La mala semana
Es creencia generalizada entre los gentiles que cuando llueve mierda, la mejor de las soluciones consiste en que cada uno escuche su propia voz interior. Lo que pasa es que esta ¨²ltima semana ha llovido mucho, nacional e internacionalmente, y que con lo ¨ªntimo tenemos el problema de que, al aplicar la oreja, en vez de profundas revelaciones escuchemos el metr¨®mono interno de Joaqu¨ªn Almunia, instrumento aterrador que tic-taquea mon¨®tonamente en su discurso, mientras le dicta puntos y aparte all¨¢ donde el resto del com¨²n de los mortales suele situar las comas.As¨ª que, a la espera de la foto de Aznar con el gorro andino que, sin duda, el presidente se pondr¨¢ durante su inminente visita a Per¨² (es probable que Fujimorichet se lo lleve al Titicaca, creyendo que es un mozuelo), limit¨¦monos a comentar la actualidad y sus asuntos. Mon Dieu, ahora que lo pienso: Felipe tambi¨¦n calz¨®se un primor capilar hecho en calceta cuando estuvo en el altiplano, all¨¢ en Bolivia, y ello coincidi¨® con el momento en que su legendaria inteligencia empez¨® a hacer el ganso, hasta el extremo de que ha tenido que acabar poni¨¦ndose una toga a juego con el birrete de punto. No quiero ni pensar en la posibilidad de que la altitud, junto con la compresi¨®n craneal, le desboque los centros, tambi¨¦n, al hoy impresionante presidente. Imposibilitada para sacudirme el aluvi¨®n de caca generalizada, entr¨¦ en Internet para contactar bravamente por lo cibern¨¦tico con el tema Lewinsky, y al poco llegu¨¦ a un par de conclusiones asaz pavorosas. Primera, ella tuvo tremenda paciencia hasta que el ad¨²ltero baptista decidi¨®se a depositar en su canes¨² el preciado l¨ªquido que hab¨ªa de convertirse en incrustaci¨®n o prueba legendaria; nunca entender¨¦ porqu¨¦ le tienen tanto aprecio al yogurcillo los creyentes anglicanos, debe de ser cosa de la famosa escasez l¨¢ctea sufrida durante la traves¨ªa del Myflower. Y dos (pavorosa sospecha), ?habl¨® con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar el presidente de Estados Unidos durante alguna de las casi doce fellatios a que toc¨® durante la estancia de la Bec (que, en catal¨¢n, quiere decir pico) Aria (que, en italiano, quiere decir Mamami, Alfredo, de La Traviata)?
En tal caso, ?existe alg¨²n mecanismo en la Iglesia cat¨®lica que permita perdonar al inocente testigo de semejante desahogo? ?O acaso estamos obligados, como cat¨®licos que somos, y sobre todo pa¨ªs cat¨®lico, y m¨¢s que nada pa¨ªs, a inquirir siempre qu¨¦ es lo que el otro h¨¢llase haciendo o dej¨¢ndose hacer mientras ora por tel¨¦fono? La problem¨¢tica es peliaguda porque, imag¨ªnate, est¨¢ el presidente de Espa?a a punto de depositarse en las clarisas de Villarreal (do entrega el alquiler de su porcel¨¢nica villa veraniega, a modo de ¨®bolo), para comulgar, y le llama el jeque de Estados Unidos, que se encuentra en plena faena por parte de Boquitas Pintadas.
?Puede nuestro pr¨®cer continuar como si nada con sus quehaceres espirituales, o debe por fuerza confesarse otra vez, tipo "y adem¨¢s he hablado con Clinton por tel¨¦fono, reverendo padre", antes de proceder?En fin, doctores tiene la Iglesia.
Diga lo que diga la Iglesia, lo que a m¨ª me preocupa es lo que puede decir el nuncio de Su Santidad en Espa?a, monse?or Lajos Kada, que acaba de bramar contra el proyecto de ampliaci¨®n del aborto a un cuarto supuesto, diciendo que cada vez que una mujer aborta favorece que vengan ilegales a hacer el trabajo para el que faltan brazos abor¨ªgenes. Qu¨¦ pedazo de bestia sacra. Aparte de lo racista, por semejante regla de tres, cada vez que la Guardia Civil pille a 30 africanos y los devuelva deber¨ªamos las mujeres reclamar la cuota de 30 polvos que nos corresponden por tarifa, o por Algeciras. Y cada vez que naufraga una patera y mueren unas decenas de inmigrantes, devorados por las aguas del Estrecho, tendr¨ªamos que someternos a las artes inseminales de Willy, la ballena padre. Verdaderamente, una cree que la humanidad ha avanzado pel¨ªn, pero cada d¨ªa se demuestra que, hasta que acabemos con los nuncios y con la tuna, no crecer¨¢ la inteligencia bajo nuestros pies. Hubo una ¨¦poca en que cab¨ªa buscar refugio en la literatura, pero entonces lleg¨® Alfonso Guerra, que, hicieras lo que hicieras para mantenerte al d¨ªa en lecturas, siempre lo hab¨ªa le¨ªdo ¨¦l todo antes. Y ahora, oh degeneraci¨®n, est¨¢ Duran Lleida, que, te pongas como te pongas, siempre tiene menos a?os que t¨².
Terrible era nos ha tocado vivir.
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