Las propuestas y razones sindicales
Tras meses de euforia desmedida, han bastado los ¨²ltimos datos de los mercados para volver a la realidad. Y la realidad es que la econom¨ªa espa?ola no ha cambiado estructuralmente y sigue siendo vulnerable, dependiente y fuertemente ligada a factores internacionales.Como consecuencia, el optimismo sin freno que proclam¨® el Gobierno de la derecha, invitando a invertir en Bolsa, debi¨® cambiarse por llamadas para que los inversores no salieran corriendo hacia la puerta.
En la UGT nunca hemos compartido este triunfalismo. Aunque sea cierto que existen tres millones de familias con capacidad para invertir, tambi¨¦n lo es que casi otros siete millones tienen dificultades para llegar a fin de mes, y 1.300.000, muchas dificultades. ?stos son los problemas reales que ninguna euforia burs¨¢til logra ocultar.
El Gobierno del PP est¨¢ liquidando el patrimonio p¨²blico empresarial y haciendo regalos fiscales a los m¨¢s ricos; la reducci¨®n de la inflaci¨®n, que ha posibilitado la bajada de tipos y en parte la reducci¨®n del d¨¦ficit, se ha basado en los sacrificios salariales y la p¨¦rdida de empleo de la primera mitad de los a?os noventa.
La otra parte de la reducci¨®n del d¨¦ficit se ha realizado con el recorte de aproximadamente un bill¨®n de pesetas en la protecci¨®n por desempleo, provocando la situaci¨®n antisocial de que m¨¢s de la mitad de los parados no tengan cobertura alguna por desempleo. El Gobierno se apresura a recordar que el recorte lo adopt¨® el anterior, pero eso no le exime de su responsabilidad cuando, adem¨¢s, se ufana de sus ¨¦xitos en el control del d¨¦ficit.
El Gobierno no intenta corregir los problemas estructurales que padecemos. Algunos, probablemente, los agrave: el recorte en la inversi¨®n p¨²blica acabaremos pag¨¢ndolo en t¨¦rminos de crecimiento y empleo.
Pertenecemos al grupo de pa¨ªses del euro. Queda por saber cu¨¢l va a ser nuestro papel en Europa.
?El de un pa¨ªs con el ¨ªndice de paro y precariedad m¨¢s alto de la Uni¨®n Europea, un tejido industrial d¨¦bil, un bajo ¨ªndice de inversi¨®n en I+D, con un nivel de infraestructuras insuficientes, una administraci¨®n p¨²blica desmotivada por los recortes y la indiferencia de los gobernantes y un sistema educativo deficiente?
Nosotros estamos empe?ados en cambiar esta tendencia y apostamos por una naci¨®n moderna, pr¨®spera, solidaria, productiva y con ¨ªndices de empleo y de estabilidad semejantes a la media europea.
Ya se ha desaprovechado una oportunidad para corregir el rumbo con el fracaso del Plan de Empleo del a?o 1998, que, aunque atiborrado de propaganda, ha merecido el rechazo sindical y la indiferencia de la sociedad espa?ola.
Hay otra oportunidad con la negociaci¨®n social abierta en varias mesas. En ellas est¨¢n identificados contenidos vinculados a los acuerdos existentes (Estabilidad y Pensiones) que aseguren su normal desarrollo, y, tambi¨¦n, compromisos de aplicaci¨®n de una directiva europea, sobre el contrato a tiempo parcial. Me referir¨¦ s¨®lo a los m¨¢s relevantes.
Con un retraso lamentable, sigue sin desarrollarse la aplicaci¨®n de la normativa de prevenci¨®n de riesgos laborales, mientras que sigue consider¨¢ndose un coste oneroso preservar la vida y la integridad f¨ªsica de los trabajadores, y los accidentes crecen incesantemente.
Adem¨¢s, se pretende -se le ha metido entre ceja y ceja al presidente- presentar como un hallazgo popular -en beneficio supuesto de la mujer- el contrato a tiempo parcial (CTP).
