Un arranque con sexo seco
Los programadores del concurso han elegido para abrirlo una especie de pel¨ªcula-aviso, que deja entrever -de lo contrario habr¨ªan seleccionado otra m¨¢s amable- que hacen de entrada ostentaci¨®n de criterios selectivos duros y nada contemporizadores con quienes se meten en una sala en busca de una pantalla analg¨¦sica. En lugar de cine bals¨¢mico se encontrar¨¢n -ante la pel¨ªcula estadounidense Amigos y vecinos, escrita y dirigida por el casi novato Neil LaBute- que se han metido en un quebranto en toda regla, una seca y ¨¢spera invitaci¨®n a irse a casa con la vieja coartada de la jaqueca.Amigos y vecinos comienza arrancando risas de color verde, que no se tarda en comprobar que son una entrada p¨ªcara y suave a un inh¨®spito ¨¢mbito de juegos combinatorios de cama entre tres hombres y tres mujeres, que no buscan hacer gracia, sino meter en la boca del est¨®mago del espectador un pu?etazo antier¨®tico, como es contemplar la zona asqueante de los encuentros entre seis personas atrapadas por el sexo considerado no como liberaci¨®n, sino como campo de dominio y de derrota.
Fracasos de cama
La pel¨ªcula sigue una composici¨®n ritualizada: reiteraci¨®n de los encuadres y de las situaciones, por lo general en d¨²o y algunas veces en tr¨ªo, capturadas por esos encuadres. Un desalmado humor, o malhumor, ti?e de negro estos encuadres rituales, que reiteran esquinas desapacibles de un itinerario de fracasos sexuales y de naufragios en una cama, que abarca casi todas las variantes imaginables del gatillazo, incluido, para rizar el rizo, el autogatillazo, el de On¨¢n, el infalible.Ning¨²n alivio de evidencia porno hay en la abrumadoramente casta galer¨ªa de coitos a la almohada, coitos vaginales y anales, felaciones, coitos medidos reloj en mano y coitos frontales, laterales, a lo perro y de pecho contra espalda, masturbaciones, mamadas, tortilleos y jugueteos machos de ducha y de ba?o turco. Y todo esto con inapelable ritmo matem¨¢tico sin el menor respiro musical, lo que hace de esta pel¨ªcula disuasoria una invitaci¨®n a la capadura, de la que s¨®lo nos salvan las tres excepcionales actrices -Amy Brenneman, Catherine Keener y Nastassja Kinski- amantes de los tres fantoches machos en erecci¨®n mental permanente. El fuerte desequilibrio a favor de las primeras, entre la veracidad de los personajes hembra y sus espantap¨¢jaros fornicadores, hiere la m¨¦dula de esta audaz pel¨ªcula, que tiene mucha ciencia f¨ªlmica dentro, pero mezclada con sobredosis de desprecio por el disfrute del animal humano.
Una paliza, para colmo cinematogr¨¢ficamente meritoria, como comienzo. Puede que estemos ante la argucia de darnos aceite de ricino como aperitivo, para que tras el trago amargo las peras en dulce que guardan en la bocamanga nos sepan a mejor. O puede que sea el de anoche un adelanto de la ensalada de f¨²nebres sequedades que se nos viene encima. A saber.
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