?De qu¨¦ se r¨ªen sus se?or¨ªas?
Un debate de pol¨ªtica general deber¨ªa ser un espacio en el que poder y oposici¨®n fueran capaces de confrontar sus respectivos puntos de vista sobre la gesti¨®n realizada por el Gobierno en los ¨²ltimos doce meses. Un debate de pol¨ªtica general deber¨ªa servir para tomarle el pulso a la sociedad, analizar cu¨¢les son sus problemas, sus inquietudes y sus necesidades. Un debate de pol¨ªtica general deber¨ªa ofrecer respuestas a los interrogantes que los ciudadanos se plantean d¨ªa a d¨ªa, bien fuera desde el poder o desde la oposici¨®n. Las Cortes Valencianas celebraron ayer el debate de pol¨ªtica general de todos los a?os. Se cumpli¨® el ritual. El presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, ahora, como antes Joan Lerma, cant¨® sin rubor ni pudor alguno las excelsas virtudes de su ¨ªmprobo trabajo al frente del Ejecutivo. El portavoz de la oposici¨®n, Antonio Moreno, ahora, como antes Eduardo Zaplana, fue el predicador apocal¨ªptico de los males que acechan a la Comunidad Valenciana si sigue gobernada por el PP. Todo muy previsible. M¨¢xime cuando se entra en barrena preelectoral y la demagogia pol¨ªtica acaba por hacer irreconocible la realidad de tanto manipularla, retorcerla y estrujarla a base de datos, estad¨ªsticas y porcentajes que as¨ª son si as¨ª les parece a sus se?or¨ªas. A fuerza de convertir a los ciudadanos en cifras, Zaplana y Moreno acabaron por ignorarlos. De tal suerte que el debate desbarr¨® a una suerte de pelea de gallos en la que lo ¨²nico que importaba era la frase brillante, el chascarrillo ocurrente, el comentario c¨ªnico y la an¨¦cdota ingeniosa o hiriente. Arrastrados por esa din¨¢mica perversa los diputados populares y socialistas se convirtieron en hooligans de sus respectivos jefes de filas, aplaudiendo cualquier banalidad viniera o no cuento. Las discrepancias sobre el paro, las listas de espera en la sanidad, la siniestralidad laboral, el estado de la educaci¨®n p¨²blica, la manipulaci¨®n de la radio y televisi¨®n p¨²blica se celebraban entre aplausos y risas. ?De qu¨¦ se re¨ªan ayer sus se?or¨ªas? Los unos y los otros. Los populares con la risa c¨ªnica y asombrada al descubrir que el PSOE era capaz de ejercer la oposici¨®n sin demasiada mala conciencia. Los socialistas, con la bobalicona alegr¨ªa de sentir que el PP acusaba sus golpes. ?Y los ciudadanos? No estaban, no figuraban. Bien es cierto que se hablaba en su nombre, que todo se dec¨ªa y se hac¨ªa por su supuesto bienestar, pero all¨ª nadie se acordaba de ellos. El presidente Zaplana lleg¨® a afirmar: "es una pena que se desperdicie un debate de esta naturaleza". ?l, m¨¢s que nadie, deber¨ªa preguntarse el porqu¨¦.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.