Es un contrato que se utiliza por debajo de la media europea, pero es un viejo conocido de cuya vida y milagros ya tenemos noticia -se hicieron m¨¢s de dos millones en 1997-, y sabemos que es urgente asegurar su voluntariedad, un marco jur¨ªdico que regule la duraci¨®n de la jornada y la adecuada protecci¨®n social.
Su aportaci¨®n al empleo es escasa. En un pa¨ªs como Espa?a, con un alto nivel de paro y precariedad, con bajos salarios y con 800.000 familias con todos sus miembros en paro, entra?a riesgos de subempleo y abusos muy serios. Es muy discutible incentivar un contrato que, por su propia duraci¨®n, ya incorpora un suculento "incentivo" para las empresas, dada su flexibilidad.
Deber¨ªa hacerse un esfuerzo dirigido a la recuperaci¨®n contractual y normativa del fijo discontinuo sobre la base del Acuerdo de Estabilidad, como hemos propuesto, para recuperar estos contratos, cuya desaparici¨®n ha resultado perjudicial para los trabajadores e incluso para algunos sectores empresariales. Es m¨¢s ¨²til incentivar su recuperaci¨®n que regalar dinero p¨²blico incentivando el CTP.
Estamos discutiendo tambi¨¦n la reducci¨®n de horas extraordinarias y la penalizaci¨®n de la contrataci¨®n temporal. El Ejecutivo debe ejercitar su capacidad legal de reducir las horas extras, cuyo n¨²mero es escandaloso, e incrementar la cotizaci¨®n de los contratos temporales, para lo que el Ministerio de Trabajo est¨¢ habilitado legalmente.
Tiene tambi¨¦n que mejorar la regulaci¨®n de las empresas de trabajo temporal (ETT), revisando la normativa que rige sus actividades, exigiendo su correcta utilizaci¨®n y restringiendo su actividad en los sectores de riesgo, para proteger y equiparar los derechos de los trabajadores en misi¨®n.
Estas discusiones no se cierran porque el Gobierno rehuye asumir sus compromisos para no enemistarse con la patronal.
Menci¨®n especial merece el compromiso de separar las fuentes de financiaci¨®n de la Seguridad Social, que el Gobierno tiene que culminar en dos ejercicios presupuestarios. Las cantidades a separar llegan a casi un bill¨®n de pesetas, que no incrementa el d¨¦ficit, pero s¨ª lo redistribuye correctamente, incrementando el del Estado y estabilizando la Seguridad Social. Exigimos tambi¨¦n que se nos detallen y clarifiquen las deudas incorrectamente imputadas a la Seguridad Social y se eliminen de su contabilidad.
Los contenidos que singularizan un nuevo escenario de negociaci¨®n con el Gobierno, y que resultan esenciales para nosotros, son:
-Negociar y acordar el Plan de Empleo del 99, identificando iniciativas p¨²blicas de empleo, impulsando los nuevos yacimientos e incentivando la reducci¨®n de jornada para crear nuevos puestos de trabajo.
-Mejorar la cobertura por desempleo, espec¨ªficamente a los parados de larga duraci¨®n y parados con responsabilidades familiares.
Es evidente que estos objetivos, y otros de los pendientes, tienen una vinculaci¨®n muy estrecha con los presupuestos del 99 (PGE99), que son los que marcan el margen econ¨®mico.Tanto el PGE99, en lo que se conoce, como el del Inem no van en la direcci¨®n correcta.
Sentar las bases para esta negociaci¨®n significa que el Gobierno reconozca: 1. Que tiene que incrementar fuertemente las aportaciones del Estado al presupuesto del Inem para utilizar preferentemente las cotizaciones por desempleo en mejorar la cobertura. Aportaciones que han ca¨ªdo de manera estrepitosa en los ¨²ltimos a?os: en el 96 eran el 20% del total de ingresos del Inem, y en el 98 y 99 se estancan en el 11%.
2. Reordenar los incentivos, priorizando la incentivaci¨®n directa a la creaci¨®n de empleo a trav¨¦s de la reducci¨®n de jornada, limitando a objetivos espec¨ªficos la incentivaci¨®n a la contrataci¨®n estable y a tiempo completo.
