Padres contra la discriminaci¨®n
Recibir la noticia de la homosexualidad de un hijo o una hija supone para la mayor¨ªa de los padres un fuerte choque emocional. Hay quienes lo superan con naturalidad en varios minutos. Otros tardan a?os, e incluso la vida entera. Julia Fern¨¢ndez, una bilba¨ªna de 52 a?os, no pertenece a ninguno de esos grupos. Cuando sus dos hijos le desvelaron su opci¨®n sexual, s¨®lo se sorprendi¨® un instante. "Me dije: "c¨®mo has sido tan burra de no haberte dado cuenta antes". Pero no me extra?¨®, porque ellos han tenido una educaci¨®n especial". Desde entonces, se sensibiliz¨® con la causa homosexual y empez¨® a luchar por la igualdad de derechos de sus hijos. Ahora pretende traducir su pelea diaria en una asociaci¨®n que agrupe a padres y madres de homosexuales, tanto varones como mujeres. Existe un ejemplo en Espa?a. Un colectivo de estas caracter¨ªsticas funciona en Barcelona desde hace cinco a?os. Tiene dos objetivos principales: prestar ayuda emocional a padres que no aciertan a superar la situaci¨®n y, por otro lado, ejercer presi¨®n ante las instituciones para mejorar los derechos de los homosexuales. "A los padres hay que orientarles, pero quien necesita aut¨¦ntica ayuda es el hijo, porque tiene una situaci¨®n dif¨ªcil", aclaran. Dos madres catalanas y Julia Fern¨¢ndez ofrecieron una conferencia el lunes en Vitoria en unas jornadas organizadas por Gaytasuna, el colectivo gay de ?lava. Unas sesenta personas llenaron el auditorio en el Palacio Villasuso. Visto el ¨¦xito de convocatoria, crear una asociaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco podr¨ªa parecer una tarea simple. Julia Fern¨¢ndez ha apreciado un gran inter¨¦s por parte de un amplio grupo de padres. "Pero cuando llega el momento de comprometerse pocos quieren unirse", se lamenta. Ella est¨¢ sola. Tanto que no re¨²ne ni el m¨ªnimo de tres personas para crear una agrupaci¨®n que pueda inscribir en el registro oficial. Julia Fern¨¢ndez cree que a¨²n subsisten "actitudes hip¨®critas" que impiden que su iniciativa prospere. "Quisiera que no tuvieran que existir asociaciones de ¨¦stas. Pero todav¨ªa hay discriminaciones y familias que piensan que esto es un castigo divino, o que se preguntan en qu¨¦ se han equivocado. Hay que explicarles que es algo natural". Isabel Farreras, presidenta de la ¨²nica asociaci¨®n de este tipo en Espa?a -con cerca de 25 componentes-, recalca el servicio que presta su colectivo en Barcelona. "Los hijos s¨ª tienen coordinadoras donde acudir, pero los padres no. Nosotros", explica, "les hacemos ver que sus hijos no est¨¢n enfermos, que son gente como el resto de los mortales, que no son distintos. S¨®lo en su orientaci¨®n sexual". Con las asociaciones, sus responsables tambi¨¦n pretenden resolver conflictos dom¨¦sticos y corregir ciertas actitudes. "Hay muchos casos", dice Julia Fern¨¢ndez, "en que los padres le dicen al hijo que en casa puede ser maric¨®n, pero que en la calle ni se le ocurra. Otros padres han contratado a un psic¨®logo para el hijo cuando en realidad quienes lo necesitaban eran ellos".
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