?xito de los antiguos comunistas, que tendr¨¢n grupo parlamentario
, ENVIADO ESPECIAL El Partido del Socialismo Democr¨¢tico, el ex comunista PDS, es con Gerhard Schr?der el gran triunfador de estas elecciones que suponen un cambio de era en Alemania. Ayer, nada m¨¢s conocerse los primeros pron¨®sticos, estall¨® el j¨²bilo en la calle de Saarbr¨¹cken, cerca del centro de Berl¨ªn. El PDS ha luchado durante la campa?a contra todos porque unos -la CDU- quer¨ªan criminalizarla, los otros -el SPD- dejar claro que jam¨¢s se aliar¨ªan con ellos y los terceros en litigio -los Verdes- intentaban disputarses una clientela que comienza a parecerse. Todos estaba contra el PDS, estigmatizado por el pasado como heredero del SED, el partido comunista de Walter Ulbricht y Erich Honecker que tiraniz¨® a la poblaci¨®n y fue inasequible a cualquier sugerencia de reformas mientras se mantuvo en el poder.
En una f¨¢brica de principios de siglo, un escenario ideal para una obra proletaria de Bertolt Brecht, entre tenderetes que vend¨ªan el Manifiesto comunista entre otros souvenirs, miles de militantes y simpatizantes del PDS celebraban algo m¨¢s que el innegable ¨¦xito de haber logrado entrar de nuevo en el Bundestag y haber conseguido, por primera vez, el 5% necesario para formar un grupo parlamentario propio. Celebraban tambi¨¦n su ins¨®lita cosecha de votos en la parte occidental de Alemania, que es la que realmente les ha aupado a los resultados de ayer.Porque el PDS esperaba entrar en el Parlamento a duras penas, como en las elecciones anteriores, pero con mayores dificultades para conseguir la victoria de tres candidatos directos en el primer voto de la peculiar ley electoral alemana. Pero no s¨®lo han conseguido esos tres esca?os de voto directo, sino tambi¨¦n el n¨²mero suficiente de sufragios en toda la rep¨²blica federal como para superar el list¨®n del 5%, seg¨²n los resultados provisionales, con cierta amplitud. Es decir, el PDS entra esta vez en el Parlamento federal, tal como dijo ayer su l¨ªder, Gregor Gysi, por la puerta grande, y se quiere erigir en aduanero de la izquierda para cualquier gobierno que surja de las negociaciones que ahora habr¨¢ de iniciar el gran triunfador de la jornada de ayer, Gerhard Schr?der.
Gysi ha logrado, para sorpresa de todos e incluso propia, poner la primera piedra de un partido socialista alem¨¢n en toda la federaci¨®n. Los datos iniciales demuestran que el PDS ha perdido una cifra considerable de votos en el este y, sin embargo, ha conseguido que al menos un 2,5% de los alemanes occidentales, que nunca vivieron bajo el r¨¦gimen de la RDA, le hayan votado. Todo indica que la conquista del centro por parte de Schr?der ha causado una irritaci¨®n en la margen izquierda del socialismo democr¨¢tico y que el PDS ha obtenido votos que jam¨¢s logr¨® atraer el Partido Comunista Alem¨¢n (DKP). As¨ª, todo indica que el PDS, y esto es posiblemente lo que mayor j¨²bilo generaba ayer en el Prenslauer Berg, el barrio en el que manifestaban su entusiasmo los excomunistas, Alemania est¨¢ camino de cambiar su mapa pol¨ªtico.
Se difuminan las esperanzas de Verdes y SPD de que el PDS fuera un fen¨®meno transitorio que se agotar¨ªa casi biol¨®gicamente con el tiempo y la desaparici¨®n de los sectores m¨¢s comprometidos con el r¨¦gimen de represi¨®n comunista anterior a 1989.
El p¨²blico que celebraba ayer el ¨¦xito del PDS era intercambiable en aspecto e inquietudes con los Verdes, pero alejados del esp¨ªritu de compromiso que los ecologistas han demostrado en los ¨²ltimos a?os y en la pasada campa?a electoral. Todos son conscientes de que, en su mayor¨ªa, su electorado sigue siendo los sectores m¨¢s irredentos del aparato comunista del pasado. Pero Gysi, un abogado muy inteligente que no ha sucumbido ni a las evidencias de su colaboraci¨®n con la polic¨ªa pol¨ªtica de la RDA, ha logrado renovar la direcci¨®n y marginar en ella a los aparachiks y al radicalismo comunista ret¨®ricamente inaceptables para cualquier votante. El PDS va a estar en el Bundestag en Bonn y cuando, el a?o pr¨®ximo, se produzca la mudanza, en Berl¨ªn, lo har¨¢ con un grupo parlamentario de 35 diputados. Seg¨²n anunciaban ayer, ser¨¢n una oposici¨®n implacable.
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