Leyendo EL PA?S, edici¨®n de Andaluc¨ªa, del 14 de agosto, encuentro, bajo el ep¨ªgrafe Debate en Andaluc¨ªa, un art¨ªculo del consejero de Educaci¨®n, Manuel Pezzi, en el que anuncia la intenci¨®n con la que han presentado el proyecto del decreto para regular los derechos y deberes del alumnado y las normas de convivencia en los centros docentes no universitarios de Andaluc¨ªa. Bien, m¨¢s vale tarde que nunca, y, con 20 a?os de docencia a mis espaldas, cuatro de ellos impartiendo la ense?anza secundaria reformada a partir de la LOGSE, opino que nos pod¨ªamos haber ahorrado m¨¢s de un disgusto con un buen decreto a tiempo, que la reorganizaci¨®n de la ense?anza lo estaba pidiendo a voces (los padres de los alumnos lo han pedido a tortas en algunos casos, pero como los destinatarios eran siempre los profesores no ten¨ªa mucha importancia) desde hac¨ªa unos cuantos a?os. Pero cuando leo que "al elaborar este proyecto hemos partido de la idea..." y aqu¨ª una serie de circunloquios tales como... "implica una serie de caracter¨ªsticas propias de multiplicidad de emisores y receptores, mensajes de diferente naturaleza y contenido, flujo de informaci¨®n multidireccional" para referirse a que no s¨®lo somos los profesores los que tenemos algo que decir, o que "todo el entramado relacional establecido en un centro no es ajeno a los est¨ªmulos procedentes del entorno social y cultural" para decir que el instituto no debe cerrarse a la sociedad... me echo a temblar: ya estamos otra vez camuflando no s¨¦ qu¨¦ miedos con palabrer¨ªa hueca. La que se queda para funcionamiento interno, ya saben los terminachos para nombrar la pizarra, el recreo y tantos otros ser¨¢ mejor dejarla como est¨¢, pero la palabrer¨ªa para expresar claramente y sin darle m¨¢s vueltas al vocabulario que la sociedad ha cambiado, que la escuela tambi¨¦n, y que por eso vamos a adecuar las normas de convivencia de los centros para que estos contin¨²en sirviendo para la educaci¨®n de los ciudadanos de ma?ana, precisamente porque estos cambios en la sociedad y en la escuela hacen necesarias nuevas normas de convivencia, suena a miedo a afrontar el problema con rigor y seriedad.- . .

Son muchos los factores que pueden torcer el rumbo de unas vacaciones, pero cuando estos son de orden institucional, y, por tanto, evitables, no queda m¨¢s que un intenso sentimiento de frustraci¨®n, indignaci¨®n e impotencia. Que una negligente actuaci¨®n policial sea capaz de privarte de todo un d¨ªa de vacaciones, es una enorme injusticia. Ese fue nuestro caso, mientras disfrut¨¢bamos unos d¨ªas en Tenerife. El 30 de agosto, tras haber asistido la noche anterior al multitudinario festival de Son Latino"98 en la playa de los Cristianos, nos encontramos con la desagradable sorpresa de que nuestro coche de alquiler ten¨ªa las cuatro ruedas pinchadas, entre otros destrozos. Inmediatamente nos dispusimos a denunciar lo ocurrido, en compa?¨ªa de una familia local que en todo momento nos ofreci¨® su hospitalidad. Llamamos al 091 y de all¨ª nos remitieron a la Polic¨ªa Local. A su vez, estos nos dijeron que esos asuntos no eran de su competencia y nos instaron a acudir a la Polic¨ªa Nacional. Decidimos presentarnos en la comisar¨ªa m¨¢s cercana, en la vecina localidad de Las Am¨¦ricas. Una vez all¨ª se nos dijo que el tr¨¢mite podr¨ªa demorarse unas dos horas y que lo mejor que pod¨ªamos hacer era presentar la denuncia ante la Guardia Civil, pues todo ser¨ªa m¨¢s r¨¢pido. Decidimos, pues, trasladarnos al cuartel de la Guardia Civil de Los Cristianos, y all¨ª un sargento vestido en ch¨¢ndal nos dijo de modo muy grosero que eso no era de su jurisdicci¨®n y que no pensaba recoger ninguna denuncia, que ¨¦l no ten¨ªa culpa de que los nacionales no tengan ganas de trabajar. Ellos mismos llamaron a la comisar¨ªa para pedir explicaciones de por qu¨¦ nos hab¨ªan enviado a la Guardia Civil. La respuesta fue que ellos no hab¨ªan mandado a nadie a ning¨²n sitio. Regresamos nuevamente a la comisar¨ªa trag¨¢ndonos nuestra indignaci¨®n. En la comisar¨ªa estuvimos m¨¢s de cinco horas soportando estoicamente el calor asfixiante, y pero a¨²n, viendo c¨®mo eran atendidas, de forma privilegiada, todas aquellas personas que iban llegando. Finalmente pudimos denunciar en menos de cinco minutos. ante el polic¨ªa que atend¨ªa la mesa de recepci¨®n, y que nos hab¨ªa estado dando largas.- y dos firmas m¨¢s. .