La confianza en Primakov se desvanece tras 15 d¨ªas sin Gobierno
Ofensiva de los comunistas para conseguir la dimisi¨®n de Yeltsin
La candidatura del ministro de Exteriores, Yevgueni Primakov, a la jefatura del Gobierno, fue recibida hace dos semanas como la buena noticia que necesitaba Rusia para superar una de las crisis m¨¢s graves desde la ruptura de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en pedazos, hace casi siete a?os. Sin embargo, ese margen de confianza que se daba al antiguo jefe del espionaje se va desvaneciendo, ante la evidencia de que ni es capaz de formar Gobierno ni de presentar un programa coherente para escapar del abismo.
Quince d¨ªas parece tiempo sobrado para que un primer ministro forme equipo, aunque tenga que conciliar a comunistas, nacionalistas y liberales de todos los calibres. La capacidad de generar consenso parec¨ªa, precisamente, el mayor activo de Primakov cuando Bor¨ªs Yeltsin le present¨® despu¨¦s de dos bofetadas de la Duma a su anterior candidato, V¨ªktor Chernomirdin.El Parlamento vot¨® con aplastante mayor¨ªa por Primakov. Desde entonces, se han levantado pocas voces en su contra, pero la amalgama de nombramientos que est¨¢ efectuando no logra dar la impresi¨®n de que est¨¢ formando un equipo. Su te¨®rico n¨²mero dos, Yuri Masliukov, es un diputado comunista que, en tiempos sovi¨¦ticos, dirigi¨® el m¨¢ximo ¨®rgano de planificaci¨®n estatal. El gobernador del Banco Central parece un detractor de las recetas de rigor macroecon¨®mico a las que los organismos financieros internacionales ligan sus ayudas. El viceprimer ministro de Agricultura, Guennadi Kulik, que ya lo fue durante la URSS, pertenece al Partido Agrario, aliado de los comunistas.
Al otro lado del espectro, hay ministros partidarios de no torcer el rumbo de la reforma que conduce a Rusia desde el comunismo al capitalismo de mercado. El m¨¢s significativo es, tal vez, el ministro de Finanzas, Mija¨ªl Zad¨®rnov, cuya confirmaci¨®n en el cargo provoc¨® el viernes la renuncia del viceprimer ministro Alexandr Shojin, otro reconocido reformista pero que culpa a Zad¨®rnov de la devaluaci¨®n del rublo, decidida el 17 de agosto y que hizo estallar la crisis. Adem¨¢s, Shojin se va advirtiendo de que no cabe esperar que el Fondo Monetario Internacional suelte un d¨®lar este a?o.
Evasi¨®n de impuestos
Primakov a¨²n no ha deshojado la margarita sobre otro personaje clave: Bor¨ªs Fi¨®dorov, reformista radical, interlocutor privilegiado ante el Banco Mundial o el FMI, y al cargo de una tarea de a¨²pa: recaudar impuestos en un pa¨ªs que hace de evadirlos una cuesti¨®n de honor.Mientras, el rublo ha perdido en cinco semanas el 60% de su valor, los precios se han disparado, la producci¨®n disminuye, se teme al desabastecimiento y al hambre, muchos bancos est¨¢n al borde de la quiebra y la gente de a pie que confi¨® en ellos se encuentra con sus ahorros bloqueados.
Primakov intenta conjugar sus garant¨ªas de que no habr¨¢ marcha atr¨¢s en el proceso de reformas con la promesa de un giro social que, tal vez, permita que millones de trabajadores y pensionistas cobren sus atrasos de varios meses. Pero ni hay programa ni equipo compacto para aplicarlo.
La confianza se agota. Los comunistas se distancian del Gobierno. Los liberales de Grigori Yavlinski rechazan carteras clave. La dimisi¨®n de Shojin no ha sido ¨²nica. Le precedi¨® su compa?ero de partido Vlad¨ªmir Rizhkov, que casi no lleg¨® a estrenar su despacho de viceprimer ministro encargado de asuntos sociales.
Rusia est¨¢ a punto de entrar en octubre sin completar su Gobierno. A¨²n faltan 10 ministros por nombrar. Y los comunistas calientan motores para una protesta nacional, el d¨ªa 7, que pretende congregar a millones de personas en la calle al grito de "?Fuera Yeltsin!". La renuncia del presidente es el m¨¢ximo objetivo del l¨ªder comunista, Guennadi Ziug¨¢nov, quien ayer manifest¨® que la protesta puede ser indefinida, hasta que el l¨ªder del Kremlin deje el poder. "Yeltsin", afirma, "es peor que un freno. Es un co¨¢gulo de sangre en nuestras venas".
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