La estabilidad deber¨ªa alcanzar la velocidad de crucero, si los empresarios compartieran sinceramente en la pr¨¢ctica el discurso de la estabilidad. Si no es as¨ª, y necesitan las muletas de los incentivos indefinidamente, preferimos comprobarlo cuanto antes.
Es preciso corregir la precariedad y la rotaci¨®n en el empleo, con una cotizaci¨®n empresarial mayor en los contratos temporales, preferencia en los concursos p¨²blicos a la creaci¨®n de empleo estable en la Ley de Contratos del Estado, programas espec¨ªficos de la Inspecci¨®n de Trabajo sobre contratos eventuales, y otras.
La lucha contra el paro tiene otro escenario b¨¢sico que es el del debate con la patronal sobre la reducci¨®n de la jornada laboral, que tiene que abrirse en estos d¨ªas a la negociaci¨®n.
Nuestra posici¨®n est¨¢ expresada en el corto plazo en la propuesta unitaria de UGT y CCOO: "La reducci¨®n y reordenaci¨®n del tiempo de trabajo como pol¨ªtica de empleo: por las 35 horas".
La reducci¨®n de la jornada laboral debe traducirse en un acuerdo interconfederal como los firmados hace un a?o. No prejuzgamos su contenido, aunque es una buena referencia el Acuerdo Marco Interconfederal, suscrito hace 18 a?os, que rebaj¨® la jornada en 126 horas anuales e implant¨® el c¨®mputo anual de la misma.
Nuestra aportaci¨®n a este acuerdo es la ordenaci¨®n flexible de la jornada -con participaci¨®n sindical- y la moderaci¨®n salarial que practicamos y que, en los t¨¦rminos y con las referencias actuales, mantendremos en el futuro. Para ello, la vertebraci¨®n y articulaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva resultan imprescindibles.
En el medio plazo, con claridad, la propuesta unitaria afirma: "UGT y CCOO destacamos, en este sentido, el papel esencial de la iniciativa legislativa para lograr una reducci¨®n amplia y generalizada de la jornada de trabajo y un impacto eficaz sobre la creaci¨®n de empleo", trasladando su aplicaci¨®n a la negociaci¨®n colectiva.
Hay que generalizar la reducci¨®n de jornada -existe un mill¨®n de trabajadores sin convenio- con la fijaci¨®n de la jornada m¨¢xima en 35 horas a inicios del pr¨®ximo siglo, y para homogeneizar y regular la dispersi¨®n que se puede producir con los acuerdos de reducci¨®n de jornada a 35 horas de las comunidades aut¨®nomas.
Desde la reducci¨®n de jornada a 40 horas que se inici¨® en 1980 y se alcanz¨® en 1983, la negociaci¨®n colectiva s¨®lo ha conseguido rebajar la jornada en un 2%, desde 1.798 horas anuales registradas en 1984 hasta las 1.769 en 1997. ?stas son nuestras propuestas y nuestras razones sindicales.
En funci¨®n de los objetivos expresados, en su momento valoraremos unitariamente los resultados de la negociaci¨®n y, de no ser satisfactorios, fijaremos la respuesta sindical.
No vamos a vacilar en denunciar y rechazar la contrarreforma fiscal del PP y presentar a la sociedad una alternativa equitativa, progresiva, que garantice la recaudaci¨®n del Estado y que sea beligerante con el fraude fiscal, y as¨ª lo haremos codo con codo, con los sindicatos y partidos progresistas que compartan nuestra posici¨®n, para preservar el inter¨¦s de los trabajadores. Vamos a seguir defendiendo con ah¨ªnco, para principios del siglo XXI, la reducci¨®n legal de la jornada a 35 horas, y requerimos a los partidos pol¨ªticos progresistas para que incorporen este compromiso, consustancial al valor y la dignidad del trabajo.
El PP, en su interminable deambular hacia el oasis electoral del centro, tiene diversos senderos. Le aporta credibilidad el del acuerdo social. Est¨¢ ayuno de autenticidad el de trocar un rostro barbudo por uno bien rasurado. El cambio de fachada, de vestidura, no convence m¨¢s que a los convencidos. Porque ya se sabe que el h¨¢bito -aunque sea de Silos- no hace al monje.
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