Un club abierto a la econom¨ªa de mercado
En la plaza Roja, justo enfrente del Kremlin, Hugo Boss ha abierto una nueva tienda. Cerca de all¨ª Versace ha instalado la suya, aunque la ¨²ltima novedad en Mosc¨² es Calvin Klein. Junto a la Rusia m¨¢s tradicional, la m¨¢s innovadora. Algo as¨ª sucede con el Spartak de Mosc¨², el equipo con m¨¢s tradici¨®n en el pa¨ªs, pero a la vez un club abierto a la econom¨ªa de mercado. Fundado en 1922, con 12 t¨ªtulos de Liga, 5 Copas de Rusia y 10 Copas de la URSS, adem¨¢s de 8 participaciones en la Liga de Campeones, 3 en la Recopa y 14 en la Copa de la UEFA, el Spartak es un club rico gracias a la venta de jugadores. En 1985 se abri¨® el mercado y desde entonces docenas de sus jugadores han dejado el equipo, lo cual debilitaba las posibilidades del club en las fases finales de las competiciones continentales. Muchos de ellos han recalado en el f¨²tbol espa?ol, como Karpin, Onopko, Radchenko, Mostovoi y Ledhiakov.Pero si en los finales de los a?os ochenta el Spartak se manten¨ªa gracias a las ventas de sus futbolistas, ahora ya no sucede as¨ª. Con las nuevas reglas de la econom¨ªa rusa, dos grandes empresas, Gazpron, poseedora del monopolio del gas ruso, y Adidas contribuyen a su patrocinio. Gracias a estas contribuciones, el club puede permitirse ahora el lujo de no vender a todas sus estrellas e incluso pagar por alguna de ellas, como ha sucedido con el delantero Kanischev, en el que ha invertido m¨¢s de 100 millones de pesetas.
Su afici¨®n es una de las m¨¢s radicales. Doscientos aficionados del Spartak se citaron con otros tantos del CSKA de Mosc¨² para pelearse antes del partido que el s¨¢bado enfrent¨® a ambos equipos. Uno de ellos todav¨ªa se encuentra en estado muy grave en un hospital de Mosc¨².
Pero la saneada econom¨ªa del Spartak contrasta con la crisis econ¨®mica del pa¨ªs y se refleja en las taquillas. El estadio Luzhniki, con capacidad para 85.000 espectadores, se llenar¨¢ aunque para ello los aficionados habr¨¢n tenido que hacer un gran esfuerzo. El precio de las entradas -entre 700 y 2.000 pesetas- equivale al salario semanal de un sueldo medio en Rusia.
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