El aprendiz Pedro Romero
JOS? RAM?N GINER Me ha defraudado el concejal Pedro Romero. Sinceramente, esperaba m¨¢s de este hombre del partido popular. Pero, el pasado viernes cuando hubo de explicar ante el pleno del Ayuntamiento de Alicante por qu¨¦ hab¨ªa alquilado el local de un amigo para sala municipal de exposiciones, en una dudosa operaci¨®n que ahora investiga la fiscal¨ªa, Romero flaque¨®. All¨ª fueron las dudas, los balbuceos, el negar las amistades... Estas disculpas pueden bastar si uno es un pol¨ªtico carente de aspiraciones. A nadie importa como act¨²e un pol¨ªtico sin aspiraciones. Sin embargo, cuando se albergan pretensiones como las que don Pedro Romero ha expresado alguna vez, uno no puede permitirse cierta clase de excusas. Un pol¨ªtico del Partido Popular -en su versi¨®n Comunidad Valenciana- con empe?o de futuro, precisa de un punto de orgullo y despreocupaci¨®n en sus actuaciones p¨²blicas. De un grado de avilantez que le permita estar por encima de las circunstancias. Si uno titubea, si duda, si entra en la prolijidad de las explicaciones, est¨¢ acabado. Ah¨ª tienen ustedes a Jos¨¦ Manuel Medina. El alcalde de Orihuela es hoy un personaje devorado por su irresoluci¨®n, por sus vacilaciones. Un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n es zarandeado sin miramiento en las p¨¢ginas de los diarios. Se le ha perdido el respeto. Ciertas personas han llegado a la pol¨ªtica con un sincero af¨¢n de enriquecerse. No digo que este sea el caso del concejal Romero. Al contrario, en este asunto a quien pretend¨ªa favorecer el se?or Romero era a un amigo. Noble acci¨®n. Por ello mismo, estaba obligado a actuar con una mayor sabidur¨ªa. Bordear la legalidad es un arte dificil¨ªsimo. Requiere una enorme destreza. Una habilidad extraordinaria. Lamentablemente, la actuaci¨®n de Romero ha sido la de un aprendiz en los negocios del poder. Y esto es imperdonable. Sobre todo, cuando le hubiera bastado pedir consejo a algunos miembros de su partido para que el negocio concluyera de manera muy diferente. A buen seguro ¨¦stos le hubieran transmitido una experiencia valios¨ªsima, de la que ¨¦l, a la vista de lo sucedido, carece. Sin ir muy lejos, Romero hubiera podido preguntar al concejal Montalvo. El concejal Montalvo le hizo un favor a su amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares y no tuvo que dar explicaciones absolutamente a nadie. La noticia se public¨® un par de d¨ªas en los peri¨®dicos, la oposici¨®n dio cuatro voces pero, a fin de cuentas, Montalvo adjudic¨® la plaza de toros de Alicante a quien le vino en gana. Adem¨¢s, concluida la faena, en un brindis a la afici¨®n, a¨²n tuvo arrogancia para viajar a M¨¦jico de la mano de su amigo. Y hasta hoy. D¨ªganme ustedes si eso no es eficacia. Otra fuente en la que Pedro Romero habr¨ªa podido asesorarse es la Conseller¨ªa de Sanidad. La semana pasada este peri¨®dico denunciaba un entramado de sociedades y conciertos realmente portentoso, de un trazo muy fino. En fin, que en cualquier lado hubiera encontrado Romero la palabra justa, el consejo exacto que nos evitara el confuso espect¨¢culo que brind¨® en el pleno. Su reputaci¨®n pol¨ªtica habr¨ªa quedado a salvo, ganando muchos enteros.
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