Se buscan toreros
Habr¨¢ que poner un anuncio: "Se buscan toreros". Porque toreros en sentido estricto, lo que se dice toreros-toreros, son una especie a extinguir.Pegapases s¨ª hay; hasta sobran. Sacude uno una muleta y salen cientos. La sacude con la mano derecha y salen miles. Luego, ya todos ellos en la candente, ser¨ªa dif¨ªcil discernir...
Ser¨ªa imposible colocarlos por orden de m¨¦ritos si a todos les dieran las mismas oportunidades. A los tres del festejo vente?o, sin ir m¨¢s lejos, los ponen con lo que habitualmente torean las figuras, y a lo mejor le cortan las orejas y el rabo. Una surrealista consideraci¨®n estremece el esp¨ªritu de la afici¨®n buena: c¨®mo es posible que a las figuras les echen los toros anovillados e inv¨¢lidos, y a los novilleros que empiezan, enterizos y con trap¨ªo.
Romero / Barrero, Corpas, Mora
Novillos de Diego Romero, tres terciados y tres con trap¨ªo, manejables. Jos¨¦ Luis Barrero: pinchazo, estocada tendida trasera atravesada que asoma, rueda de peones y seis descabellos (silencio); estocada muy trasera (silencio). Francisco Jos¨¦ Corpas, de Sevilla: estocada (insignificante petici¨®n, palmas y tambi¨¦n protestas cuando sale a los medios); pinchazo, estocada trasera y dos descabellos (palmas y saluda). Jos¨¦ Mora, de Murcia: estocada trasera (insignificante petici¨®n y vuelta con algunas protestas); pinchazo hondo, dos descabellos -aviso- y descabello (silencio). Los dos ¨²ltimos, nuevos en esta plaza.Plaza de Las Ventas, 6 de septiembre. Menos de un tercio de entrada.
Tres de los novillos que les soltaron en la funci¨®n vente?a a los novilleros que empiezan no pasaban de terciaditos, ten¨ªan abotargado el temperamento, la pata floja. Pero los tres restantes exhib¨ªan m¨¢s trap¨ªo, sacaron m¨¢s fortaleza y desarrollaron m¨¢s vivaz embestida que los desmedrados espec¨ªmenes esos con los que las figuras pegan pases infinitos cantados despu¨¦s como si fueran gestas.
O quiz¨¢ son gestas verdaderas; las gestas que reclama la modernidad propia del tercer milenio.
En su condici¨®n de pegapases, los tres novilleros estuvieron estupendos. Pegaron muchos pases, efectivamente. En su condici¨®n de toreros, ya cabr¨ªan diversas alegaciones.
Debe avanzarse que los tres novilleros se emplearon con el capote; una modalidad que apenas practican las figuras del pegapasismo finisecular. Y, emple¨¢ndose, imprimieron variaci¨®n a las suertes. Jos¨¦ Luis Barrero ensay¨® chicuelinas y delantales; Francisco Jos¨¦ Corpas, delantales y faroles; Jos¨¦ Mora, faroles y tijerillas. Y los tres le dieron tambi¨¦n a la ver¨®nica. Con aleatorio resultado le dieron, si bien iban ganando terreno a cada lance, que es cosa buena, ajustada a la ortodoxia del lance.
Los seis novillos se les fueron sin torear, en efecto. Y la afici¨®n callaba, seguramente no tanto por condescendencia cuanto por convencimiento de que torear no estaba en el prop¨®sito de nadie; de que pretender que los pegapases toreen equivale a pedir peras al olmo; de que el arte de torear ha quedado convertido en pura entelequia.
Todas las faenas las basaron los novilleros en el derechazo y las incursiones al natural les quedaron voluntariosas. Jos¨¦ Luis Barrero, que banderille¨® sin especial relieve, no se acoplaba con sus enemigos. Francisco Jos¨¦ Corpas le sac¨® pases de buen corte al mortecino segundo novillo, mientras al encastado quinto no consigui¨® embarcarlo reunido y templado. Jos¨¦ Mora empez¨® sus primera faena con dos pases cambiados y para conducir al pastue?o novillo unas veces cargaba la suerte, otras la descargaba, sin alcanzar el debido acoplamiento. Tampoco le fue posible en el sexto, que ten¨ªa trap¨ªo de torito y se quedaba corto.
En su calidad de pegapases, los tres dieron la talla y pueden pasar sin problemas al mont¨®n. Quienes pretend¨ªan ver toreros -esos pintorescos humanoides que interpretan el arte de torear- deber¨¢n seguir esperando.
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