Carrera hacia el arte

Mar¨ªa de los ?ngeles Gabald¨®n, sevillana de 24 a?os, se meti¨® al p¨²blico en el bolsillo la noche del pasado martes. Bastaron los primeros minutos de una sole¨¢ para que comenzaran a o¨ªrse ol¨¦s en el teatro Lope de Vega. La bailaora fue uno de los cuatro artistas que actuaron en la primera entrega del Concurso de J¨®venes Int¨¦rpretes de la Bienal de Flamenco de Sevilla. "Lo mejor: la ni?a", sentenciaba una se?ora al salir del espect¨¢culo, como si ella fuera parte del jurado. Los que se sentaron en el palco real del teatro para juzgar, durante tres noches consecutivas, el arte de los 12 j¨®venes que han llegado a la final fueron Calixto S¨¢nchez, Jos¨¦ de la Tomasa, Jos¨¦ Luis Postigo, Ricardo Mi?o, Mariquilla, Manolete, Ana Mar¨ªa Bueno y Fosforito, entre otros. El concurso, que se retom¨® en la anterior edici¨®n, es un verdadero trampol¨ªn y tan s¨®lo ser uno seleccionado -cuatro en cada una de las secciones: baile, toque y cante- es ya una garant¨ªa de calidad para el mundo de los programadores flamencos. A las tres modalidades se han presentado un total de 120 artistas. La ¨²nica condici¨®n es que sean menores de 30 a?os. Los ganadores de la edici¨®n de 1996, Israel Galv¨¢n (baile), Terremoto hijo (cante) y Ni?o Josele (toque), han rentabilizado con creces su esfuerzo. Lo de menos es el premio -medio mill¨®n de pesetas en met¨¢lico y ocho actuaciones en cada una de las provincias andaluzas por las que cobrar¨¢n 100.000 pesetas cada una-, lo importante es el prestigio del galard¨®n. El guitarrista Paco Javier Jimeno (Estepona, M¨¢laga, 1971) comenz¨® el espect¨¢culo con una pieza propia, la taranta Mar de levante. Jimeno, a quien los aficionados alabaron por su "impecable t¨¦cnica", realiz¨® tambi¨¦n dos temas acompa?ado al cante. La voz, en las malague?as y la sole¨¢, la puso Jos¨¦ Le¨®n El Ecijano. Jimeno no es ning¨²n desconocido en la profesi¨®n y atesora premios como el de la Pe?a Flamenca de la Uni¨®n del Cante o el de Guitarra Flamenca Internacional de Nimes (Francia). Rafael Chencho (Madrid, 1976) mostr¨® sus dotes de bailaor con una farruca y una sole¨¢. El joven, que ha tenido como maestros nada menos que a Mario Maya, Manolo Mar¨ªn y Javier Latorre, estuvo "demasiado encorsetado", en palabras de una aficionada. Chencho desafi¨® las leyes no escritas de la farruca y la bail¨® sin apenas moverse del sitio, decisi¨®n que no gust¨® a algunos, pero que una parte del p¨²blico -que no lleg¨® a llenar el teatro- aplaudi¨®. El cante de Miguel Ortega (Los Palacios, Sevilla, 1975) abri¨® la segunda parte de la noche. Ofreci¨®, acompa?ado por la guitarra de Ni?o Fraile, tarantas, alegr¨ªas y sole¨¢s. Ortega demostr¨® que, a pesar de su juventud, es un cantaor curtido en los escenarios. La primera vez que subi¨® a uno ten¨ªa nueve a?os. Pero fue el movimiento del mant¨®n de Mar¨ªa de los ?ngeles Gabald¨®n lo que verdaderamente capt¨® la atenci¨®n de los asistentes. La bailaora, que viene de la Escuela Superior de Danza de Sevilla, demostr¨® que sab¨ªa mover la bata de cola y que no ha perdido el tiempo al lado de Ana Mar¨ªa Bueno, Matilde Coral y Merche Esmeralda. Gabald¨®n ha aprendido tambi¨¦n de la bailaora japonesa Yoko Komatsubara, toda una instituci¨®n en su pa¨ªs. "Qu¨¦ buenos brazos y qu¨¦ templ¨¢", comentaba al verla bailar una joven, compa?era de profesi¨®n. "Mucha vuelta y mucho mant¨®n", dec¨ªa otra, a la que no parec¨ªa gustarle tanto el baile de Gabald¨®n.