Paseo de Gr¨¤cia
D?AS EXTRA?OSMi amigo F. est¨¢ que se sale con el cierre del Fashion Caf¨¦. A su juicio, las cosas no est¨¢n perdidas del todo en esta ciudad gracias al hecho evidente de que unos vientos de lucidez azotan el paseo de Gr¨¤cia. Primero se llevaron por delante aquella megatienda de discos llamada Virgin en la que nunca encontraba lo que buscaba; ahora han precipitado el cierre de ese restaurante supuestamente glamouroso con hamburguesas a precio de solomillo; y, seg¨²n F., que es un optimista vocacional, la cosa no va a terminar ah¨ª. En su delirio, F. conf¨ªa en que empiecen a palmar esos establecimientos que expenden caf¨¦s a precios de whisky de malta y tapas rancias disfrazadas de exquisito pincho donostiarra. "Muchacho, hemos de salvar el paseo de Gr¨¤cia, cueste lo que cueste", afirma mi amigo. Le veo tan contento que me creo en la obligaci¨®n de bajarle de la nube. Para acabarle de jorobar, me disfrazo de columnista solidario, de esos que acaban sus art¨ªculos dando el n¨²mero de cuenta bancaria de alg¨²n colectivo machacado por la sociedad machista y/u hostil, y le digo que siempre es lamentable la p¨¦rdida de puestos de trabajo. "Estoy de acuerdo", contraataca, "pero no me negar¨¢s que lo que se espera de un sitio como el Fashion Caf¨¦ son camareras que quiten el hipo y que te permitan hacerte la ilusi¨®n de que la purulenta hamburguesa que te vas a zampar te la est¨¢ sirviendo la mism¨ªsima Elle McPherson. Lo que no era el caso. Enti¨¦ndeme, no les estoy negando a las bajitas el derecho a servir mesas y ganarse la vida, pero si hay un sitio en el que la selecci¨®n est¨¦tica era imprescindible, ese sitio era el Fashion Caf¨¦". Aunque suena pol¨ªticamente incorrecto, creo que F. tiene raz¨®n. No creo que nadie fuera al Fashion Caf¨¦ por la comida, sobre todo teniendo al otro lado de la calle una digna delegaci¨®n del Boix de la Cerdanya. El que iba (yo no puse nunca los pies, por cierto) lo hac¨ªa en busca de cl¨®nicas de Claudia Schiffer y de un cierto glamour, sin encontrar, me temo, ni una cosa ni otra. Del mismo modo, el que entraba en Virgin hubiese agradecido que los dependientes supieran de qu¨¦ se les hablaba. Sobre los motivos que pueden llevar a alguien a entrar en el Replay (tampoco he sido visto nunca por ah¨ª) no s¨¦ muy bien qu¨¦ decir: creo que las tartas son buenas, pero si el glamour lo ha de poner una princesa de pa¨ªs de opereta aficionada a ser pre?ada por sus guardaespaldas, apaga y v¨¢monos. En opini¨®n de F., estos cierres por falta de p¨²blico demuestran la lucidez de los habitantes de esta ciudad y su escasa disposici¨®n a dejarse deslumbrar por propuestas absurdas. Pero, para acabar de creer en sus conciudadanos, F. agradecer¨ªa la ruina de esas cafeter¨ªas inflacionistas y esos figones de dise?o chungo que se est¨¢n extendiendo como setas por Barcelona. Realmente, ?qui¨¦n tiene ganas de pagar 150 pesetas por un caf¨¦, o bastante m¨¢s por un capuccino que no se parece en nada a los de verdad?, ?qui¨¦n, a excepci¨®n de cuatro turistas despistados, est¨¢ dispuesto a que le claven de mala manera por unas tapas mal hechas y recalentadas deprisa y corriendo en un microondas? Con las excepciones del Taktika Berri (Valencia-Muntaner) o de la Cerveseria Catalana (Rambla de Catalunya-Mallorca), la implantaci¨®n del tapeo en el Eixample da una grima considerable. Y dentro del Eixample, el paseo de Gr¨¤cia es, tal vez, la arteria m¨¢s machacada por todo tipo de timos de alto y bajo standing. A m¨ª cada d¨ªa me recuerda m¨¢s a esos Champs Elys¨¦es parisienses por los que ¨²nicamente deambulan turistas de Peoria, Illinois, convencidos de hallarse en el centro de la cultura occidental. Y no me hagan hablar de cultura en relaci¨®n con el paseo de Gr¨¤cia porque entonces la cosa ya es para echarse a llorar: librer¨ªas decadentes y alg¨²n que otro cine son los ¨²nicos sitios en los que uno puede intentar recuperarse de los retortijones de est¨®mago conseguidos en la taper¨ªa de turno. Hemos de salvar el paseo de Gr¨¤cia, insiste mi amigo F. Pero no s¨¦ si instalar un Zara donde estaba Virgin sea la mejor manera de iniciar nuestro camino hacia el glamour y la cultura.
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