Los propietarios de Espa?a
Estamos donde est¨¢bamos: aqu¨ª lo que se discute no es otra cosa que la "propiedad" de Espa?a. Es decir, el derecho de propiedad sobre el concepto de Espa?a. Hay quienes se consideran propietarios -?por herencia?- del copyright. Ellos, y nadie m¨¢s que ellos, son los ¨²nicos int¨¦rpretes fidedignos y autorizados de Espa?a, de su historia. De la historia que ellos -los suyos- han escrito, claro est¨¢. Cualquier interpretaci¨®n que difiera de esa "su" historia, dir¨¢n que es fruto, sin duda, de la manipulaci¨®n. Est¨¢n instalados en su dogma y en ¨¦l encuentran su cotidiano alimento espiritual: pol¨ªtico y medi¨¢tico. De aqu¨ª que, cuando alguien habla de una Espa?a plurinacional y pluricultural, se pongan de los nervios. No digamos, ya, si se habla de soberan¨ªa compartida. Entonces entramos en el terreno de la esquizofrenia. ?Qu¨¦ le vamos a hacer! Luego resulta que la Espa?a que m¨¢s gusta a quienes se sienten propietarios de su copyright, aquella que fue cabeza de un imperio en que nunca se pon¨ªa el sol, era definida por Antonio Oliv¨¢n, un erudito del siglo XVII, con estas palabras: "Espa?a era una federaci¨®n de estados soberanos con leyes pactadas en contratos entre los ciudadanos y el Rey". Esta cita de Oliv¨¢n fue aportada por el historiador Henry Kamen este verano, en El Escorial, durante el curso que sobre Felipe II organiz¨® la Universidad Complutense madrile?a. A principios del verano que ahora termina se hizo p¨²blica la "Declaraci¨®n de Barcelona" firmada por Converg¨¨ncia i Uni¨®, Partido Nacionalista Vasco y el Bloque Nacional Gallego. ?Nunca lo hubieran hecho! Pol¨ªticos, intelectuales y opinadores de aquellos que se sienten propietarios del copyright de Espa?a pusieron el grito en el cielo. "Esa declaraci¨®n es un torpedo a la l¨ªnea de flotaci¨®n de la Constituci¨®n", clamaban voces desde el socialismo. "La plurinacionalidad s¨®lo se mantiene con reg¨ªmenes autoritarios y represivos", dec¨ªan desde de la derecha pol¨ªtica carpetovet¨®nica. Desde Santander, don Juli¨¢n Mar¨ªas, en representaci¨®n de la intelectualidad m¨¢s "ortodoxa", afirmaba con rotundidad, refiri¨¦ndose a los firmantes de la "Declaraci¨®n de Barcelona". "Deber¨ªan avergonzarse de haber firmado ese documento porque es un disparate; es la violaci¨®n de la realidad y la realidad es lo m¨¢s respetado de este mundo". Pero el se?or Mar¨ªas, guardi¨¢n de las esencias, va m¨¢s all¨¢ y advierte a la concurrencia y p¨²blico en general: "Estas son conductas abusivas y desleales por parte de algunas Comunidades Aut¨®nomas. Hace mucho tiempo record¨¦ que el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n prev¨¦ y estipula lo que se debe hacer en estos casos. Nadie parece conocerlo y recordarlo". Recordemos, pues, aqu¨ª y ahora, para complacer a don Juli¨¢n, lo que "prev¨¦ y estipula" el citado art¨ªculo 155: "1.- Si una Comunidad Aut¨®noma no cumpliere las obligaciones que la Constituci¨®n u otras leyes le impongan, o actuase de forma que atente gravemente al inter¨¦s general de Espa?a, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Aut¨®noma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobaci¨®n por mayor¨ªa absoluta del Senado, podr¨¢ adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protecci¨®n del mencionado inter¨¦s general. 2.- Para la ejecuci¨®n de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podr¨¢ dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Aut¨®nomas". O sea, que hay que llamar a los guardias, es decir, a la autoridad competente. Como siempre. Estamos donde est¨¢bamos. El 27 de septiembre de 1994 se celebraba en el Senado el debate sobre el estado de las Autonom¨ªas. Asist¨ªan al mismo los presidentes de cada Comunidad Aut¨®noma quienes, por primera vez, podr¨ªan intervenir expres¨¢ndose en la lengua propia de su comunidad. Gallego, catal¨¢n y euskera iban a ser utilizados junto al castellano en la C¨¢mara Alta, la que dicen que es la C¨¢mara territorial. Para algunos, sin embargo, aquello era una "provocaci¨®n". Espa?a, poco menos que pod¨ªa hundirse. Los tertulianos coperos pon¨ªan el grito en el cielo. Luis Mar¨ªa Ans¨®n, public¨® una portada en ABC en la que, junto a una fotograf¨ªa a toda p¨¢gina del Rey, vestido de Capit¨¢n General de las Fuerzas Armadas, y bajo el t¨ªtulo de "Espa?a, Espa?a", recordaba al ej¨¦rcito su papel de defensor de la unidad de la patria, citando el art¨ªculo 8 de la Constituci¨®n. Para Luis Mar¨ªa Ans¨®n, el hecho de que en el senado se utilizasen las otras lenguas del estado, junto al castellano, le parec¨ªa un peligro para la unidad "de los hombres y las tierras de Espa?a". Y llamaba "a los guardias" para que estuviesen alerta. Nada tiene de particular, por tanto, que ante documentos como la Declaraci¨®n de Barcelona, se pongan como se ponen. ?Qu¨¦ es eso de la Espa?a plurinacional?. ?Qu¨¦ es eso de la soberan¨ªa compartida? Espa?a es lo que es. Lo que "ellos" dicen que es, claro. No hay otra concepci¨®n de Espa?a. Ellos tienen el copyright. Ellos son los propietarios. A los nacionalistas, como ha dicho alguien, hay que ponerlos en su sitio. Pero, ?en qu¨¦ sitio?. Esa es la cuesti¨®n. Porque, se quiera o no, los nacionalistas forman parte de la realidad, de esa realidad a la que, seg¨²n don Juli¨¢n Mar¨ªas, los nacionalistas "violan" con sus documentos. Por lo tanto, ?en qu¨¦ sitio se quiere poner a los nacionalistas?. ?Fuera de la realidad? Eso es imposible. Entonces... Francesc de P. Burguera es periodista
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.