Miles de mexicanos vuelven a Tlatelolco para exigir una investigaci¨®n sobre la matanza
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La bandera nacional onde¨® a media asta en Ciudad de M¨¦xico, la Asamblea legislativa se reuni¨® solemnemente en se?al de duelo y miles de mexicanos coparon ayer la plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, exigiendo la apertura de archivos y el procesamiento de quienes hace 30 a?os barrieron a balazos una concentraci¨®n estudiantil m¨¢s libertaria que empe?ada en la democratizaci¨®n del autoritario r¨¦gimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI), 69 a?os en el poder. En la matanza perpetrada por tropas del Ej¨¦rcito murieron m¨¢s de cien personas.
La versi¨®n oficial rebaja la cifra a 28 muertos, varios cientos de personas m¨¢s resultaron heridas y cerca de dos mil fueron perseguidas a bastonazos y detenidas. La Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico rindi¨® un homenaje a quien fuera su rector aquel a?o, Javier Barros, solidario con los estudiantes; los senadores se pronunciaron por el "nunca m¨¢s otro 2 de octubre", y la Comisi¨®n Especial del Caso 68 agradeci¨® la apertura del Archivo General de la Naci¨®n, pero protest¨® por el cierre de los archivos del Ej¨¦rcito, fundamentales para conocer la verdad.Un decreto de la Gaceta del Distrito Federal orden¨® izar la bandera a media asta en todos los edificios p¨²blicos, mientras l¨ªderes universitarios ahora funcionarios, diputados o escritores, miembros del Consejo Nacional de Huelga y de la Coalici¨®n de Maestros del 68, intelectuales y dirigentes del PRI y de la oposici¨®n acud¨ªan a Tlatelolco. La actriz Julieta Egurrola, de luto, tambi¨¦n asisti¨®. "La p¨¦rdida de vidas es lo que m¨¢s duele. Los j¨®venes de ahora no se imaginan que antes no pod¨ªamos manifestarnos libremente, tampoco vestirnos y peinarnos como m¨¢s nos gustase, y menos decir lo que pens¨¢bamos". No lo permit¨ªa el presidente mexicano durante la matanza, Gustavo D¨ªaz Ordaz, un hombre de verdad, pues negaba a las mujeres la suficiente capacidad de abstracci¨®n para identificar lo principal de las cosas. "Era un macho, y cre¨ªa que yo no ten¨ªa capacidad mental para analizar muchas cosas", admiti¨® su amiga ¨ªntima la actriz y senadora mexicana Irma Serrano, m¨¢s conocida como La Tigresa en los ambientes que le son propios. A?os antes de aquel 2 de octubre, el gobernante pr¨¢cticamente viv¨ªa en casa de una mujer que escuch¨® confidencias de alcoba y jura sobre la tumba de su madre que D¨ªaz Ordaz no orden¨® disparar sobre los estudiantes porque el d¨ªa de autos se hallaba fuera de Ciudad de M¨¦xico. Serrano acusa a quien fuera su secretario (ministro) de Gobernaci¨®n, Luis Echeverr¨ªa.
Insultos a Echeverr¨ªa
"El se?or [D¨ªaz Ordaz] azotaba las puertas cuando se enter¨®. Estaba hist¨¦rico. Lo llen¨® [a Echeverr¨ªa] de injurias que yo misma no puedo repetir", testific¨® la int¨¦rprete, una dama de car¨¢cter siempre a la vera de los focos y el poder. Culpable o no Echeverr¨ªa, cierto o no que D¨ªaz Ordaz nada supiera sobre la orden de abrir fuego y que llamase asesino a su ministro, se cumpli¨® otro aniversario sin mayores novedades en el esclarecimiento de aquellos hechos.Ninguno de los Gobiernos posteriores a la matanza promovi¨® una investigaci¨®n a fondo argumentando que la memoria est¨¢ demasiado viva, muy cerca del dolor y emociones de los mexicanos. Eso se llama encubrimiento, denuncian los familiares de las v¨ªctimas y las personas con ellas solidarias. Tambi¨¦n se excus¨® el actual secretario de Gobernaci¨®n, Francisco Labastida, para quien abrir los archivos de la Secretar¨ªa de Defensa Nacional es una decisi¨®n que corresponde al Ej¨¦rcito, cuyos mandos atribuyeron la salvaje reacci¨®n de las tropas a una provocaci¨®n efectuada desde las azoteas de Tlatelolco por francotiradores.
Mucha de la documentaci¨®n sobre lo acontecido fue mutilada y faltan datos acerca de las instrucciones recibidas por la jefatura castrense enviada a controlar la concentraci¨®n y por los militares vestidos de civil del Batall¨®n Olimpia, coordinados con comisarios del Ministerio del Interior. Ese batall¨®n fue creado para asegurar el desarrollo de los Juegos Ol¨ªmpicos que poco despu¨¦s hubo en M¨¦xico. En 1971, por instrucciones del presidente Luis Echeverr¨ªa, el fiscal Pedro Ojeda orden¨® a Fernando Narv¨¢ez, director de Averiguaciones Previas de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (PGR), que le entregara el expediente del 68; en total, 30 tomos de 100 a 200 folios cada uno. No fue devuelto.
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