M¨¢s Madrid
Con el fresquillo entrevelado de la segunda semana de septiembre me pareci¨® que era llegado el momento de reanudar mis solitarias sesiones de senderismo urbano, tan saludables para mi bomba, glom¨¦rulos de Malpigio, islotes de Langerhans y otros desastres som¨¢ticos como desalentadoras, por regla general, para mi equilibrio an¨ªmico. Cantaban m¨¢s bien poco los gorriones en las ramas de los ¨¢rboles de la Castellana, y es que estos viejos amigos de la infancia van mermando en forma gradual, en medio del bochinche de nuestra peculiar civilizaci¨®n, para dejar paso a aut¨¦nticos ej¨¦rcitos invasores de palomas y urracas. Carro?a somos y en carro?a hemos de convertirnos.Con tan alegres pensamientos y paso de bersaglieri descend¨ªa yo por el paseo cuando, al arribar fogoso a la intersecci¨®n con la calle de Alcal¨¢ Galiano voy y me topo, no con la iglesia, pero s¨ª con el Ayuntamiento, tanto monta. Unas vallas me cortan el paso, y en el espacio que delimitan, el tramo comprendido entre la v¨ªa citada y Col¨®n, atisbo el ya cl¨¢sico panorama de la obra municipal que no cesa: suelos rotos, cascotes, bordillos despanzurrados, en fin. Tambi¨¦n avisto un gran cartel¨®n en la esquina de enfrente, el cual tiene el penoso deber de informarme de que, en pro de un "Madrid m¨¢s Madrid" para el a?o 2000, se va a proceder a la urbanizaci¨®n del bulevar Col¨®n-Ayala por tan s¨®lo 198.894.523 pesetas, y con un periodo previsto de molestias ciudadanas de cuatro meses y medio.
Algunas acacias han sido protegidas con tablones, tierno y consolador detalle si no conoci¨¦ramos el pa?o. Conoci¨¦ndolo, es dif¨ªcil imaginar que las pobri?as puedan salir ilesas del trance, aunque el proyecto no parezca visar directamente contra ellas. ?Hombre!, ya puestos, la ocasi¨®n se presenta ¨®ptima para practicar al menos una podatalilla, un desmochad¨ªn, un escamondado higi¨¦nico y ejemplarizante. Ellas no se f¨ªan, desde luego. Las contempl¨¦ de lejos y me pareci¨® que estaban m¨¢s bien l¨ªvidas, que se miraban las unas a las otras con mal contenido espanto. Saben mucho de sevicias inmerecidas, de cicatrices, mu?ones, tumores. Son sobrias, sufridas, resignadas, sumisas, y me recordaron a esas pobres mujeres v¨ªctimas en todo el orbe de maridos brutales, o a las infelices atrapadas en el infierno versi¨®n talib¨¢n. Llevaban ahora, milagrosamente, una larga temporada de tranquilidad, volv¨ªan a dar sombra a los paseantes, sosiego a nuestros corazones y -como nunca me canso de reiterar- ox¨ªgeno rico, rico para los pulmones madrile?os. Ojal¨¢ salgan bien libradas de la amenaza que sobre ellas se cierne, am¨¦n. ?Ah!, y tampoco hac¨ªa falta una obra tan cara para arreglar aquellos bulevares. Eso s¨ª, un cruce homicida para los transe¨²ntes entre and¨¦n y and¨¦n frente a la calle y edificio citados. Pero a m¨ª me parece que con una decena de milloncejos el problema habr¨ªa sido resuelto.
Hay cosas peores por consumadas, como la tala de un buen porcentaje de los arbolillos plantados el invierno pasado en Recoletos, convertido en solanera al 50%, y, ?horror de los horrores!, otra acci¨®n municipal para que Madrid sea m¨¢s Madrid todav¨ªa en el a?o 2000. En la plaza de IsabelII, llamada pomposamente en lenguaje burocr¨¢tico "intersecci¨®n del entorno Teatro Real y calles adyacentes", y por s¨®lo 69.951.055 pesetas, nos van a hacer alguna barbaridad no explicitada, cuyo primer acto ha consistido, como siempre, en la tala-tala de los cipreses que all¨ª sobreviv¨ªan. S¨®lo queda en pie, entre rejas, un ¨¢lamo blanco, "como el Teide para indicar que all¨ª estuvo la Atl¨¢ntida", o algo as¨ª, y el centro de la plaza es ya puro caos de cajones, rasillas, hierros, tuber¨ªas, cascotes, colinas de tierra y objetos no identificados. Curiosamente, sobre uno de los mont¨ªculos, en el rinc¨®n opuesto al ¨¢rbol sup¨¦rstite, se yergue una cruz de aluminio. Debi¨® de formar parte de alguna se?al de tr¨¢fico arrollada por las excavadoras, pero a m¨ª me parece que constituye todo un s¨ªmbolo, una especie de RIP del Madrid que nos matan para que sea m¨¢s y m¨¢s y m¨¢s Madrid. Bueno, no todo es malo, ?valor! Me ha llamado Juan Ruiz, de Aedenat, para comentarme que -gracias sobre todo a las asociaciones de vecinos- se han salvado (?definitivamente?) 129 pl¨¢tanos en Antonio L¨®pez y 83 olmos en el paseo de Extremadura. ?Eureka!
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