Mil fil¨®sofos
El anuncio de que "alrededor de mil pensadores" est¨¢n desde ayer reunidos en C¨¢ceres a algunos les ha de parecer cosa exagerada. Y no porque se dude de que la bella ciudad sea capaz de albergar a tal n¨²mero de almas pensantes en sus hoteles; recu¨¦rdese que el saber no ocupa lugar. ?Tanta filosof¨ªa hay en el mundo, en el mundo de habla hispano-portuguesa? A m¨ª, como ex fil¨®sofo en la acepci¨®n m¨¢s reducida del t¨¦rmino (poseedor de un t¨ªtulo de tal y ense?ante nueve a?os de una materia filos¨®fica), me gustan mucho los chistes de fil¨®sofos, entre los que destaca el del fil¨®sofo cubano, que he visto atribuido, al lado de otros maestros del sarcasmo, a Borges. "?Fil¨®sofo cubano? Imposible. O es fil¨®sofo o es cubano". De pasada dir¨¦ que, como escritor en la acepci¨®n usual del t¨¦rmino, a¨²n me gustan m¨¢s los chistes de cr¨ªticos, y leyendo la noticia de los mil congregados en este I Congreso Iberoamericano de Filosof¨ªa me he acordado del simposio que hace pocos a?os junt¨® en Zaragoza a 500 especialistas en la obra de Gil de Biedma. La asombrosa cantidad se prestaba en ese caso a una doble lectura graciosa, sabiendo que el poeta barcelon¨¦s utilizaba eufem¨ªsticamente la palabra "cr¨ªtico" para referirse en las conversaciones privadas sostenidas en lugares p¨²blicos a los muchachos que venden profesionalmente su cuerpo. "Anoche estuve tres horas con un cr¨ªtico valenciano de mucha altura y penetraci¨®n". Nunca la cr¨ªtica literaria pudo ser, adem¨¢s de erudita y castigadora, m¨¢s sexy que en aquellas jornadas zaragozanas.Presumo que los mil de C¨¢ceres son genuinos, sin ninguna anfibolog¨ªa escondida, y tambi¨¦n veo en las listas de participantes nombres muy admirados de escritores, lo cual podr¨¢ llamar la atenci¨®n, pero no a m¨ª, que si alguna vez practiqu¨¦ la filosof¨ªa lo hice figurativamente. Es curioso que uno de los m¨¢s grandes poetas europeos, Leopardi, tambi¨¦n pensador de una clarividencia excepcional, dijese que la poes¨ªa y la filosof¨ªa son enemigas juradas y mortales, porque, seg¨²n ¨¦l, la filosof¨ªa y la ciencia son obras humanas, mientras que la poes¨ªa, cuya fuente es la naturaleza, "no var¨ªa seg¨²n los tiempos, ni seg¨²n las costumbres o los conocimientos de los hombres , como var¨ªa el reino de la raz¨®n". Es una limpia manera de entrar en la pol¨¦mica sobre el progreso del pensamiento especulativo. ?Ha avanzado, es decir, se ha puesto al d¨ªa el discurso filos¨®fico, o se ha cerrado definitivamente a las preguntas esenciales, ontol¨®gicas, despu¨¦s de Hegel y la descomposici¨®n de los grandes sistemas morales y epistemol¨®gicos? Cuando el fil¨®sofo se deja perder en senderos que no llevan a ninguna parte, como Cioran, Mar¨ªa Zambrano o, entre los j¨®venes, Diego Romero de Sol¨ªs, el adjetivo po¨¦tico les puede ser arrojado como un proyectil. Y a otros que bajan desde el saber al hacer, como Baudrillard, Savater o Galimberti, les llegan a tildar de divulgadores o periodistas. El sue?o cient¨ªfico, demostrativo, de la filosof¨ªa, dir¨ªase que ya s¨®lo produce engendros.
Wittgenstein se burlaba de los que hablan de la filosof¨ªa como podr¨ªan hacerlo de la medicina, y sin embargo en C¨¢ceres estos mil pensadores podr¨¢n a¨²n buscar en sus discusiones y ponencias un valor que yo seguir¨ªa llamando terap¨¦utico. O preventivo al menos. ?ste es un momento que s¨®lo da motivos para el pesimismo. En los Estados Unidos se utiliza el mecanismo regulador de la corrupci¨®n institucional para destruir derechos individuales m¨¢s sagrados. En Espa?a, dos pol¨ªticos cumplen condena y sus amigos y simpatizantes se apoyan en la parte m¨¢s ordenancista y ret¨®rica de la ley para proclamar una inocencia que la mayor¨ªa de ciudadanos sabemos racionalmente imposible. Frente a las sinrazones del lenguaje ¨¦tico evidentes en la respuesta grupal de los socialistas y en la declaraci¨®n de Borrell, donde desde el rechazo gen¨¦rico de la "guerra sucia" se pasa, como si los pagos a Amedo y Dom¨ªnguez o el mitin televisado de Sancrist¨®bal no hubiesen existido, a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n anti-PSOE, al fil¨®sofo espa?ol o americano le cuadra una tarea que es tan urgente como la del hombre de ciencia. "Convertir en clara, firme, y distinta de las otras una idea elemental mediante un nombre apropiado, que es el ¨²nico medio". Tal ser¨ªa, seg¨²n escribe Leopardi en la entrada 1467 de su Zibaldone, el fin ¨²ltimo de la filosof¨ªa. La idea elemental, me atrevo a decir, es la moralidad humana de la justicia, el medio, la verdad sostenida por la raz¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.