La diferencia es el gol
La Real Sociedad encaj¨® un gol y fue incapaz de desarmar al Mallorca
F¨²tbol control, de laboratorio, con movimientos muy ensayados y ordenados y los riesgos calculados. La Real y el Mallorca son dos equipos semejantes, como dos gotas de agua. Ayer s¨®lo les distingui¨® el gol. Salvo ese detalle, el partido enfrent¨® a dos almas gemelas. Por eso el tanto de Marcelino evit¨® un empate cantado.A la Real se le obturaron sus salidas. Cuando lo intent¨® por la izquierda, el Mallorca montaba el parapeto con Lauren y Olaizola, dos jugadores de f¨ªsico potente y una disciplina espartana. Y cuando lo intent¨® por la derecha, le perd¨ªa la incapacidad de K¨¹hbauer. Por ese costado ten¨ªa m¨¢s ventajas, a priori, pero el austriaco fue una r¨¦mora. No le espabilan ni los abucheos constantes de su p¨²blico. Le abroncan porque se desentiende de la pelea, se muestra torpe y lento con el bal¨®n y, por si fuera poco, recrimina con gestos ostentosos a sus compa?eros cuando no le pasan. El mejor favor que le hicieron ayer fue enviarle a la caseta en el minuto 50. Tambi¨¦n prob¨® por el centro la Real, pero por ah¨ª era imposible.
El Mallorca, que emplea la sensatez en todo momento, carg¨® por la izquierda, lo cual no constituye una noticia. Por ah¨ª fabrica las mejores ocasiones de gol y resuelve casi siempre sus partidos. Soler y Stankovic son una pareja muy bien avenida que garantizan como m¨ªnimo media docena de oportunidades claras. Ellos se erigieron en la mejor alternativa de su equipo. Stankovic ejecuta la suerte del regate de forma magistral. Tiene una variedad de recursos para burlarse del rival que resulta muy complicado conocer sus intenciones. A Fuentes y a K¨¹hbauer les sorte¨® haciendo la bicicleta, con un autopase, con un dribling seco... Y Soler, con otras armas, recorri¨® su banda (y la derecha de cal a cal en una ocasi¨®n) como si del pasillo de su casa se tratara.
Un equipo ordenado
El Mallorca es el orden llevado a su m¨¢xima expresi¨®n. Aguanta el tipo sin inmutarse: el dibujo es el dibujo (cuatro defensas, un pivote, tres centrocampistas y dos delanteros. Y la zona es la zona. Con un gol a favor o sin ¨¦l. Haga sol o llueva. Entre, lo mismo. La misma colocaci¨®n sobre el campo, la misma estrategia, las mismas virtudes y defectos, en definitiva. La balanza estaba muy equilibrada. La igualdad de fuerzas era total. Al partido le sobr¨® rigor t¨¢ctico porque los rivales chocaban entre s¨ª sin generar un rompecabezas en el de enfrente. Casi siempre Engonga y G¨®mez abortaban cualquier conato de sobrepasar sus dominios. Son dos poderosos del f¨²tbol, de trabajo estajanovista hasta el pitido final, que no dejan maniobrar al contrario en ning¨²n momento. Estos se encargaron de que Alberto y Roa vieran el partido en butaca.En la primera parte hubo un gol y un remate de cabeza de Sa Pinto. El gol del Mallorca, en una jugada de estrategia, puesto que no hab¨ªa otro cauce para llegar a la porter¨ªa rival. Hasta el intermedio hubo much¨ªsimas interrupciones por el trasiego futbol¨ªstico que sufr¨ªa el mediocampo. Despu¨¦s se alegr¨® una pizca la contienda, pero falt¨® mucha frescura en el bando donostiarra. Lleg¨® con cuentagotas la Real, y sin amenazar seriamente a su oponente en sus incursiones.
De Pedro, ausente
Dado que De Pedro estuvo en las nubes, aunque pudiera ocurrirle ayer que estaba a¨²n sin digerir el pasmo que le dio su reciente internacionalidad, Sa Pinto seconvirti¨® por lo tanto en la soluci¨®n. Jugando entre l¨ªneas es h¨¢bil e imaginativo, pero necesita un engarce en la delantera. No puede robar, construir la jugada, centrar y rematar ¨¦l solo. Kovacevic y Aldeondo le dieron la espalda. El Mallorca se cerr¨® bien sin utilizar el cerrojo.La Real lleg¨® con cuentagotas y sin amenazar de forma seria a su rival. Roa s¨ª tuvo que intervenir al final del encuentro para detener tres remates de gol de G¨®mez, Sa Pinto y L¨®pez Rekarte. No lleg¨® el gol, que fue la nota discordante del partido.
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