El precio de la paz
La reciente tregua de ETA plantea un dilema pol¨ªtico emparentado con el que enunciaron en 1977 dos economistas, Kydland y Prescott: la "inconsistencia temporal" (time-inconsistency) de las conductas ¨®ptimas. Ese ya cl¨¢sico dilema surge cuando para evitar un mal futuro (una devaluaci¨®n, un rebrote de la inflaci¨®n, un d¨¦ficit presupuestario excesivo...) resulta ¨²til asumir unos compromisos radicales ("jam¨¢s devaluaremos", "la pol¨ªtica monetaria reprimir¨¢ con energ¨ªa cualquier brote inflacionista", "impondremos severas multas al pa¨ªs con d¨¦ficit excesivo"...). Pero si nuestra resistencia fracasa, dejar¨¢ de ser ¨®ptimo cumplir nuestras amenazas ("encima de que el pa¨ªs X atraviesa una grave crisis financiera ?le vamos a poner una multa?"). Al ser poco cre¨ªble, nuestra amenaza se tornar¨¢ eficaz, lo que alentar¨¢ el mal que quer¨ªamos evitar y nos obligar¨¢ a redoblarla. Al deseo de atajar esa debilidad nacida de la "inconsistencia temporal" responde el "constitucionalismo econ¨®mico" (esto es, obligar a los gobernantes a seguir ciegamente reglas fijadas de antemano, ved¨¢ndoles cualquier margen de discrecionalidad).De forma parecida, el abandono de las armas por parte de ETA har¨¢ que aflore para los partidos democr¨¢ticos un problema de "inconsistencia temporal" hasta ahora larvado. Pues, en el fragor de la lucha contra el terrorismo, algunas fuerzas pol¨ªticas abogaron por el m¨¢ximo rigor en las penas ("cumplimiento ¨ªntegro de las condenas") y negaron o anatematizaron -seg¨²n fueran Gobierno u oposici¨®n- cualquier di¨¢logo pol¨ªtico con los terroristas. ?C¨®mo ser magn¨¢nimo o negociar con asesinos?
Pero como ha recordado el lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza a los "amn¨¦sicos", los puntos 9 y 10 del Pacto de Ajuria Enea abrieron ya un portillo al futuro indulto si ETA abandonaba las armas. As¨ª pues, si la reciente tregua fuera preludio de ese definitivo abandono, la reinserci¨®n individual de los terroristas -una medida de gracia conforme con la Constituci¨®n- ser¨¢ parte del precio de la paz.
Para los nacionalistas, esa medida permitir¨¢ a la sociedad vasca "mirar al futuro" y exigir¨¢ que los no nacionalistas "cambien de chip". Para las v¨ªctimas del terrorismo tales indultos significar¨¢n que los terroristas "mataron y mutilaron gratis". Aun as¨ª, las medidas de gracia valdr¨¢n la pena si garantizan una paz duradera.
Pero parece que el PNV, privilegiado int¨¦rprete de las condiciones t¨¢cticas de ETA para abandonar las armas, incluir¨¢ tambi¨¦n entre ellas una interpretaci¨®n o modificaci¨®n de la Constituci¨®n espa?ola que otorgue al Pa¨ªs Vasco el derecho de secesi¨®n. Ciertamente, el Tribunal Constitucional canadiense acaba de reconocer a Quebec el derecho a pactar, bajo condiciones muy estrictas, su separaci¨®n de Canad¨¢.
El Tribunal Constitucional entendi¨® que ese derecho, aunque limitado, parece consustancial a la concepci¨®n democr¨¢tica de un Estado (?por qu¨¦ habr¨ªa de ser un Estado m¨¢s indisoluble que el matrimonio?). Semejante razonamiento parec¨ªa aplicable a Espa?a, por m¨¢s que en nuestro caso entra?ara "abrir el mel¨®n" de la Constituci¨®n, proceso de repercusiones imprevisibles.Ahora bien, sin descartar en el futuro ese potencial horizonte de reforma constitucional, iniciarlo o dise?arlo ahora para que ETA deje de matar constituir¨ªa un nuevo episodio golpista en el que esta vez el PNV jugar¨ªa el papel de Tejero o del general Armada.
En una negociaci¨®n, el excesivo margen de maniobra es fuente de debilidad. De ah¨ª el inapreciable valor de aquellas reglas que, ancladas en una Constituci¨®n econ¨®mica o pol¨ªtica, no resultan negociables.
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