Borrell y Aznar coinciden en el Pleno en sus cr¨ªticas al "frente nacionalista"
El Gobierno y el PSOE -Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y el candidato socialista a la Presidencia, Jos¨¦ Borrell- escenificaron ayer, con la solemnidad que otorga una sesi¨®n del pleno del Congreso, un principio de acuerdo, en lo fundamental, sobre el escenario pol¨ªtico que ha dibujado el anuncio de tregua de ETA. No hubo un solo descenso a detalles de ning¨²n tipo. Fue una declaraci¨®n de intenciones ante la C¨¢mara, aunque con aristas muy cortantes por parte de Borrell hacia los nacionalistas vascos. Tanto que consigui¨® irritar al PNV y tambi¨¦n a IU.
Entre diputados de muy distintos grupos era firme el convencimiento de que el pleno del Congreso no hab¨ªa asistido a una pregunta de Borrell para controlar al Gobierno. Borrell se estren¨® ayer en el Congreso como portavoz del grupo, tras ser elegido candidato a la Presidencia del Gobierno por su partido. No lo hizo para poner en apuros, precisamente, al presidente del Gobierno, sino para lanzarle el guante abierto de la lealtad y la colaboraci¨®n en torno al proceso de pacificaci¨®n.Su primera pregunta fue breve y concisa. Quer¨ªa saber la "trascendencia y alcance" que Aznar atribuye a la tregua anunciada por ETA. El presidente respondi¨® que "nadie puede saber en el fondo lo que es la intenci¨®n de una organizaci¨®n terrorista", y a partir de ah¨ª desliz¨® las cautelas que se han venido repitiendo en los ¨²ltimos d¨ªas por parte de casi todos.
Pero Aznar, adem¨¢s, volvi¨® a lanzar un mensaje muy matizado de aceptaci¨®n del cuadro que enmarca la tregua de ETA: "La sociedad espa?ola est¨¢ esperanzada", dijo, y asegur¨®: "Los dem¨®cratas debemos contribuir a esa esperanza y debemos fortalecer la esperanza de millones de ciudadanos que conf¨ªan en nosotros". Es decir, en traducci¨®n libre y sin eufemismos pol¨ªticos, que est¨¢ dispuesto a emprender el camino que pueda conducir a una soluci¨®n del drama terrorista.
Aznar volvi¨® despu¨¦s a las cautelas pero, adem¨¢s, manifest¨® su opini¨®n sobre este primer tramo del proceso al asegurar que "los primeros pasos que se han dado son positivos, han sido pasos prudentes, pasos de responsabilidad compartida", y formul¨® un llamamiento redoblado a la "prudencia, discreci¨®n y responsabilidad compartida".
La idea de compartir responsabilidades volvi¨® a manejarla por tercera vez al pedir que se evitasen "protagonismos personales o declaraciones estridentes" para introducir una advertencia, quiz¨¢ lanzada al llamado "frente nacionalista", cuando dijo que la paz no puede "estar sujeta al intento de divisi¨®n de los dem¨®cratas" ni a obtener "ventajas electorales" ni "al intento de ning¨²n tipo de reorganizaci¨®n". Termin¨® con una apuesta por lo que, sin duda, considera pilares que no se deben tocar: "Una Constituci¨®n joven e innovadora, un Estado de derecho que funciona, una democracia que re¨²ne derechos individuales y reconoce derechos territoriales" y "un acervo constitucional que est¨¢ plenamente vigente y que tenemos que prolongar hacia el futuro", adem¨¢s de los Pactos de Ajuria Enea y de Madrid, que hay "obligaci¨®n de preservar y de defender".
Borrell, en su respuesta, tan medida que no se permiti¨® un segundo para la improvisaci¨®n -ley¨® un texto que llevaba preparado-, puso por delante las coincidencias con Aznar en lo que supone de "excelente noticia" el anuncio de ETA y los riesgos que representa porque, seg¨²n el candidato socialista, esa tregua "se produce en un contexto lleno de incertidumbres" ya que "se mezcla con debates que afectan a cuestiones fundamentales para la definici¨®n del Estado" y "no ha sido consecuencia de acuerdos adoptados en los marcos pol¨ªticos unitarios, es decir, en Ajuria Enea o en la Mesa de Madrid".
La unidad de los dem¨®cratas
A partir de ah¨ª, Borrell lanz¨® un duro ataque a las posiciones del nacionalismo vasco. En su opini¨®n, la literalidad del Acuerdo de Estella "significar¨ªa la quiebra de la unidad de los dem¨®cratas y la aparente asunci¨®n por los nacionalistas democr¨¢ticos vascos de buena parte de los postulados sostenidos por los violentos".En ese razonamiento se apoy¨® Borrell para justificar un llamamiento a Aznar, de modo que asuma "la iniciativa pol¨ªtica para reconstruir la unidad de los dem¨®cratas". Le anunci¨® que su partido mantendr¨¢ esa exigencia "desde la colaboraci¨®n y el consenso" y le pidi¨® que el Gobierno "no defraude las leg¨ªtimas expectativas de la sociedad, porque no resulta f¨¢cil saber si los firmantes del Acuerdo de Estella [PNV, HB, EA e IU] se limitaron a prestar cobertura pol¨ªtica a una decisi¨®n tomada previamente por ETA o si, por el contrario, estamos ante algo de mucho mayor calado que puede reportar ventajas electorales al precio de fracturar de forma irreversible la unidad democr¨¢tica".
Todos estos argumentos provocaron una seria irritaci¨®n en las filas del PNV. Su portavoz en el Congreso, I?aki Anasagasti, declar¨® que "el aplauso por parte de PP y PSOE demuestra que cuando se habla de frente nacionalista tambi¨¦n hay otro tipo de frentes". Se refer¨ªa al hecho de que la intervenci¨®n de Borrell no s¨®lo logr¨® el aplauso de su grupo, sino tambi¨¦n el de algunos diputados del PP. En opini¨®n de Anasagasti, Borrell se equivoc¨® en su intervenci¨®n porque "no ha sumado, nos ha excluido, y la pol¨ªtica es sumar voluntades y coincidencias".
Jos¨¦ Navas, diputado de IU por Vizcaya, hizo gestos desaprobatorios, desde su esca?o, cuando conclu¨ªa la intervenci¨®n de Borrell, y declar¨® despu¨¦s que lo hab¨ªa hecho porque hab¨ªa asistido a un "parip¨¦ que nada tiene que ver con el ejercicio de control al Gobierno". Navas lament¨® que se atacase a los firmantes del Pacto de Estella.
La sesi¨®n tuvo como colof¨®n una reuni¨®n de 10 minutos entre Aznar y el l¨ªder del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia. Al concluir las preguntas al jefe del Gobierno, ¨¦ste se encontr¨® con Almunia en los pasillos y le invit¨® a que le acompa?ase a las dependencias que utiliza el Gobierno dentro de la C¨¢mara.
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