La hebilla del cintur¨®n salv¨® la vida al polic¨ªa tiroteado por un atracador
La hebilla de su cintur¨®n salv¨® la vida en la madrugada del pasado lunes al inspector D. J. A., de 32 a?os y jefe accidental del Grupo de Atracos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, durante el tiroteo que un grupo de agentes mantuvo con dos presuntos atracadores en Castellbisbal (Vall¨¨s Occidental). As¨ª lo asegur¨® ayer en Martorell el director de la polic¨ªa, Juan Cotino, tras visitar al agente en el hospital donde se recupera de sus heridas. De resultas de la refriega resultaron muertos los supuestos delincuentes Ernesto Revelles, de 32 a?os, y Sergio Camacho, de 23.
Sergio Camacho, un joven que en el ¨²ltimo a?o hab¨ªa iniciado una vertiginosa andadura como violento atracador, el pasado lunes de madrugada, en una tranquila calle de Castellbisbal, respondi¨® con seis tiros de su poderosa Star de 45 mil¨ªmetros a la voz de "?alto, polic¨ªa!", que le dio el inspector D. J. A. Dos de sus tiros impactaron en el agente: uno en la pierna, por encima de la rodilla, y otro en el abdomen, que le afect¨® al est¨®mago. Fue esta ¨²ltima bala la desviada por la hebilla del cintur¨®n del agente. Seguramente, de no ver cambiada su trayectoria, la bala, de gran potencia y grueso calibre, habr¨ªa matado al polic¨ªa, que se recupera de las graves heridas sufridas. Cotino explic¨®: "Si la bala hubiera impactado directamente en el cuerpo, ahora no hablar¨ªamos de un inspector herido, sino de un polic¨ªa muerto". El director de la polic¨ªa a?adi¨® que la suerte favoreci¨® dos veces al agente, ya que la bala que impact¨® en su pierna ven¨ªa de un rebote. De haber sido un tiro directo, posiblemente habr¨ªa destrozado el f¨¦mur del inspector. En medios policiales se cuestionaba ayer el hecho de que la justicia dejara libre hace un a?o a un presunto delincuente de la peligrosidad del fallecido. En abril de 1997, Camacho, que en cinco a?os se ha fundido un patrimonio de varios centenares de millones, pas¨® a la clandestinidad al saberse buscado por la polic¨ªa por una estafa de m¨¢s de 30 millones realizada por ¨¦l al falsificar las tarjetas de cr¨¦dito con las que los clientes de su restaurante, La Rosa del Desierto, pagaban sus cuentas. Atraco a mano armada El 11 de agosto de 1997, Camacho atrac¨® las oficinas de una empresa de la calle de Pelai de Barcelona. Armado con una pistola y acompa?ado de un c¨®mplice, entr¨® en el despacho, agredi¨® a una persona y se llev¨® dos millones de la caja. Quince d¨ªas m¨¢s tarde, el 26 de agosto, Camacho, con otros tres colegas de andanzas, fue detenido por un patrullero policial en el Paralelo. Cuando los polic¨ªas le dieron el alto, empu?¨® un rev¨®lver Smith & Weson, apunt¨® a un agente y, sin pesta?ear, apret¨® el gatillo. De nuevo la suerte: su arma se encasquill¨®. Detenido, acusado de la estafa, de atraco y de posesi¨®n de armas de fuego, al poco la justicia lo dej¨® en libertad. En el ¨²ltimo a?o efectu¨® numerosos atracos. Hasta la madrugada del lunes, cuando cay¨® bajo las balas de la polic¨ªa, que respondi¨® a su fuego.
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