"Vivir as¨ª es una lucha diaria y sin remedio"

El barre?o es uno de los utensilios m¨¢s utilizados en el patio de vecinos de Genciana, 39 (Tetu¨¢n). La finca, sobre la que pesa una orden de desalojo por ruina, la forman siete pisos de menos de 30 metros cuadrados que en su mayor parte carecen de ba?o y, algunos, de retrete individual.Eufemia Agua, una viuda de 67 a?os, lleva desde 1960 compartiendo retrete en este bloque que, por fuera, no deja traslucir todas las carencias de su interior. El tigre, instalado en una caseta de madera del patio, est¨¢ muy limpio pero carece de luz.

"Te acabas acostumbrando", explica esta mujer que vive en su peque?¨ªsima casa, iluminada por ventanucos y por la que paga 1.665 pesetas mensuales de alquiler. Nunca ha sentido que viviera en un palacio, pero ahora ella y los otros vecinos temen perder lo poco que tienen. Las ¨®rdenes para abandonar el inmueble se suceden y no llega soluci¨®n de los servicios sociales.

Mar¨ªa Antonia Lanzas, su vecina de arriba, una pensionista de 64 a?os, creer¨ªa estar so?ando si le realojasen en un piso p¨²blico de alquiler. Ella dispone de un raqu¨ªtico retrete pero no de ducha. Lo peor, con todo, no es eso. Hace cuatro a?os, la due?a del edificio hizo una obra en el tejado y desde entonces la casa de esta viuda de un chapista tiene los techos levantados. En un pasado no muy remoto, en el min¨²sculo piso vivieron ocho personas. "Mi marido y yo, en una cama, y al lado, tres chicos en literas, y en la otra habitaci¨®n, el resto", explica.

Casa de ba?os

Emilio N¨²?ez, un ex ferroviario de 75 a?os, pasa de barre?os. No porque tenga ducha, ya que su vivienda carece de ese servicio b¨¢sico igual que carece de retrete. Pero se ha acostumbrado a desplazarse hasta la casa de ba?os de Bravo Murillo. ?l y su mujer ya no sue?an con vivir en una casa con ba?era."Nos hemos acostumbrado a arreglarnos as¨ª, son muchos a?os, y con los jornales de antes no nos daba para una vivienda mejor", a?ade.

No muy lejos, en la calle de Panizo, Jos¨¦ Guindulain, un soldador del Metro retirado, de 69 a?os, habla del "chozo" para referirse a su hogar. Y no le falta raz¨®n. Sin cimentaci¨®n, la casa, de 19 metros, que ¨¦l mantiene ordenada, rezuma humedad. "Vivir as¨ª es una lucha, pero esto no tiene remedio", explica este hombre que desde que se divorci¨®, hace 19 a?os, vive en esta barriada sin ducha. "Antes viv¨ªa peor", explica se?alando su antigua morada, un armario grande dividido en cocina y dormitorio.

A su alrededor hab¨ªa casas similares que han pasado a mejor vida, y otras, como la de Petra Mart¨ªn, una asistenta de 32 a?os, su marido y sus tres hijos, donde la palabra hacinamiento cobra todo el sentido.