La Bienal entre rejas
C¨®geme del coraz¨®n, dec¨ªa la letra de la rumba, y alguna gitana presa se arranc¨®, flamenca, a bailar. Las dem¨¢s aplaud¨ªan con ritmo pero no pod¨ªan coger a nadie del coraz¨®n, ni siquiera de la mano. Los internos del penal Sevilla II salieron ayer al patio, hombre y mujeres, para celebrar a su patrona, Nuestra Se?ora de la Merced, con un concierto de ritmos salerosos. Pero el recinto estaba dividido en tres partes para que los hombres y las mujeres estuvieran separados al menos por un pasillo. "Ten¨ªamos que estar con los hombres. Esto est¨¢ muy bien pero yo tengo a mi marido ah¨ª y no puedo verlo. Por cierto, las comidas son muy malas; aqu¨ª s¨®lo hay pasillos y rejas y los chabolos son muy oscuros", se queja una interna de 31 a?os, guapa como ella sola, que no quiere decir su nombre. La reclusa que est¨¢ a su lado tambi¨¦n se niega a identificarse. Tiene 38 a?os y cinco hijos y antes de entrar en prisi¨®n trabajaba en una empresa de limpieza: "Esto est¨¢ muy bien", dice refiri¨¦ndose al concierto, "pero nosotros venimos m¨¢s que nada por ver a nuestros maridos". Las dos compa?eras tienen otras ocupaciones adem¨¢s de escuchar cantar a El Mani: "?C¨®mo puedo hacer para escribir al Defensor del Pueblo?", pregunta. A su lado, la gitana guapa de los ojos verdes cuenta que hace dos meses dio a luz a su sexto hijo: "Se lo entregu¨¦ a mi madre nada m¨¢s nacer, casi ni lo conozco, lo he visto dos veces por los cristales". En el escenario de los artistas aterrizan de repente unos extraterrestes del planeta Marte. Son las c¨¢maras de Cr¨®nicas marcianas, que piden a los internos un saludo para Galindo. "A ver, saludad a Galindo". Y todos los internos corean el nombre del ide¨®logo del programa de Tele 5. Pero las dos presas ponen un gesto moh¨ªno. "?Para qu¨¦ voy a salir en la tele, para que me vean los chiquillos y se echen a llorar?". Al otro lado del pasillo est¨¢n los hombres. "Esto es un entretenimiento que nos saca de la monoton¨ªa y adem¨¢s podemos ver a las ni?as, que eso no se ve todos los d¨ªas", bromea Manuel. Dice Manuel que est¨¢ en la c¨¢rcel por 10 tabletas de Avecrem. ?Hach¨ªs? "No, no, 10 tabletas de avecrem. Las maris me las ped¨ªan y yo las robaba y se las vend¨ªa. Lo que pasa es que el guarda de El Corte Ingl¨¦s dijo que le hab¨ªa sacado una navaja y me han ca¨ªdo dos a?os". Manuel bromea todo el tiempo con sus peligrosas aventuras. "La jueza me pregunt¨® si hab¨ªa cogido el Avecrem para fum¨¢rmelo y yo le dije que no, que era para el puchero". "Eso es ver¨ªdico", dice Ceferino y se r¨ªen los dos. ?Para qu¨¦ Paco Gand¨ªa? Gand¨ªa actu¨® despu¨¦s. Antes lo hab¨ªan hecho el grupo Viva la Pepa, El Mani y Manolo Jurado, todos desinteresadamente. "Es una experiencia muy positiva, dice Manolo Jurado -de Viva la Pepa-, porque al estar encerrados agradecen m¨¢s que les traigan una actuaci¨®n". A Ceferino -apu?al¨® a un hombre en una reyerta- no le hace ninguna gracia estar encerrado porque le parece injusta su condena de 10 a?os: "Esto del C¨®digo Penal nuevo es un rollo, porque antes decid¨ªan los jueces cuando sal¨ªas, pero ahora depende de la prisi¨®n y estos no te dejan. Mira Mario Conde, ese sale porque tiene muchos millones escondidos y no le pueden callar la boca". El Mani se arranca el micr¨®fono y canta flamenco. El p¨²blico se pone en pie. Despu¨¦s Gand¨ªa cuenta unos chistes. Una versi¨®n sui generis de Las Grecas sube al escenario entre silbidos y aplausos: "Las Maikas". Ellas ponen el punto y final.
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