La luz que ensucia el cielo
Las urbes de cierto tama?o emiten tal cantidad de luz artificial que es imposible distinguir las estrellas. El cielo est¨¢ aparentemente vac¨ªo. El velo blanquecino que oculta los astros es visible a varios kil¨®metros de distancia, como si fuera una burbuja luminosa dispuesta sobre calles y edificios. La contaminaci¨®n lum¨ªnica, en la que pocos reparan, es consecuencia de un desproporcionado consumo energ¨¦tico y puede llegar a interferir en el trabajo cient¨ªfico que se desarrolla en los observatorios astron¨®micos. Ya en 1990, los responsables del Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa (IAA) y el Instituto de Radioastronom¨ªa Milim¨¦trica, ambos con sofisticados equipos situados en las cumbres de Sierra Nevada, redactaron un informe sobre la incidencia de este problema en sus investigaciones. En el documento advert¨ªan a las distintas administraciones del "paulatino deterioro de la calidad astron¨®mica del cielo de Sierra Nevada", y solicitaban que en la normativa que entonces se preparaba, para ordenar las actuaciones humanas en este parque natural, se incluyeran medidas que evitaran el impacto de la poluci¨®n luminosa, la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, el tr¨¢fico rodado y las emisiones radioel¨¦ctricas. P¨¦rdida de competitividad Nada se hizo entonces, y la situaci¨®n ha empeorado. "Estamos perdiendo competitividad cient¨ªfica", explica Jos¨¦ Luis Ortiz, astrof¨ªsico del IAA, "porque nuestro cielo ya no tiene la calidad de hace algunos a?os, cuando se nos consideraba el mejor enclave de Europa para investigaciones astron¨®micas y por eso se instal¨® en Almer¨ªa el observatorio hispano-alem¨¢n de Calar Alto, y en Sierra Nevada el radiotelescopio en el que tambi¨¦n participan franceses y alemanes". Las evaluaciones, a¨²n provisionales, que han llevado a cabo especialistas del IAA ponen de manifiesto este deterioro, debido sobre todo a la contaminaci¨®n lum¨ªnica procedente tanto de Granada capital, como de algunos municipios serranos, la estaci¨®n de esqu¨ª de Pradollano y hasta la Costa del Sol, cuyo resplandor se alcanza a ver desde las cumbres. "Nuestro fondo de cielo", explica Ortiz, "est¨¢ una o dos magnitudes por debajo del que se alcanza en los mejores observatorios del mundo, y esto ya indica que hemos sufrido una p¨¦rdida de calidad que se ir¨¢ incrementando si no se toman las medidas adecuadas". La contaminaci¨®n lum¨ªnica no es m¨¢s que el brillo o resplandor que se origina en el cielo a partir de la difusi¨®n y reflexi¨®n de la luz artificial en los gases y part¨ªculas presentes en la atm¨®sfera. Al hacerse las observaciones de los astros por contraste con el fondo del cielo, un incremento del brillo del fondo disminuye este contraste e impide ver aquellos objetos de luminosidad m¨¢s d¨¦bil que son, precisamente, a los que se orientan la mayor parte de las investigaciones. El mayor impacto lo causan los focos o proyectores de gran potencia que se utilizan en el alumbrado de grandes ¨¢reas, zonas deportivas, aeropuertos, fachadas de edificios o monumentos. Estas fuentes, debido a la inclinaci¨®n con la que suelen instalarse, env¨ªan parte de su flujo directamente sobre el horizonte, desperdiciando gran cantidad de energ¨ªa luminosa. Un solo proyector de este tipo puede provocar m¨¢s alteraciones que la iluminaci¨®n de una localidad de 1.000 habitantes. Otros elementos muy contaminantes son los dispositivos de alumbrado decorativos, en los que el flujo de luz, como ocurre con las farolas de tipo globo, se emite en todas las direcciones. En el caso de Sierra Nevada, son especialmente agresivos los elementos de iluminaci¨®n situados en las zonas m¨¢s elevadas, pr¨®ximas a los centros cient¨ªficos, aunque ya se han aplicado algunas medidas correctoras. "Una nueva carretera, que discurre cerca del observatorio, se ha dotado de farolas especiales, bien orientadas, para disminuir al m¨¢ximo la p¨¦rdida de luz hacia el cielo, pero en la estaci¨®n de Pradollano hay muchos puntos que todav¨ªa est¨¢n pendientes de ser modificados para disminuir su impacto", precisa Ortiz. Las m¨¢quinas que compactan la nieve de las pistas, por ejemplo, suelen trabajar de noche y van provistas de potentes faros. "En estas condiciones", denuncia Ortiz, "hay veces que los instrumentos se ciegan, en sentido literal, y no son capaces de analizar los objetos que nos interesan, y solo podemos esperar a que cese la contaminaci¨®n".
El ejemplo de Canarias
Los cielos de Andaluc¨ªa oriental presentan unas condiciones inmejorables para la observaci¨®n astron¨®mica y, sin embargo, est¨¢ siendo Canarias el territorio al que se est¨¢n dirigiendo las mayores inversiones en equipaci¨®n cient¨ªfica. A juicio de Jos¨¦ Luis Ortiz, "uno de los atractivos que tiene el archipi¨¦lago es la existencia de una legislaci¨®n espec¨ªfica que protege sus cielos y reduce la contaminaci¨®n lum¨ªnica, porque las condiciones de Sierra Nevada, en lo que se refiere a altitud y presencia de vapor de agua en la atm¨®sfera, son mejores que las que ofrecen las islas". Una Ley, dictada en 1988, y un Real Decreto publicado cuatro a?os despu¨¦s, protegen la calidad astron¨®mica de los observatorios dependientes del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC). Ambas disposiciones incluyen una serie de normas que deben cumplirse en la totalidad de la isla de La Palma y en parte de Tenerife. Como criterios b¨¢sicos se trata de evitar la emisi¨®n de luz hacia el cielo. En las v¨ªas p¨²blicas, por ejemplo, se proh¨ªbe el uso de l¨¢mparas de vapor de mercurio, las m¨¢s perjudiciales, y a partir de medianoche todos los puntos de luz situados al aire libre, si son imprescindibles, deben disponer de l¨¢mparas de bajo impacto. En general, la iluminaci¨®n en estos puntos del archipi¨¦lago se reduce a los m¨ªnimos recomendados por los especialistas del IAC. Sin pretender convertirlo en una ley, el informe que se redact¨® en Granada hace ocho a?os estaba encaminado a establecer condiciones similares a las de Canarias. En este caso tambi¨¦n se inclu¨ªan las emisiones radioel¨¦ctricas causadas, por ejemplo, por repetidores, as¨ª como algunas limitaciones relacionadas con el tr¨¢fico rodado.
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