35 horas
El empe?o de la Junta de Andaluc¨ªa en la aplicaci¨®n de la jornada laboral de 35 horas ha puesto en el centro del debate econ¨®mico andaluz la cuesti¨®n del reparto del trabajo. Tres son las posturas que se plantean. Por una parte, la posici¨®n de los empresarios, contraria a la implantaci¨®n de la medida, en funci¨®n a que la misma va a suponer un encarecimiento del coste laboral real y en consecuencia una p¨¦rdida de competitividad que no s¨®lo no va a incrementar el empleo, sino que incluso puede producir un aumento del paro. Por otra parte, la de la izquierda m¨¢s radical, abanderada por IU, que insiste en que las 35 horas se han de imponer por ley, como una forma m¨¢s de intervenci¨®n p¨²blica en la econom¨ªa. Y finalmente la de la Junta, en gran medida coincidente con la de los sindicatos, que aboga por su implantaci¨®n consensuada, mediante la negociaci¨®n colectiva y la implantaci¨®n de incentivos que reduzcan el impacto del incremento de costes para los empresarios para reducir los posibles efectos negativos antes citados. De las tres, es la ¨²ltima la que tiene m¨¢s visos de realismo y factibilidad. La jornada de 35 horas no se puede implantar sin m¨¢s, como pretende IU, pues producir¨ªa lo que los economistas denominamos un schock de oferta, que se traducir¨ªa en una reducci¨®n de la producci¨®n y el empleo y un incremento de los precios. Por su parte, la postura de los empresarios es una postura dogm¨¢tica del liberalismo, propia de una concepci¨®n est¨¢tica de la econom¨ªa liberal en la que ni se tienen en cuenta las ganancias de productividad, ni las posibilidades que otorgan los pactos de rentas internas de cada empresa. De hecho, la realidad pone de manifiesto que son muchas las empresas donde ya se trabaja por debajo de las 40 horas, fruto de la negociaci¨®n colectiva. En consecuencia, el camino comenzado por sindicatos y Junta no s¨®lo es posible sino que adem¨¢s es muy probable que tenga efectos positivos sobre el empleo. Eso s¨ª, en su aplicaci¨®n en la Administraci¨®n p¨²blica se ha de ser prudente, pues se har¨ªa necesaria una evaluaci¨®n previa de la productividad y la definici¨®n de unos est¨¢ndares de incremento de la misma que soporten la reducci¨®n de jornada y el aumento de la contrataci¨®n.
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